Teoría de los incentivos de la motivación –

¿Cómo motivas a tu amigo para que sea el conductor designado en una noche de fiesta? Quizás les compres comida y bebidas no alcohólicas durante toda la noche.

¿Cómo se motiva a un niño a limpiar su habitación? Podrías ofrecerles una pegatina cada vez que su habitación esté limpia.

¿Cómo te motivas para comer más sano? Puedes colgar un vestido de tu talla «deseada» en tu armario.

Todas estas son formas muy diferentes de motivar a las personas a hacer cosas diferentes, pero tienen una cosa en común: todas son incentivos.

Los incentivos son una forma eficaz de motivar a las personas a hacer algo. Usamos incentivos para motivarnos a nosotros mismos, a nuestros amigos, a nuestros hijos, a nuestros empleados o a cualquier otra persona. Esta teoría no siempre ha sido tan evidente como lo es ahora. Muchos remontan la teoría de la motivación a los incentivos hasta las décadas de 1940 y 1950, ¡pero no mucho más allá de eso!

En este video, hablaremos sobre la teoría de la motivación por incentivos, cómo influye en algunos de los experimentos más famosos de la psicología y cómo las teorías de la motivación no siempre explican por qué nos sentimos motivados para hacer cosas.

¿Qué es la teoría de los incentivos de la motivación?

Antes de la Teoría de la Motivación por Incentivos, los psicólogos se centraban principalmente en los motivadores internos. Comemos comida porque tenemos hambre. Dormimos porque estamos cansados. Otras teorías se centraron únicamente en las funciones corporales y en alcanzar un estado de homeostasis. Pero ese enfoque no logra explicar muchas de las decisiones que tomamos como humanos. ¿Por qué elegimos una carrera y no otra? ¿Cómo podemos convencernos de hacer cosas que no queremos hacer? Y si la motivación se centra principalmente en la función corporal, ¿la motivación proviene únicamente de la naturaleza y no de la crianza?

Los psicólogos de las décadas de 1940 y 1950 dijeron «no». O mejor dicho, debería decir que los psicólogos conductuales durante este tiempo dijeron «no». Durante este tiempo, un nuevo campo de la psicología tomó protagonismo: el conductismo. En lugar de centrarse en los acontecimientos internos del cuerpo y la mente, los psicólogos observaron fuentes externas de motivación. Y descubrieron precisamente eso: que los factores externos pueden motivar a las personas a comportarse de determinada manera o realizar determinadas acciones.

Estos factores externos también se conocen como «incentivos».

Pero estos incentivos no son sólo recompensas que lo motivan a realizar un determinado comportamiento. Los incentivos también cubren castigos que le disuaden de realizar determinadas conductas. La teoría de la motivación por incentivos sugiere que las recompensas y los castigos pueden motivarnos además de las formas intrínsecas de motivación.

La influencia de la crianza de los hijos en la motivación a través de recompensas y consecuencias

Las semillas de la motivación, ya sea hacia el comportamiento social, el logro educativo o las metas personales, a menudo encuentran sus raíces en los años de formación de la infancia. Nuestros padres, o cuidadores principales, desempeñan un papel fundamental a la hora de inculcar las bases de la motivación basada en incentivos a través de sus prácticas de crianza.

Crianza de niños y formación de comportamiento

Desde temprana edad estamos expuestos a un sistema de recompensas y consecuencias que moldean nuestro comportamiento. Este sistema no es un invento moderno sino un aspecto atemporal de la crianza y la enseñanza que ayuda a la socialización y al desarrollo de la autodisciplina.

  1. Refuerzo positivo: Un niño suele ser recompensado por comportamientos deseables. Estas recompensas pueden ser tangibles, como un juguete para compartir con un hermano, o intangibles, como un elogio por completar la tarea. Con el tiempo, estos refuerzos positivos promueven la repetición del comportamiento recompensado, convirtiéndolo en un hábito.
  2. Reforzamiento negativo: De manera similar, para evitar un resultado negativo, como ser castigado, se podría motivar a un niño a cumplir con los toques de queda establecidos. Aquí, evitar una consecuencia desfavorable refuerza el comportamiento deseado.
  3. Castigos: Por otro lado, implementar consecuencias para acciones indeseables, como tiempos de espera por hacer rabietas, tiene como objetivo desalentar esas acciones en el futuro.

Modelado y aprendizaje observacional

Más allá de las recompensas y los castigos directos, los niños también aprenden mediante la observación. Observan cómo sus padres y otras personas de su entorno responden a diversas situaciones y los resultados posteriores de esos comportamientos. Esta forma de modelado puede impactar profundamente la comprensión del niño sobre la relación entre acciones e incentivos.

Impactos a largo plazo de la incentivación temprana

La exposición temprana a este sistema de recompensas y consecuencias puede tener efectos duraderos. Da forma no sólo al comportamiento inmediato sino también a la motivación futura. Como adultos, estos patrones arraigados pueden influir en nuestras elecciones profesionales, objetivos personales e incluso estilos de crianza. Es el delicado equilibrio entre refuerzo y consecuencia durante la niñez lo que puede sentar las bases para nuestra comprensión posterior de los incentivos y nuestra respuesta a ellos.

En resumen, el tapiz de la motivación está tejido con hilos que se remontan a nuestras experiencias infantiles. Las lecciones aprendidas a través de las recompensas y consecuencias administradas por nuestros cuidadores permanecen con nosotros, moldeando profundamente nuestras motivaciones y comportamientos. Al comprender estas influencias tempranas, podemos comprender mejor por qué ciertos incentivos funcionan para nosotros como individuos y cómo nuestra historia de motivación aprendida puede informar nuestros procesos de toma de decisiones actuales y futuros.

