Todo lo que necesitas saber sobre la dispraxia y el Espectro Autista (TEA)

¿Alguna vez has imaginado cómo sería la vida si tuvieras que luchar con las tareas cotidianas? Aunque muchos dirían que esto no es algo de lo que uno deba preocuparse, hay personas que luchan con tareas simples de la vida, como atarse los cordones de los zapatos, abrocharse el botón de la camisa o tener dificultades para sostener un bolígrafo o un lápiz. Estos inmensos desafíos surgen debido a una condición llamada dispraxia.

La condición también se conoce como Trastorno de Coordinación del Desarrollo (DCD) y se sabe que afecta a más niños (aproximadamente del seis al siete por ciento de los niños que van a la escuela) que otros trastornos conocidos como el TDAH y el autismo. Dicho esto, la afección también aparece junto con trastornos neurológicos y, a menudo, no se diagnostica.

Dispraxia, ¿qué es?

La dispraxia se puede definir como una dificultad con el movimiento corporal. No sólo afecta la motricidad fina sino que también afecta la motricidad gruesa de una persona afectada por la afección.

Habilidades motoras gruesas

Estos implican el movimiento de todo el cuerpo o las extremidades para movimientos funcionales como correr o caminar.

Las habilidades motoras finas

Estos implican movimientos más pequeños como mirar a su alrededor, agarrar o escribir.

Las investigaciones muestran que hay muchas personas que también tienen dificultades con los movimientos motores de un solo paso que hacen que tareas menores como cepillarse el cabello sean una actividad tediosa. Hay otros que luchan con sus habilidades para hablar, lo que complica el movimiento de la boca, que es responsable de producir sonidos y palabras, lo que resulta en un habla difícil que a menudo no es entendida por los demás ni por sus contrapartes.

Síntomas de dispraxia

  • Es posible que un niño no tenga habilidades motoras similares a las de sus compañeros típicos. Su desarrollo se retrasa en gran medida.
  • Es posible que uno no pueda tener una mano dominante en las actividades del día a día.
  • No poder sostener cosas con firmeza, lo que a menudo resulta en tropezones inusuales, caídas involuntarias o movimientos descoordinados.
  • Tiene dificultades para jugar con otros niños de su edad.
  • Dificultad para captar las cosas.
  • Conversaciones más lentas que limitan la capacidad de los demás para comprender lo que la persona pretende comunicar.
  • Demasiado tiempo para aprender nuevos movimientos.
  • Respuestas retrasadas
  • Movimientos monótonos

Dispraxia: sus causas

Los médicos creen que la dispraxia es el resultado de que las funciones cerebrales y corporales no tienen una sincronización directa. Esto obstaculiza la capacidad del cerebro para procesar la información necesaria para sincronizar los movimientos corporales, lo que dificulta las tareas motoras.

Los expertos, sin embargo, no están seguros de cuál es exactamente la causa del problema. Los investigadores destacan la falta de evidencia de la causa genética. Dicho esto, los investigadores destacan la posibilidad de que la dispraxia sea más común entre los nacidos prematuros o con menor peso al nacer de lo normal. La dispraxia también puede ocurrir en hijos de madres con antecedentes de abuso de alcohol.

Dispraxia: sus efectos

La afección puede tener un impacto en más de una esfera de la vida.

Por ejemplo, puede afectar la educación de un niño. Un niño puede tener dificultades para hacer frente a habilidades básicas como sostener un bolígrafo o un lápiz y utilizarlo para escribir. Esto podría resultar en una desaceleración del trabajo regular de un niño en la actividad escolar en comparación con sus otros compañeros.

Dicho esto, puede tener otros efectos indeseables, como verse afectados en las relaciones con los pares. Otros pueden confundir a los niños con dispraxia con la idea de que no han madurado, lo que a menudo es la razón por la que la afección no se diagnostica.

Los niños con dispraxia también pueden tener dificultades para hablar con claridad y terminar repitiendo algo como “¿Qué? ¿Qué? ¿Qué?» Esta actividad de repetición podría comenzar a pasar factura lentamente, lo que provocaría que los niños retrocedieran para lograr las cosas que necesitan o desean.

Estos problemas a menudo terminan impactando negativamente los aspectos generales de la vida de uno, lo que hace que las tareas diarias y otras tareas necesarias de la vida sean «una experiencia no tan factible».

Dispraxia: ¿Se puede tratar?

Si se pregunta si la dispraxia es tratable, la respuesta es que los riesgos asociados con la afección se pueden mitigar con las intervenciones necesarias. Es recomendable consultar a un logopeda u ocupacional para que se realice un diagnóstico detallado y oportuno.

Si está buscando algunas técnicas de bricolaje, a continuación se detallan algunos consejos útiles.

  • Se puede lanzar lentamente un objeto más grande, como un puf, para ayudar al niño a desarrollar los movimientos de coordinación ojo-mano.
  • Enseñarle a su hijo a escribir puede ser una solución útil para las dificultades de escritura
  • Los ejercicios físicos básicos también pueden ayudar a mantener la salud general.

Una nota importante

A pesar de la dispraxia y el coeficiente intelectual de una persona que no tiene nada en común, muchos concluyen que estos niños podrían tener una discapacidad intelectual. Se considera que la falta de capacidad innata para demostrar sus habilidades de escritura o expresión oral es un factor importante que desencadena esta información errónea.

A veces, debido a estos factores, los niños que son capaces de tener un gran desempeño en su clase de matemáticas suelen verse atrapados con compañeros más jóvenes que están comenzando a aprender. Estos niños, si no se les presta atención previa para comprender su condición, corren el riesgo de no alcanzar nunca su máximo potencial.

Debido a estos factores, los expertos resaltan la importancia de diagnosticar correctamente la dispraxia para llegar a la causa raíz de la afección, en lugar de descartarla como una discapacidad intelectual.