Respuesta de lucha o huida: definición, síntomas y ejemplos

Respuesta de lucha o huida: definición, síntomas y ejemplos

¿Qué es la reacción de lucha o huida? Siga leyendo para saber qué es la reacción de lucha o huida, cómo funciona la reacción de lucha o huida en el cuerpo y cómo calmar la reacción de lucha o huida.

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Es posible que ya conozca la respuesta de lucha o huida, un término simplificado que describe la forma en que los seres humanos y muchos otros animales responden a las amenazas. Sin embargo, es posible que no esté tan familiarizado con el hecho de que esta respuesta natural se vuelve menos útil cuando se activa con demasiada frecuencia. A continuación, analizaremos cómo la respuesta de lucha o huida es una adaptación evolutiva que nos ayuda a lidiar con las amenazas inmediatas, pero que no es tan adecuada para los factores de estrés crónicos actuales.

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¿Qué es la lucha o huida? Definición

La respuesta de lucha o huida es una “respuesta a una amenaza aguda a la supervivencia que se caracteriza por cambios físicos, incluidos cambios nerviosos y endocrinos, que preparan a un ser humano o un animal para reaccionar o retirarse” (Britannica, 2019). En otras palabras, es lo que nuestro cuerpo hace cuando se enfrenta a una amenaza. A continuación, analizaremos qué tipo de amenazas desencadenan este fenómeno, los cambios nerviosos y endocrinos específicos a los que se hace referencia en esta definición y por qué el término “lucha o huida” es una simplificación excesiva.

¿Por qué tenemos una respuesta de lucha o huida?

Desde el punto de vista evolutivo, tiene sentido que tengamos una respuesta eficaz de lucha o huida. Si pensamos en los primeros humanos que vivían al aire libre en una naturaleza prácticamente intacta, era mucho más probable que se enfrentaran a amenazas de depredadores. Nuestra respuesta de lucha o huida es una gran adaptación para este tipo de amenazas: si un león va a atacarnos, queremos que nuestra respiración y frecuencia cardíaca aumenten para que nuestras extremidades tengan más oxígeno y podamos luchar o huir lo más rápido y eficazmente posible.

¿Cómo encaja la congelación en la lucha o huida?

Como se mencionó anteriormente, la lucha o huida es una simplificación de cómo respondemos a una amenaza. El término “lucha o huida” fue introducido por primera vez hace casi cien años por el fisiólogo de Harvard Walter Cannon (1929). Si bien la frase todavía se acepta ampliamente como una representación adecuada de la respuesta humana al estrés, algunos científicos han propuesto más complejidades para la teoría subyacente. Por ejemplo, un equipo de médicos y psicólogos se preguntó si “es necesario actualizar la respuesta de “lucha o huida” hace más de 15 años (Bracha et al., 2004). En particular, estos autores presentan el caso de cuatro respuestas al estrés en lugar de dos, que ocurren en un orden específico. Estas opciones son congelamiento, huida, lucha y miedo.

Congelar se refiere a la respuesta inicial a una amenaza, como un depredador, en la que un animal se vuelve hipervigilante y se queda quieto. Esta respuesta es adaptativa porque las criaturas que están quietas tienen menos probabilidades de ser detectadas por un mamífero carnívoro. Como destacan Bracha et al., quedarse quieto es el equivalente a que un soldado adopte una respuesta de “detenerse, mirar y escuchar” ante cualquier señal de amenaza.

Mientras tanto, el aún menos conocido susto Se refiere al último intento de un animal de responder a la amenaza. El miedo también se conoce como “inmovilidad tónica” o, más coloquialmente, “hacerse el muerto” y se relaciona con el hecho de que un depredador no seguirá atacando a un animal que ya está muerto.

