Y no todos terminan en felices para siempre
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Ah, el alma gemela. Un elemento básico de la literatura romántica clásica y las comedias románticas modernas. La idea de que en algún lugar del mundo hay una sola persona que es tu pareja perfecta. Esa persona con la que compartirás un vínculo profundamente satisfactorio para toda la vida. El chico o la chica de tus sueños. Alguien que te atraiga muchísimo y que también te haga reír; una persona con la que puedas tener tanto las conversaciones más tontas como las más profundas; Alguien que quieras a tu lado en los momentos buenos y a tu lado en los momentos bajos. Tu futuro, tu pareja perfecta, tu alma gemela.
Como la literatura romántica quiere hacerte creer, tú y tu alma gemela se encontrarán, sin importar qué otras decisiones de vida tomen los dos. El encuentro es inevitable. Está escrito en las estrellas. Lo dicta el destino.
¿Pero puede el amor ser tan milagroso? ¿Estás realmente destinado a conocer a una persona específica? ¿Existe realmente sólo una persona perfectamente compatible para ti?
El mensaje del alma gemela está grabado en las raíces más tempranas de la narración romántica. Historias de amor clásicas como Romeo y Julieta, Tristán e Isolda y Jack y Rose han cautivado a personas a lo largo del tiempo con sus fatídicas historias de amor verdadero (aunque con finales trágicos). Se cree que el primer uso documentado del término «alma gemela» fue escrito por Samuel Taylor Coleridge, poeta inglés y cofundador del Movimiento Romántico. En una carta, escribió: “Para ser feliz en la vida matrimonial… debes tener un alma gemela”.
La propia redacción del término implica la unión de dos almas para formar una, o sugiere que dos personas pueden ser dos mitades de la misma alma. Sólo cuando estas personas se unan, postula la teoría romántica, cada una de ellas se volverá “completa”.
Tu me completas
La idea de “tú me completas”, idealizada explícitamente en la película ganadora del Premio de la Academia de 1996 Jerry Maguire, ha recibido muchas críticas durante la última década. Una vez considerada profundamente romántica, la noción fue condenada una vez que el “movimiento del amor propio” invadió la cultura contemporánea. La idea de que otra persona puede hacerte sentir completo fue desmantelada y expuesta por su irracionalidad.