Recompensas versus castigos

Probablemente puedas pensar en recompensas y castigos que tú, tus padres o incluso la sociedad utilizan para motivarte a realizar o abstenerte de ciertos comportamientos.

  • Recibes una compensación por tu tiempo en el trabajo. Esa compensación es una recompensa.
  • Es posible que haya recibido una multa por exceso de velocidad por no respetar el límite de velocidad. Este es un castigo.
  • Un niño recibe un juguete después de comportarse bien en el dentista: una recompensa.
  • Un extraño recibe una recompensa de 10.000 dólares por encontrar el perro de un vecino.
  • Un estudiante recibe detención por maldecir a un maestro o alguna otra forma de castigo, según las políticas de la escuela.
  • Un padre castiga a un niño quitándole su iPhone después de que se escapa de casa.

Estos incentivos (dinero, juguetes o iPhones) son estímulos externos que pueden eliminarse o agregarse a una situación para motivar el comportamiento. A veces, estos incentivos fomentan un comportamiento único. Otras veces, se puede condicionar a una persona para que se sienta motivada a comportarse de cierta manera.

Condicionamiento Operante y Clásico

Conductistas No sólo creen que las recompensas y los castigos pueden motivar una conducta, sino que también creen que, a través del condicionamiento, se puede motivar a una persona a realizar una conducta repetidamente. Esto incluye la realización subconsciente y consciente de conductas.

Tomemos como ejemplo a Ivan Pavlov, famoso por sus experimentos estudiando perros y refuerzo. ¡Motivó a los perros a babear inconscientemente al sonido de una campana! Los perros ya estaban motivados por un incentivo, la comida, y babeaban inconscientemente cuando ésta estaba cerca. Al combinar el sonido de la campana con la vista de la comida, los perros se sintieron motivados inconscientemente a babear ante el sonido de la campana.

Otros experimentos que utilizan comportamientos conscientes (también conocidos como condicionamiento operante) también muestran que podemos motivar a las personas a comportarse de determinada manera mediante incentivos. Es más probable que un niño estudie si sabe que recibe helado cada vez que obtiene una calificación A+ en su boleta de calificaciones. Es menos probable que una persona conduzca bajo la influencia de drogas si sabe que se enfrentará a una multa elevada por hacerlo. La gente hará muchas cosas por un gran sueldo.

Motivación intrínseca versus extrínseca

Sin embargo, los psicólogos reconocen que los incentivos no son sólo comida, pegatinas u objetos materiales. Los incentivos también pueden provenir de fuentes internas, y esto se conoce como motivación extrínseca. Los objetos materiales o externos son, por tanto, motivación extrínseca.

La motivación intrínseca tiene que ver con nuestros sentimientos, nuestro sentido de equilibrio, nuestro sentido de control o cómo nos vemos a nosotros mismos. Si está motivado a estudiar para un examen porque se siente recompensado por saber que es el mejor de su clase, lo impulsa una motivación intrínseca. Si estás motivado para estudiar porque tus padres te comprarán un coche por ser el mejor de tu clase, estás motivado por una motivación extrínseca.

Tal vez haces tu cama por la mañana porque te sientes mejor cuando la ves todo limpio y ordenado al final del día; eso es una motivación intrínseca. Si tu pareja tiende a frustrarse contigo cuando no haces la cama, te enfrentas a una motivación extrínseca.

Recuerde, al igual que las recompensas y los castigos, los incentivos intrínsecos y extrínsecos siguen siendo incentivos.

¿Funciona esta teoría?

Probablemente puedas pensar en algunos casos en los que los incentivos te motivaron a ti o a otra persona. Probablemente también puedas pensar en algunos casos en los que esos incentivos no lograron que otra persona completara la misma tarea. Entonces, ¿funciona la teoría de los incentivos de la motivación? Si y no.

Si bien todas las teorías «principales» de la motivación explican por qué hacemos algunas cosas, no existe una teoría de la motivación que pueda proporcionar una fórmula para motivar a todas las personas. El poder de los incentivos es diferente para cada uno. Lo que una persona podría estar motivada a hacer por $5 será muy diferente de lo que otra persona podría hacer por la misma cantidad de compensación. Una calcomanía puede motivar a un niño cuando tiene cinco años, pero es poco probable que esa misma calcomanía lo motive a los 15. La motivación para fumar un cigarrillo varía dependiendo de cuánto anhela la nicotina o si tiene otro incentivo para dejar de fumar.

¿Qué tan poderosos son los incentivos? La respuesta depende de ti. Puedes cambiar el poder de un incentivo mirándolo de otra manera. Un auto deportivo elegante puede motivarte algún día, pero cambiar tu forma de pensar y concentrarte en recompensas y castigos inmateriales puede cambiar tu forma de ver ese auto deportivo. Por eso es difícil evaluar cuán poderosos pueden ser ciertos incentivos.

Lo que es importante aprender de este video es que a través de la Teoría de la Motivación e Incentivos, los psicólogos comenzaron a comprender el poder de las recompensas y los castigos y cómo influyen en la motivación. La motivación ya no era algo en lo que sólo la naturaleza podía influir: el entorno de una persona también podía motivar su comportamiento, otra ejemplo de por qué el comportamiento humano y la psicología son tan complicados.