Durante mis más de 20 años tratando a niños diagnosticados en el espectro del autismo, siempre me han preguntado: «¿Cómo consigo que mi hijo coma alimentos más saludables?»
El primer paso que doy para abordar los problemas de alimentación es completar una evaluación clínica completa. Para ayudar adecuadamente con el problema, debemos saber cuáles son las posibles causas.
Primero, quiero decir que no soy nutricionista ni médico. Soy terapeuta ocupacional y no está dentro de mis pautas de práctica diagnosticar a un niño. Sin embargo, puedo brindarle una idea de por qué su hijo podría estar evitando ciertos alimentos. En segundo lugar, hay muchas razones por las que un niño es quisquilloso con la comida.
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Superar los quisquillosos para comer
Si su hijo no come lo suficiente, afectará su estado de ánimo, su digestión, su sueño y su atención. Ver a un médico, un terapeuta de alimentación, un terapeuta del habla y/o un terapeuta ocupacional le ayudará a comprender mejor el tema, así como a brindarle algunas herramientas para que su hijo coma de manera más saludable.
¿Qué es la terapia de alimentación para el autismo?
La terapia de alimentación es cuando un terapeuta ocupacional o del habla capacitado ayuda a brindar a los niños con autismo o trastornos alimentarios las habilidades necesarias que necesitan durante la hora de comer. Cada niño es diferente y por ello se adoptan diversos enfoques. Las sesiones de terapia de alimentación se centran en áreas que afectan a su hijo durante la alimentación. Por ejemplo, desarrollar los músculos de la boca para mejorar la limpieza de una cuchara. El especialista en alimentación trabajará en la masticación, deglución y prevención de atragantamientos.
Cuatro razones por las que tu hijo autista evita comer
A continuación se ofrecen algunas pautas que le ayudarán a identificar el razonamiento de su hijo para evitar alimentos.
1. Tono muscular bajo
Los niños con disminución muscular se ven afectados en la vida cotidiana. En primer lugar, para mantener una postura adecuada mientras está sentado, necesita que trabajen los músculos centrales, así como la estabilidad de los hombros y el cuello. Si un niño no puede sentarse erguido, no podrá utilizar las manos con precisión. Esto se conoce como estabilidad proximal para el movimiento distal. Es decir, si un niño no puede sentarse erguido, no podrá alimentarse con los utensilios adecuados. El tono muscular bajo también afectará los movimientos oculares y la capacidad de cambiar entre visión de cerca y de lejos.
Por lo tanto, también tendrán problemas de coordinación ojo-mano. La mano tiene muchos músculos. Si un niño tiene un tono muscular bajo, tendrá un agarre débil adaptado que hará que el utensilio se caiga o lo utilizará de manera incorrecta. El tono muscular bajo también afecta la retroalimentación del músculo al cerebro. Este proceso es crucial para la precisión del movimiento motor, la propiocepción/gradación de presión y la coordinación. Esto afecta directamente a la alimentación. Se requiere precisión, habilidades motoras finas, habilidades motoras orales y retroalimentación para evaluar y procesar la información para la autoalimentación.
2. Trastornos del procesamiento sensorial
El procesamiento sensorial es la forma en que el cerebro registra, interpreta y responde a la información del cuerpo y del entorno. Esta información se registra a través de los ojos, oídos, piel, músculos, articulaciones y receptores de movimiento (sistemas sensoriales visual, auditivo, táctil, olfativo, gustativo, propioceptivo y vestibular). Los trastornos en el procesamiento sensorial afectan negativamente la capacidad del niño para procesar, organizar y responder automáticamente a la información.
Así es como su cuerpo utiliza sus sentidos para interpretar la información. Si tu cuerpo malinterpreta la información, tendrás dificultades para comer adecuadamente. Por ejemplo, un niño que es «Hiporreactivo» no recibe información sobre la temperatura y la textura. No sentirán la comida en la boca provocando que se caiga. Por otro lado, un niño con “hiperreactividad” hacia la comida tendrá arcadas o incluso vomitará porque su cerebro está procesando demasiada información.
El procesamiento sensorial se considera un trastorno del espectro en el que los niños varían de hiper a hipo. Un niño puede responder poco o demasiado. Un niño con aversión a la comida puede querer sólo un color o muchos colores, alimentos suaves y no picantes o sólo alimentos muy picantes, alimentos calientes o fríos. Si su sistema visual está abrumado, es posible que tengan un seguimiento deficiente/coordinación ojo-mano (no sabrán cuando están desordenados) o una precisión deficiente en el objetivo (recoger con una cuchara y llevarse la mano a la boca).
Por el contrario, un niño con hiperreactividad puede parecer distraído debido a un entorno ajetreado. Si el procesamiento auditivo de un niño no funciona correctamente, malinterpretará los sonidos (no podrá seguir instrucciones secundarias a distracciones). O bien, tendrán incapacidad para tolerar ruidos (incluidos otros masticando, otros chasqueando los labios o ruidos fuertes como el de una licuadora) y se distraerán o irritarán tanto que no podrán comer. Si un niño no procesa los estímulos olfativos, la sensación de ciertos olores puede provocar un reflejo nauseoso y una reacción negativa a la comida. Un niño que muestra dificultades con la propiocepción tendrá dificultades para organizar movimientos para masticar o morder.
