Teoría freudiana: definición y ejemplos

Teoría freudiana: definición y ejemplos

La teoría freudiana es tan controvertida como fundamental para comprender la historia de la psicología. Este artículo ofrece la definición de la teoría freudiana y ofrece numerosos ejemplos de las contribuciones de Freud a este campo.

Entonces, ¿por qué sigue siendo tan importante comprender la teoría freudiana, incluso si no estás interesado en recibir o proporcionar psicoanálisis freudiano (el tipo de psicoterapia que Freud desarrolló)? A través de la introducción y aplicación de muchos de los conceptos clave de Freud, espero que este artículo pueda arrojar luz sobre la perdurabilidad de la teoría freudiana.

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¿Qué es la teoría freudiana? (Una definición)

La teoría freudiana está formada por muchos elementos, por lo que resulta difícil definirla de forma concisa. En primer lugar, es importante entender que Freud se formó como médico (neurólogo y psiquiatra, para ser más específicos) y que su pensamiento se guió por los filósofos y científicos que lo precedieron. La teoría freudiana se inspira, en particular, en las revelaciones de Darwin sobre la adaptación y la evolución. Consideraba a los humanos como animales sociales y animales instintivos, y Freud desarrolló sus teorías a partir del deseo de explicar cómo las personas equilibraban su necesidad de conectarse con los demás y ser aceptados por ellos con su impulso a actuar según sus deseos instintivos (Freud, 1936).

Freud consideraba que los seres humanos iban adquiriendo con el tiempo la capacidad de gestionar tanto las exigencias instintivas como las sociales (más adelante hablaremos de ello). Al mismo tiempo, creía que muchos de nuestros impulsos instintivos eran inaceptables para nuestra mente consciente (era demasiado probable que nos llevaran al rechazo de los demás o que entraran en conflicto con nuestras ideas sobre quiénes éramos) como para que toleráramos reconocerlos abiertamente. Por ese motivo, se centró mucho en comprender cómo gestionamos todos estos pensamientos y sentimientos inconscientes, especialmente cuando entran en conflicto con nuestras creencias y deseos conscientes.

Si bien las ideas de Freud sobre el inconsciente se manifestaron en su pensamiento sobre la libido, los mecanismos de defensa, la transferencia y los sueños, el lugar más importante para comenzar a comprender la teoría freudiana es comprender las tres partes de nuestra psique que plantea Freud: el ello, el superyó y el yo (Freud, 1936):

  1. El id. Freud concibió el ello como la sede del inconsciente. Se pensaba que todos los deseos y anhelos que pudiéramos tener pero que no deseamos reconocer conscientemente residían en el ello. Por ejemplo, un padre puede estar resentido y desear desesperadamente liberarse de sus hijos, pero como ese pensamiento le parece completamente “impropio de un padre”, no puede reconocerlo conscientemente.
  2. El superyó. Si el ello es la sede de todos nuestros deseos innatos, entonces el superyó es todo lo contrario: es la parte del cerebro que lleva el registro de todas las expectativas morales y sociales que se tienen de nosotros. Para continuar con el ejemplo del padre resentido, el superyó es la parte del cerebro que le recordaría al padre: “Esto es lo que un padre debe hacer: debería “Lo que haces y lo que todos esperan de ti como padre”. Es la parte del cerebro que grita su desaprobación cuando un padre levanta la voz en el supermercado a su hijo exigente y hambriento.
  3. El ego. Entre el ello y el superyó se encuentra el ego: es nuestro sentido del yo que busca equilibrar las demandas del superyó y el ello. Para terminar con mi ejemplo, el ego puede intentar negociar entre el ello y el superyó del padre (por ejemplo, “No está bien odiar a tus hijos, pero sí está bien desahogarte con tu mejor amigo sobre lo molestos que son”).

He escrito los ejemplos anteriores como si el ego, el ello y el superyó fueran en realidad partes separadas del cerebro que pueden comunicarse entre sí, pero no tenemos pruebas de que así sea como funciona nuestro cerebro, y dudo que alguno de nosotros experimente su propia existencia de esta manera. El objetivo de retratar las partes de la psique de Freud de esta manera es dejar en claro cómo Freud veía estas partes relacionándose entre sí y funcionando en nuestras vidas. Es posible que haya notado que un tema que mencioné antes –la tensión entre nuestro inconsciente y nuestro consciente– está muy presente en las relaciones entre el ego, el ello y el superyó.

¿Por qué es importante la teoría freudiana?

La respuesta sencilla a la pregunta de por qué la teoría freudiana es importante es doble: (1) inspiró un campo de psicoterapia que sigue practicándose ampliamente y se sabe que es eficaz; y (2) muchas de las ideas de Freud han entrado en la conciencia pública y siguen influyendo en los psicólogos actuales (Blatt, 1998). En términos más generales, Freud fue una de las primeras personas en ofrecer terapia intensiva a largo plazo (a veces varias sesiones por semana con cada paciente) y es una de las primeras personas en prestar mucha atención a lo que sucede en el proceso psicoterapéutico (Blatt, 1998).

Aunque algunas de las ideas de Freud sobre cómo los niños se convierten en adultos no se consideran precisas, su enfoque en cómo la calidad y la naturaleza de la crianza impactan poderosamente en quién se convierten los niños trajo un enfoque muy necesario a las interacciones entre padres e hijos y ha informado el trabajo de muchos psicólogos del desarrollo. Por ejemplo, Freud creía que los padres que castigan, critican duramente y controlan excesivamente a sus hijos los preparan para la depresión, en parte al darles un superyó excesivamente crítico (Freud, 1936). Esta afirmación ha sido validada por muchos estudios psicológicos desde la época de Freud (por ejemplo, Blatt y Homann, 1992; Zuroff et al., 1994), que han demostrado que la autocrítica que este tipo de crianza desarrolla en los niños conduce a muchos resultados negativos más adelante en la vida.

