Paso procesable:
¿Qué es lo que más te preocupa? ¿Qué es lo que te quita el sueño o lo que te viene a la mente a primera hora de la mañana? Escríbelo o recuerda qué es lo que esto significa para ti. Es hora de poner en práctica el poder de la rendición. Es tu puerta de entrada a la libertad.
Inhala profundamente y toma plena conciencia del panorama de tus pensamientos y emociones. Al exhalar, siente e imagina cómo la tensión y la ansiedad se liberan de tu cuerpo.
Los pensamientos ansiosos tensan nuestro cuerpo físico. Permita que esta sensación de rendición se haga realidad: suavice la lengua hasta el fondo de la boca, relaje los hombros, siéntese un poco más erguido. Respire. Programe un cronómetro y practique esto durante 5 minutos.
Si quieres llevar esto un paso más allá, puedes incluso apretar y aflojar los puños para lograr una sensación más profunda de liberación. Mientras inhalas, toma conciencia de tus pensamientos y aprieta los puños. Mientras exhalas, imagina, visualiza y SIÉNTETE a ti mismo liberando la tensión mental y física.
2. Encuentra el flujo
A menudo se describe al Wu Wei como alguien que está “en el flujo” o “en la zona”. Se lo compara con la concentración y la eficacia mental de un atleta o un músico. Para estar en el flujo, uno tiene que estar concentrado, relajado y desapegado del resultado.
Por ejemplo, no puedes aferrarte, aferrarte o esforzarte mientras estás en el flujo. Eres uno con lo que estás haciendo. Este es el arte del “esfuerzo sin esfuerzo”. Así es como los atletas logran hazañas atléticas increíbles sin “intentarlo”. Entonces, ¿qué tiene que ver esto con la recuperación del sistema nervioso?
Paso procesable:
Recuerda un momento, un recuerdo o una actividad en la que perdiste por completo la noción del tiempo. No existía nada más que lo que estabas haciendo. Podía ser pintar, cocinar, correr, enseñar, etc. Podía haber sido con alguien o solo. Esto es el “flujo”.
El flujo surge de la conexión con esa quietud interior. Es un estado de vigilia, de vitalidad; está en lo más profundo de ti. Ese es tu verdadero yo. Puede que te encuentres pensando:
“No estoy intentando batir un récord mundial, sólo intento arreglar mi vida”.
La importancia de conectarse con el flujo es que lo reconecta con su capacidad inherente de estar relajado y concentrado, al mismo tiempo que le brinda una sensación de energía, entusiasmo y vitalidad. Piense en ello como si estuviera reconectando su sistema nervioso. Aquí es donde surgen todos los cambios positivos.
Tómate un tiempo hoy para encontrar el flujo, aunque sean solo 10 minutos. No fuerces nada, simplemente deja que suceda. Se trata de crear un espacio para que puedas entrar en el flujo y luego dejar ir el resultado.
3. Siente la quietud
Ahora que has dado un paso atrás y has tenido una idea de cómo se siente el flujo, has accedido a un recurso interno muy poderoso que tienes: quietudLa quietud no es pasiva. La quietud está presente. La quietud habla en las sutilezas de lo que nos hace sentir alegres, agotados, llenos de energía y tensos.
Lo que hace que el espíritu humano despierte es esa quietud interior. Esa es la voz que debes escuchar. La parte de ti que percibe una hermosa puesta de sol, eso es quietud. La parte de ti que se conmueve hasta las lágrimas al presenciar un acto de bondad, eso es quietud.
La quietud se despierta con momentos y experiencias de belleza, bondad y verdad, por lo que nunca te llevará por mal camino.