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Los niños también tendrán incapacidad para coordinar los movimientos de sus manos hacia la boca o perforar la comida (mala gradación de presión). Un niño con un procesamiento vestibular deficiente parecerá distraído. Tendrán una capacidad disminuida para mantener una posición sentada debido a una estabilidad deficiente y habilidades de atención deficientes. Tienen una incapacidad para calmar el cuerpo para sentarse a comer. Los niños con problemas sensoriales deben consultar a un terapeuta ocupacional que se especialice en disfunciones del procesamiento sensorial. Ayudarán a su hijo a adaptarse e interpretar varios sentidos y a ser más independiente.
3. Impacto médico
Como se mencionó anteriormente, el tono muscular afecta directamente la capacidad de una persona para participar en una tarea de alimentación. Si un niño tiene un tono muscular bajo, es posible que tenga una coordinación disminuida para tragar adecuadamente. Esto hará que se ahoguen. En ocasiones, se forma una correlación negativa entre no querer comer por miedo a atragantarse. En estos casos, un estudio de deglución evaluará cómo traga un niño (a través de una serie de radiografías, aprenderá qué hace la garganta y el esófago de su niño al tragar).
Un logopeda evaluará los resultados y le informará si esto es un motivo de preocupación. Los niños también deben visitar a un dentista o a alguien que trabaje con niños en el espectro. Podría haber un problema dental que les cause dolor y afecte su capacidad para tolerar los alimentos. También se recomienda un alergólogo y gastroenterólogo. Pueden descartar cualquier alergia que afecte el estado de ánimo y el comportamiento, así como cualquier problema gastrointestinal, como enfermedad inflamatoria intestinal, dolor en el área abdominal y estreñimiento frecuente.
4. Habilidades motoras orales
Estas habilidades incluyen la fuerza de los músculos de la boca, la capacidad de abrir y cerrar la boca y los labios, la coordinación de la boca (masticar). Cuando un niño tiene un tono muscular bajo, su capacidad para masticar y tragar se ve afectada.
Diferentes formas de terapia de alimentación.
Ahora que posiblemente hemos encontrado algunas de las causas de los trastornos alimentarios, aquí tienes algunas ideas que ayudarán a tu hijo a mejorar su alimentación.
juego sensorial
Para que su hijo mejore su tolerancia hacia las entradas táctiles, necesita desensibilizarse. La mejor forma de ayudarlos es introduciendo varias texturas. A través de un divertido juego exploratorio, su hijo mejorará su disposición para participar en actividades texturizadas. Por ejemplo, comprar arroz seco y colocarlo en una caja de zapatos (o un Tupperware del tamaño de una caja de zapatos). Anime a su hijo a jugar con el arroz, poniéndolo en una taza o tazón, buscando objetos escondidos o enterrando sus manos. ¡He trabajado con niños desde el nacimiento hasta la adolescencia y a todos les encanta el contenedor de arroz!
Movimiento antes de comer.
Muchos niños, especialmente aquellos con bajo tono muscular, tienen poca atención. Les resulta difícil sentarse, sostener el cuerpo, utilizar las manos y los ojos al mismo tiempo. Estos niños tienen la incapacidad de mantener la resistencia para comer. Usar el movimiento para ayudar a organizar el cuerpo y los sentidos de su hijo mejorará su estado de alerta y conciencia corporal, lo que le permitirá tener éxito. Puede hacer que su hijo complete saltos/saltos de rana, marchas, flexiones, caminatas en carretilla o caminatas como cangrejos. Sea tonto y hágalo divertido para que su hijo ni siquiera se dé cuenta de que está haciendo ejercicio.
Juega con tu comida
Cuando un niño tiene sensibilidad alimentaria o disfunción del procesamiento sensorial, se vuelve aversivo a la comida y a la hora de comer. Haga de la comida una actividad divertida en lugar de una situación forzada. Dependiendo de la edad de su hijo, puede hacer que comience con plastilina y cree albóndigas y espaguetis de juguete. Haga que jueguen con alimentos de plástico o de madera con velcro que puedan “cortar”. Haz que hablen sobre colores, olores, texturas para mejorar su lenguaje. ¡Esta también es una excelente manera de presentar nuevos alimentos a los comensales quisquillosos!
Utilice un horario visual
A los niños con autismo les va mejor cuando siguen una rutina. Proporcione a su hijo una rutina visible para ayudarlo a prepararse para su día. Puedes utilizar imágenes de la comida para representar. También puedes ofrecerles opciones (cuál quieres como refrigerio: una manzana en rodajas o hummus con patatas fritas).
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Superar los quisquillosos para comer
Haga que su hijo ayude a servir a todos
Al hacer que su hijo sirva a todos, verá que todos comen la misma comida. Los sentidos visuales y olfativos también se están aclimatando a la vista y al olfato de la comida.
Mismas porciones
El plato de tu hijo debe tener la misma comida que el de todos los demás. Al hacer esto, los estás desensibilizando visualmente a la vista de la comida y al olor. Esto hará que sea más probable que su hijo pruebe la comida en el futuro.
Resumen
Comprenda mejor por qué su hijo no come una variedad de alimentos. Hable con un médico y/o nutricionista para asegurarse de que su hijo esté recibiendo la dieta adecuada y los suplementos que le ayuden. Obtenga una derivación de un logopeda o un terapeuta ocupacional para ayudar a su hijo a mejorar su alimentación. Haga todo lo posible para que la hora de comer sea un momento sin estrés. Esto disminuye la ansiedad tanto en el cuidador como en el niño.