Vestimenta e identidad en el mundo nahua

Vestimenta e identidad en el mundo nahua

Estamos muy agradecidos a la Dra. Justyna Olko, Directora del Centro de Investigación y Práctica en Continuidad Cultural, Facultad de “Artes Liberales”, Universidad de Varsovia, Polonia, por escribir para nosotros este artículo esclarecedor sobre el traje tradicional y su papel no solo en el fortalecimiento de la fuerza espiritual e identidad nahua individual pero también colectiva.

Imagen 1: Mapa que muestra las comunidades clave de ‘altepetl’ alrededor de Tenochtitlan, principios del siglo XVI (Haga clic en la imagen para ampliar)

Los hablantes de náhuatl tienen una larga trayectoria histórica en México, que se remonta al menos al primer milenio d. C., cuando vivían bajo el influyente imperio de Teotihuacan y, después de su desaparición, en el estado tolteca. En los últimos siglos antes del contacto con los europeos, los nahuas vivieron en numerosos estados étnicos mesoamericanos, muchos de ellos sometidos por el imperio azteca en el siglo XV y principios del XVI. Después de que los españoles y sus aliados locales lograran tomar la capital imperial en agosto de 1521 tras muchos meses de asedio, la infraestructura imperial colapsó y se desintegró rápidamente. Sin embargo, la organización local de los nahuas altépetl demostró ser mucho más resistente a la conquista y la colonización. Estos estados nativos, que difieren en tamaño, rango y composición, se equipararon con las cabeceras españolas y sobrevivieron como unidades político-territoriales en el período colonial. Las comunidades indígenas locales aprendieron cómo usar las regulaciones coloniales existentes para sus propios beneficios, en particular, aprovechando los privilegios que resultaron de la adscripción al grupo indígena (indios).

Foto 2: Retrato del gobernante Nezahualpilli, Códice Ixtlilxóchitl, folio 108 (Click en la imagen para ampliar)

Profundos cambios se iniciaron durante el primer siglo de la independencia de México, cuando la categoría de indios fue abolido, junto con sus derechos, privilegios y algunos principios administrativos y organizativos importantes a nivel comunitario. Estos cambios, y especialmente la abolición de las tierras comunales, afectaron el papel de los pueblos indígenas, que anteriormente habían operado como organizaciones corporativas dinámicas y activas con funciones económicas, políticas, religiosas y educativas esenciales. Desde los inicios de la República Mexicana, en el proyecto de construcción de la nación no se previó lugar para las comunidades indígenas. Sus ancestros remotos idealizados formaron una ‘nación indígena’ mítica del pasado, pero se creó una gran distancia entre un glorioso ‘indio histórico’ y los pueblos indígenas reales y modernos, a quienes se les asignó el estatus más bajo dentro de la sociedad mexicana. A pesar de esta política asimiladora, las formas locales de identidad y las reglas locales de organización han sobrevivido en los pueblos nahuas hasta nuestros días. Hoy los descendientes de los nahuas sobreviven en numerosas comunidades en diferentes estados mexicanos. Muchos de ellos aún conservan su idioma de herencia, aunque más a menudo en entornos rurales y menos urbanizados. Las cifras oficiales proporcionadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México reportaron alrededor de 1,5 millones de hablantes nativos de náhuatl en 2005.

Foto 3: Un grupo de mujeres nahuas del distrito de Ixhuatlán, La Huasteca, bailan ante un altar dedicado a las deidades de la fertilidad de los cultivos (Click en la imagen para ampliar)

Las formas locales de organización son importantes para comprender los conceptos de identidad de los nahuas y cómo se manifiestan en la vestimenta indígena. El sentido localizado de identidad étnica se basaba en relatos comunes de origen mítico-histórico específicos de cada grupo. Aunque una práctica académica ampliamente aceptada es usar el término generalizado ‘nahuas’ para los hablantes de náhuatl (y ‘aztecas’ con respecto a su cultura prehispánica), esta etiqueta no refleja adecuadamente las categorías indígenas. De hecho, las comunidades y grupos nativos utilizaron etnónimos que enfatizaban su sentido de identidad localizado, tanto más amplio o regional (Ahcolhuahqueh o Tepanecah) como más específico. altépetl-nombres de nivel (Tenochcah, Tlatelolcah o Quauhtinchantlacah). Esta práctica ha continuado, hasta cierto punto, hasta el día de hoy. Los hablantes de náhuatl se identifican a sí mismos a través de sus comunidades y no a través del término más general de ‘nahuas’ que comúnmente solo usan los investigadores.