Vídeo: La respuesta de lucha, huida y congelamiento

Síntomas de lucha o huida

El vídeo de arriba destaca algunos de los síntomas físicos y cognitivos de la respuesta de lucha o huida:

  • Respiración más rápida y superficial
  • Frecuencia cardíaca más rápida
  • Necesidad de orinar
  • Boca seca
  • Náuseas
  • “Mariposas” en el estómago
  • Manos frías
  • palmas sudorosas
  • Piernas y manos temblorosas o débiles
  • Tensión en muslos, cuello y hombros.
  • Centrarse en los recuerdos negativos
  • Visión de túnel
  • Mareos/aturdimiento

El papel de la amígdala en las respuestas de lucha o huida

¿Qué ocurre entonces en el cuerpo cuando se desencadena la respuesta de lucha o huida? La respuesta de lucha o huida comienza en el cerebro: cuando el cerebro recibe señales visuales o auditivas de amenaza, la amígdala (la parte del cerebro que generalmente se asocia con el miedo) envía señales a otra sección del cerebro llamada hipotálamo, que es en gran medida responsable de regular la producción de hormonas. El hipotálamo es una parte del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HPA) que a menudo se relaciona con la respuesta al estrés. A continuación, analizaremos la hipófisis y las glándulas suprarrenales.

Hormonas de lucha o huida

En la definición que aparece al principio de este artículo, un componente clave de la respuesta de lucha o huida son los “cambios endocrinos” en el cuerpo. Esta frase se refiere a las hormonas del cuerpo, que son mensajeros químicos que ayudan al funcionamiento adecuado de varias funciones corporales. Por ejemplo, otra hormona del sistema endocrino con la que quizás ya esté familiarizado es la insulina, que participa en la regulación del azúcar en sangre.

Las siguientes hormonas intervienen en la respuesta de lucha o huida:

  • Hormona liberadora de corticotropina (CRH): El hipotálamo en el cerebro libera esta hormona, que reduce el apetito y aumenta la ansiedad y la atención selectiva. También desencadena la liberación de ACTH de la glándula pituitaria.
  • Hormona adrenocorticotrópica (ACTH): La ACTH envía señales a la glándulas suprarrenales en la parte superior de los riñones para liberar cortisol.
  • Cortisol:El cortisol, a veces denominado “hormona del estrés”, aumenta la energía, el estado de alerta y la inmunidad, todo lo cual resulta útil para responder a una amenaza inmediata. Puede medir sus niveles de cortisol con este kit casero.
  • Adrenalina:Las glándulas suprarrenales también liberan adrenalina, que aumenta la frecuencia cardíaca y respiratoria.

¿Qué sucede con el sistema nervioso durante la respuesta de lucha o huida?

Algunas de las hormonas mencionadas anteriormente actúan como señales para el sistema nervioso autónomo Reaccionar de determinadas maneras. El sistema nervioso autónomo controla las actividades corporales involuntarias, como la frecuencia cardíaca y la respiración, y generalmente se lo considera en términos de dos ramas: los sistemas nerviosos simpático y parasimpático.

1. Sistema nervioso simpático
Por lo general, cuando hablamos de la respuesta de lucha o huida, nos centramos primero en el sistema nervioso simpático. Uno de mis profesores compartió la regla mnemotécnica de que el sistema nervioso simpático siente “simpatía” por ti cuando tienes miedo, lo que aumenta las respuestas corporales que te permiten manejar lo que te asusta. Por ejemplo, para que tu cuerpo pueda luchar o huir de un estímulo, el sistema nervioso simpático aumenta tu frecuencia cardíaca y respiratoria y disminuye la digestión.

2. Sistema nervioso parasimpático
El sistema nervioso parasimpático desempeña un papel cuando la amenaza percibida ya no es relevante. Se producen varios cambios, como una disminución de la frecuencia cardíaca y de la respiración. Básicamente, el cuerpo vuelve a su estado de reposo, lo que le da a esta rama del sistema nervioso autónomo la frase descriptiva de “descansar y digerir”.

Ejemplos de lucha o huida

Nuestra respuesta de lucha o huida puede desencadenarse por diversas amenazas percibidas o reales, tanto físicas como psicológicas. A continuación, se presentan algunos ejemplos de situaciones que pueden desencadenar su respuesta de lucha o huida.

Amenazas físicas
1. Animales salvajes
2. Desastres naturales
3. Otros humanos

Amenazas psicológicas
1. Hablar en público
2. Situaciones sociales
3. Fobias

¿Es posible tener una respuesta hiperactiva de lucha o huida?