Además, aunque muchos de los detalles de los diferentes diagnósticos psicológicos han cambiado con el tiempo, las ideas de Freud sobre cómo se desarrollan las personalidades y la naturaleza de los diferentes trastornos de la personalidad también fueron fundamentales para el trabajo posterior sobre estos temas (Blatt, 1998).

Por último, la teoría freudiana sigue siendo importante porque ha entrado en el lenguaje común: muchas de las ideas de Freud se han convertido en parte de las formas en que describimos nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, Freud introdujo la idea de los deslices verbales (deslices freudianos), o momentos en los que nos equivocamos al hablar de una manera que revela pensamientos o sentimientos ocultos (Freud, 1901) (por ejemplo, decir “No puedo esperar a que te vayas” cuando lo que querías decir era “Odio que te vayas”).

Ejemplos de la teoría freudiana

Otro ejemplo de la teoría freudiana que perdura son los mecanismos de defensa de Freud (Freud, 1936). En pocas palabras, Freud pensaba que una forma en que el ego podía defenderse de los pensamientos, sentimientos y acontecimientos que consideraba inaceptables era utilizar una variedad de trucos psicológicos, o mecanismos de defensa, para hacer que esa cosa inaceptable desapareciera. Para Freud, un impulso particularmente importante al que la mayoría de las personas recurrirían para resistirse mediante mecanismos de defensa era el interés sexual por uno de sus padres (normalmente, el progenitor del otro sexo). Dado que ese deseo es un tabú social, una persona podría recurrir a un mecanismo de defensa como la negación o la proyección para evitar afrontarlo.

Otro ejemplo de la teoría de Freud en acción es su idea de la fijación, o el quedarse estancado en los desafíos que son típicos de una determinada etapa del desarrollo, incluso a medida que uno sigue envejeciendo y debería “superar” la fijación (Freud, 1936). Para Freud, estas fijaciones a menudo estaban relacionadas con partes del cuerpo; consulte la sección siguiente sobre el desarrollo sexual en la teoría freudiana para obtener más detalles.

Por último, Freud utilizó la palabra “libido” para describir la energía mental que habita en nuestro interior y que está impulsada por nuestros deseos instintivos e innatos. Consideraba que nuestra libido se satisface tanto a través de la actividad sexual como del cumplimiento de deseos, como en los sueños (Solms, 2000).

Teoría freudiana del psicoanálisis

El psicoanálisis freudiano tenía como objetivo el reconocimiento y la integración de los deseos y necesidades inconscientes, ya que ignorar esos impulsos inconscientes parecía tener como resultado, en general, resultados dolorosos y desafíos psicológicos para sus pacientes (Sarnoff, 1960). Por ejemplo, se pensaba que muchas personas utilizaban mecanismos de defensa que les dificultaban mucho la vida, pero al explorar las causas inconscientes de esos mecanismos de defensa, un psicoanalista podía ayudar a un paciente a reaccionar a los impulsos inconscientes de manera más eficaz.

Por ejemplo, una persona perteneciente a un grupo minoritario, cuando se enfrenta al racismo o a la homofobia, puede identificarse con sus opresores (un mecanismo de defensa) y adoptar las actitudes de esas personas, todo ello en un intento de neutralizar la amenaza que representan (Sarnoff, 1960). Un psicoanalista puede ayudar a su cliente a reconocer cómo se identifica inconscientemente con las creencias y actitudes de un grupo más privilegiado y cómo esto está afectando negativamente a su vida.

Otra perspectiva que utiliza el psicoanálisis es considerar que nuestras vidas están llenas de motivos conflictivos, todos ellos impulsados ​​por el deseo de conexión social y aceptación o el deseo de satisfacer los impulsos de la propia libido. O bien, esta tensión puede ser resultado de un motivo externo (por ejemplo, no querer enfadar a un padre) que choca con un motivo interno (por ejemplo, querer ser honesto y admitir una transgresión). En el psicoanálisis, se cree que nuestra dificultad para elegir cómo resolver estos motivos conflictivos, en combinación con la dificultad de esperar para satisfacer ciertos motivos mientras priorizamos otros, subyacen a nuestros problemas de salud mental.

Teoría freudiana de la personalidad

Freud consideraba que nuestra personalidad estaba determinada por la forma en que nuestro ello, nuestro yo y nuestro superyó interactuaban entre sí (Freud, 1936). Por ejemplo, una persona con un superyó muy desarrollado y poderoso podría parecer perfeccionista, prejuiciosa o muy autocrítica, mientras que una persona con un yo débil tendría muchos ánimo oscilaciones y gran dificultad para decirte cuál es su sentido de sí mismo.

Freud consideraba que los primeros años de vida de un niño eran el momento en que el yo y el superyó toman forma y comienzan a ejercer control sobre el ello. Creía que las fijaciones y otros problemas que dificultan el desarrollo de un yo y un superyó sanos serían la causa de los trastornos psiquiátricos en la edad adulta. Ahora podemos centrar nuestra atención en las etapas psicosexuales del desarrollo en la teoría freudiana, que son fundamentales para comprender qué son las fijaciones y los problemas con el yo y el superyó…