Foto 4: traje de batalla ‘Cuextecatl’; Códice Mendoza, fol. 64r, detalle (L); redibujado por J. Olko (R) (Haga clic en la imagen para ampliar)

Vestirse como marcador de etnicidad
Se sabe que grupos étnicos específicos en Mesoamérica han usado diferentes repertorios de disfraces, aunque compartían algunas categorías básicas de vestimenta. Los estilos de ropa particulares fueron ampliamente reconocidos como señales de grupos étnicos específicos. Sin embargo, algunas de las insignias ‘étnicas’ parecen haber formado parte de repertorios panregionales, como el cuexyo o Diseño huasteco asociado a la zona de la Costa del Golfo en el actual estado de Veracruz. Había evidencia de cuexyo motivos en diferentes regiones de Mesoamérica mucho antes de la época azteca. los cuextecatl traje de batalla, con un diseño típico de ‘rasguños de halcón’ y una gorra cónica, fue ampliamente utilizado en el Valle de México y más allá en el momento del contacto (foto 4).

Foto 5: Cabos con diseños regionales: ‘ometochtecomayo tilmahtli’ y ‘ocuiltecayo tilmahtli’, Códice Mendoza, fols. 36r, 34r (detalles) arriba; redibujado por J. Olko, abajo (Haga clic en la imagen para ampliar)

La exhibición de estilos de vestimenta y objetos de estatus extranjeros tuvo una función especial en la Tenochtitlan imperial, destacando su dominio sobre diferentes regiones de Mesoamérica y sus habitantes. Muchos de estos artículos fueron adquiridos a través de redes tributarias para ser usados ​​por la nobleza mexica y distribuidos como obsequios reales. por ejemplo, el ocuiltecayo tilmahtlio “la capa al estilo de Ocuillan”, decorada con franjas rojas alternando con florituras en blanco y negro, fue proporcionada por las provincias de Ocuillan, Tollocan y Xocotitlán (foto 5).

Foto 6: Trajes de batalla de los mexicas. Códice Florentino, Libro 8, fol. 34r (detalle) (Click en la imagen para ampliar)

Algunas insignias de guerra, o tlahuiztli, fueron reconocidos como atributos de grupos étnicos específicos y llevaron mensajes políticos. Si bien quizás los más conocidos de estos son los trajes de águila y jaguar de los mexicas en Tenochtitlan (foto 6), un caso interesante es el de los tlaxcaltecas, que resistieron con éxito la expansión imperial mexica. Sus ‘insignias étnicas’, diferentes de las comúnmente identificadas y promovidas por el imperio azteca, enfatizaban su distinción e independencia.

Foto 7: Tlaxcaltecas (derecha) luchan contra los mexicas (izquierda). Lienzo de Tlaxcala (después del Códice Chavero) (Haga clic en la imagen para ampliar)

Los tlaxcaltecas se identificaban con una diadema torcida combinada con una horquilla aztaxelli dispositivo de garza y ​​el pájaro garza tlahuiztli en la parte posterior (foto 7). Después de la conquista española esta insignia se convirtió en un emblema de los tlaxcaltecas. altépetl fusionándose con dispositivos emblemáticos o escudos de armas de origen europeo (foto 8). Esto aparece en el famoso Lienzo de Tlaxcala representando la historia de la conquista desde la perspectiva tlaxcalteca. Las insignias anteriores a la conquista adquirieron nuevos roles y significados en contextos coloniales y se convirtieron en poderosas declaraciones políticas empleadas para defender los derechos indígenas.

Foto 8: El escudo de armas de Tlaxcallan. Lienzo de Tlaxcala (después del Códice Chavero) (Haga clic en la imagen para ampliar)

Vestimenta y sentido de identidad
Los atavíos en el mundo nahua y en otras culturas mesoamericanas no solo creaban una apariencia externa de los individuos, sino que también se concebían como depósitos de esencia espiritual y vehículos de transformación. Este significado clave fue transmitido por una palabra -tonalque se aplicó a artículos de vestuario y mercancías pertenecientes a gobernantes y nobles. -Tonal es una forma inalienablemente poseída de la palabra tonalli que denota una esencia espiritual o energía asociada al calor solar que está presente en el cosmos y pertenece a deidades, lugares sagrados y también algunos objetos. También es una fuerza espiritual fundamental que reside en los humanos, recibida en el momento del nacimiento y durante una ceremonia de entrega de nombres.