Muchas de las amenazas percibidas que enfrentamos hoy en día no son físicas sino cognitivas: hay muchas cosas que nos preocupan o nos estresan y que no requieren una huida física o una lucha. Sin embargo, nuestros cuerpos han evolucionado para reaccionar al estrés psicológico de esta manera muy física, lo que da lugar a muchos de los síntomas característicos de la ansiedad que sentimos. Por ejemplo, si está a punto de dar un discurso frente a una sala llena de gente, es posible que se sienta nervioso. Es probable que su frecuencia cardíaca y su respiración aumenten y es poco probable que desee comer (ya que su sistema digestivo se ha ralentizado). Su cuerpo está listo para luchar o correr si es necesario, aunque esto no sea útil en esta situación.

Probablemente hayas notado que cada persona responde de forma diferente al estrés. Por ejemplo, si tú y un amigo se encuentran con un oso mientras caminan, uno de ustedes puede permanecer tranquilo y sereno mientras que el otro comienza a entrar en pánico. Existen muchas teorías sobre por qué ciertas personas tienen respuestas de lucha o huida más fuertes o más frecuentes que otras. Por ejemplo, una teoría es que estamos genéticamente predispuestos a tener ciertas respuestas al estrés. Los neurocientíficos han identificado un gen particular, la catecol-O-metiltransferasa (COMT), ciertas variaciones del cual están asociadas con una respuesta de sobresalto más fuerte (Montag et al., 2008). Otros investigadores destacan el efecto de los eventos estresantes durante la infancia en la alteración del eje HPA involucrado en la respuesta al estrés (Gillespie et al., 2008).

¿Cómo se relaciona la reacción de lucha o huida con la ansiedad?

Como hemos visto, la respuesta de lucha o huida comienza con el sistema nervioso simpático, que estimula diversas respuestas corporales, y termina con el sistema nervioso parasimpático, que devuelve el cuerpo al reposo. Lo ideal es que este proceso se produzca solo cuando sea útil y que, en la práctica, termine con el cuerpo volviendo al reposo. Sin embargo, debido a algunos de los problemas mencionados anteriormente, esto no suele suceder.

La experiencia subjetiva de la respuesta de lucha o huida es la de sentir ansiedad (Robinson, 1990). Si la respuesta al estrés es particularmente fuerte o frecuente, es más probable que experimente ansiedad crónica y problemas de humor (Gillespie et al., 2008). En el extremo de un sistema de lucha o huida desregulado, las personas pueden experimentar ataques de pánico, que son básicamente respuestas de lucha o huida ante una amenaza no identificable.

Se trata de un círculo vicioso, ya que la ansiedad crónica y los problemas de humor pueden, a su vez, desregular aún más la respuesta de lucha o huida. Los médicos también reconocen desde hace tiempo los efectos perjudiciales del estrés crónico sobre la salud física, incluidos los eventos cardiovasculares (Curtis y O'Keefe, 2002).

6 maneras de calmar tu respuesta de lucha o huida

1. Respiración profundaLos métodos para contrarrestar la respuesta de lucha o huida generalmente implican hacer activamente lo opuesto a lo que el sistema nervioso simpático activa automáticamente. Por ejemplo, si bien el SNS aumenta la frecuencia respiratoria y la respiración se vuelve superficial en momentos de estrés, los investigadores han descubierto que podemos contrarrestar activamente la respuesta de lucha o huida al realizar respiraciones abdominales lentas y profundas (Perciavalle et al., 2017).

2. Observa tus patronesPuede resultar útil prestar atención a cuándo se activa más la respuesta de lucha o huida. Por ejemplo, he notado que tengo más probabilidades de estar nervioso y nervioso si he consumido demasiado café. Observar este patrón me ayudó a modificar mi comportamiento, de modo que ahora limito mi consumo de cafeína y calmo mi respuesta de lucha o huida.

3. AceptaciónPreocuparse por su respuesta de lucha o huida mientras está sucediendo podría enviar más señales al cerebro de que usted está…