Si está motivado hacia el crecimiento personal y prefiere el apoyo profesional no directivo, la terapia centrada en la persona puede ser para usted.
La terapia centrada en la persona es un tipo único de terapia de conversación humanista basada en la suposición de que todos tienen una inclinación natural para desarrollar su potencial utilizando sus fortalezas y motivaciones.
La terapia centrada en la persona es ideal si le gusta recibir apoyo y aliento, pero prefiere no recibir consejos ni directivas específicas de un terapeuta.
Los terapeutas que practican este enfoque creen que usted puede superar sus propios desafíos, por lo que se esfuerzan por convertirse en sus aliados y crear las condiciones adecuadas durante cada sesión de terapia.
La terapia centrada en la persona, también conocida como terapia Rogeriana, es un enfoque terapéutico en el que el cliente y el terapeuta actúan como aliados en el proceso de curación.
Esta terapia se basa en la psicología humanista, uno de los cinco enfoques principales de la psicoterapia.
La terapia de Rogerian se basa en la creencia de que tiene todas las herramientas que necesita para evolucionar hacia una persona más saludable y más plena.
El enfoque fue desarrollado en la década de 1940 por Carl Rogers, considerado uno de los fundadores de la psicoterapia.
Una de las creencias fundamentales de Rogers era que todo el mundo es capaz de guiarse a sí mismo hacia un mejor estado del ser. Él creía que esto era posible sin la guía específica de un experto.
De hecho, la terapia centrada en la persona desafía la relación típica entre terapeutas y clientes, que la mayoría de los otros enfoques psicoterapéuticos consideran clave para el proceso.
Por lo general, los psicoterapeutas dirigen y estructuran cada sesión de terapia. Durante o después de estas sesiones, también ofrecen consejos o sugieren formas de cambiar su comportamiento.
Un terapeuta centrado en la persona no dirige la sesión ni ofrece consejos específicos. En cambio, se enfocan en crear un entorno de apoyo que le permita explorar su personalidad, hablar sobre sentimientos complejos y llegar a sus propias conclusiones y soluciones.
La terapia centrada en la persona se centra más en fomentar conceptos amplios como la autorrealización y el crecimiento personal. No se posiciona específicamente como un tratamiento para las condiciones de salud mental.
La terapia centrada en el cliente tiene como objetivo fomentar mejoras generales en cómo te sientes acerca de tu vida y cómo te relacionas con los demás.
Es posible que desee considerar la terapia Rogerian si:
- te sientes atascado y tienes un deseo de crecimiento y cambio
- te sientes vacío o perdido pero no estás seguro de por qué exactamente
- desea desarrollar un mejor sentido de responsabilidad o rendición de cuentas
- Siente que su actitud o perspectivas podrían mejorar
- sientes que quieres y puedes ser mejor persona en uno o más aspectos
Las investigaciones indican que la terapia centrada en el cliente también puede ser eficaz para los síntomas de:
La terapia centrada en la persona tiene como objetivo fomentar un enfoque autodirigido de la salud mental. La idea es empoderarte para reflexionar y superar tus desafíos. Según los desafíos en los que desee trabajar, usted y su terapeuta establecerán objetivos específicos adicionales.
Los objetivos generales de la terapia pueden incluir:
- centrándose en usted como una persona completa y no solo en sus desafíos o síntomas
- ayudarlo a explorar sus actitudes, percepciones y reacciones ante diferentes situaciones
- crear una alianza empática entre usted y su terapeuta para que se conviertan en socios iguales
En función de estos objetivos, estará a cargo de cada sesión y decidirá de qué hablar.
Los objetivos del terapeuta incluyen crear un entorno seguro, cómodo y de apoyo para que usted se haga cargo.
Rogers identificó tres estrategias basadas en principios para la terapia centrada en el cliente:
1. Consideración positiva incondicional
Su terapeuta asumirá una actitud de aceptación y sin prejuicios en todo momento.
Esta actitud lo alienta a hablar abiertamente sobre sus desafíos y sentimientos sin temor a ser criticado o rechazado.
Esta idea es similar a la del amor incondicional. No importa lo que diga o cómo decida abordar sus desafíos. Su terapeuta actuará con aceptación y amor, sin juzgar ni criticar sus propias soluciones.
Una parte de la consideración positiva incondicional es la reflexión. Esto ocurre cuando su terapeuta refleja su comprensión de lo que le dijo. Esto te ayuda a aclarar el significado de tu declaración y valida la verdad que encuentras en ella.
La investigación de 2018 muestra que la consideración positiva tiene un impacto favorable en los resultados de la terapia.
2. Congruencia
Congruencia significa que el terapeuta actuará y se comportará fiel a lo que es como persona. Esto significa que se esforzarán por ser lo más genuinos posible en su presencia.
Puede pensar en la congruencia en la terapia como si su terapeuta fuera abierto y transparente sin levantar muros para evitar que sepa quiénes son.
La congruencia crea una conexión más fuerte y cercana entre usted y su terapeuta. También fortalece la confianza y la sensación de libertad porque tu terapeuta no tiene otra motivación que la de conectarse contigo.
3. Empatía
Los terapeutas centrados en la persona intentarán mostrarle compasión y ponerse en su lugar. En otras palabras, los terapeutas centrados en la persona creen que la empatía es clave y tratan de practicarla durante las sesiones terapéuticas.
El objetivo de practicar la empatía es asegurarte de que te sientas valorado y apreciado por lo que eres, lo que puede ayudarte a aumentar tu autoestima y confianza en ti mismo.
Como la mayoría de los enfoques de la psicoterapia, la terapia centrada en la persona enfatiza la escucha activa. Esto significa que el terapeuta lo escuchará sin interrupción. Esto le permite llegar a conclusiones o respuestas clave que cree que pueden ayudarlo.
La terapia centrada en la persona es un tipo único de terapia de conversación desarrollada por Carl Rogers. En este enfoque, los terapeutas no guían las sesiones, no ofrecen consejos ni juzgan lo que decides compartir.
La terapia Rogeriana se basa en la suposición de que todo el mundo tiene una tendencia natural a crecer y mejorar. En este sentido, la motivación de un cliente lo llevará a cambiar sin la dirección activa de un terapeuta.
Cuando un terapeuta respeta los principios de la terapia centrada en el cliente, crea un entorno enriquecedor y seguro en el que puede explorar libremente sus pensamientos, sentimientos y objetivos.
La empatía, la congruencia y la consideración positiva son las tres técnicas principales que se utilizan para crear las condiciones necesarias para que los clientes avancen en su proceso de sanación.