Foto 9: Ayuno del futuro gobernante mexica (‘huei tlahtoani’). Ritos de coronación representados en el Códice Tudela (Museo de América, Madrid), fol. 54 (detalle) (Click en la imagen para ampliar)

-Tonal es, de hecho, uno de los pocos conceptos clave anteriores a la conquista que sobrevive en las comunidades nahuas modernas. Si bien se cree que aumenta naturalmente a lo largo de la vida, también se puede aumentar a través de rituales especiales, como el ayuno, que contribuyen al crecimiento del «calor» interno y, por lo tanto, lo acercan a uno a los dioses (foto 9). Un debilitamiento o pérdida de -tonal todavía se cree que es una situación potencialmente mortal y una causa de enfermedad. Por lo tanto, un enfoque importante de los rituales de curación era restaurar y fortalecer este componente espiritual en una persona y esta práctica ritual fundamental sobrevive hasta el día de hoy. El término -tonal también se relaciona con un ‘destino’ individual, convirtiéndose en una parte esencial de la identidad de una persona. Por eso, -tonalque designaba objetos físicos pertenecientes a gobernantes y nobles, reflejaba su papel como depositarios de la esencia espiritual que formaba parte de la identidad y el destino de sus dueños.

Foto 10: Moctezuma II representado con su ‘xiuhtilmahtli’ (capa turquesa) saludando a los guerreros-mercaderes que regresan. Códice Florentino Libro 9 (Click en la imagen para ampliar)

Vestimenta y estereotipos étnicos
Fuentes coloniales tempranas revelan que los nahuas asociaron ciertos tipos de prendas, incluyendo su calidad y forma de ser usadas, como la marca de un estado civilizado o incivilizado. Podemos aprender acerca de estas ideas de la Códice florentino, compilado por Fray Bernardino de Sahagún en lengua náhuatl. La forma de describir grupos específicos suele abarcar varios aspectos clave: su forma de vida, el idioma, la forma de vestir y la alimentación. Se creía que los artículos de estatus más prestigiosos, en particular los decorados con piedras turquesas o un patrón de mosaico turquesa, se derivaban de los ancestros prestigiosos de los mexihcah y otros pueblos nahuas, o los toltecas, que crearon un estado regional fuerte en Tollan/Tula ( Hidalgo) a fines del período Clásico, varios siglos antes del surgimiento de Tenochtitlan (Sahagún 1950-82, Bk.10, 165-170).

Foto 11: Tolohqueh o Matlatzincah representada en el Códice Florentino, Libro 10, fol. 132r (Click en la imagen para ampliar)

No todos los grupos fueron vistos de manera igualmente favorable. Por ejemplo, los tolohqueh son descritos como hablantes de una lengua bárbara o extranjera (popoloca). y sus vestidos eran de fibra de maguey. A partir de esta observación, la descripción pasa inmediatamente a acusarlos de «hechizar a la gente, soplar el mal sobre la gente» (en texoxaliztli, en tehipitzaliztli) (Sahagún 1950-82, Bk. 10, 182-183; foto 11). De manera similar, los Tlalhuicah, habitantes de tierras tropicales, a pesar de conocer el idioma náhuatl eran considerados “incultos” y “cobardes” (amo mozcaliaia, vel mauhque catca) y “parecen ostentosos como ataban sus capas y como iban cargando sus flores” (çan mototopalquetza inic motlalpilia, inxoxuch iuh ietinemi) (Sahagún 1950-82, Bk. 10, 186; foto 12).

Foto 12: Tlalhuicah representado en el Códice Florentino, Libro 10, fol. 136r (Click en la imagen para ampliar)

En estos relatos étnicos la noción de belleza o elegancia está íntimamente ligada a la buena calidad y diseño de la ropa, así como a la forma adecuada de vestirla, juzgada desde el punto de vista nahua o mexica. Pero estas descripciones etnográficas también revelan la asociación generalizada de vestimenta y forma de hablar con un sentido de identidad localizado y formas de identificación basadas en el lugar. La diferencia étnica no siempre implicaba depreciación.

Foto 13: Totonacas, representados en el Códice Florentino, Libro 10 (Haga clic en la imagen para ampliar)

Por ejemplo, se considera que los totonacas, que viven en la zona de la Costa del Golfo, tienen una forma de vida humana y civilizada: “Esta gente tiene una…