RECURSO: Tatuajes mayas
Nadie duda de que tatuarse -pintar el cuerpo humano de forma permanente- era una práctica presente en toda Mesoamérica antes de la invasión española, remontándose al menos a la época olmeca, aunque las pocas imágenes de las que disponemos apuntan a que dista mucho de ser común. En parte, encontramos evidencia en códices, cerámicas y representaciones de piedra de individuos: sin embargo, a menudo es muy difícil saber si la imagen que estamos viendo representa pintura corporal o un tatuaje. Los antiguos mayas parecen haberse entregado a los tatuajes con más frecuencia que otros pueblos mesoamericanos… (Escrito por Ian Mursell/Mexicolore)
Foto 1: Detalle (imagen principal arriba) de una escultura de una mujer escriba jaina de Campeche, que representa a una mujer noble maya sentada, su cuerpo permanentemente alterado por modificación craneal, escarificación en la cara y tatuajes. Período Clásico Tardío (600-900 EC) (Haga clic en la imagen para ampliar)
Algunas de las evidencias más claras de la tradición del tatuaje maya provienen del testimonio de los cronistas españoles que escribieron en el siglo XVI. Fray Diego de Landa, por ejemplo, dedicó un párrafo a la práctica en su libro Relación de las cosas de Yucatán (traducido como ‘Yucatán antes y después de la conquista’), escrito en 1566:-
Se tatúan el cuerpo y se les tiene por valerosos y valerosos en proporción a su cantidad, pues el proceso es muy doloroso. Al hacerlo, el artesano primero cubre la parte que desea con color, y luego perfora delicadamente las imágenes en la piel, para que la sangre y el color dejen los contornos en el cuerpo. Esto lo hacen poco a poco, a causa del dolor y de los desórdenes que sobrevienen; porque los lugares se pudren y forman materia. Pero por todo esto ridiculizan a los que no están tatuados…
De Landa continuó señalando que los hombres mayas se tatuaban el cuerpo y la cara, pero solo después de casarse. Las mujeres también llevaban tatuajes (más delicados) (ver imagen arriba) pero solo en la parte superior de sus cuerpos, y siempre excluyendo sus senos.
Foto 2: Estatua de Gonzalo Guerrero, Akumal, México (Click en la imagen para ampliar)
También podemos decir que estar tatuado daba prestigio a su portador -generalmente un guerrero exitoso- gracias a los escritos del conquistador Bernal Díaz de Castillo: comentando el destino de los dos náufragos aventureros españoles que cayeron en manos mayas en 1511, para ser encontrados vivo más tarde por Cortés, el segundo, Gonzalo Guerrero, optó por quedarse entre los mayas -y de hecho luchar por ellos como capitán de guerra- en lugar de unirse a sus compatriotas, diciéndole a su compañero sobreviviente Gerónimo de Aguilar ‘Estoy casado y tengo tres niños… Tengo la cara tatuada y las orejas perforadas, ¿qué dirían los españoles si me vieran así?’
Foto 3: Escultura de Xochipilli, adornada con flores (Click en la imagen para ampliar)
Además de ser un símbolo de estatus, también sabemos que los mayas usaban los tatuajes como una forma de castigo: si una persona de cierto rango social era declarada culpable de robo, por ejemplo, se tatuaban ambas mejillas con un diseño que indicaba su error.
Dado que un tatuaje generalmente indica un miembro de la élite, no nos sorprende que, por extensión, también podría indicar una asociación con los dioses. La famosa escultura de piedra de la deidad mexica Xochipilli (‘Príncipe de las Flores’ – dios del canto, la música, los juegos y la fertilidad y la vegetación) tiene varias flores de diferentes especies pintadas o tatuadas en todo su cuerpo (foto 3).
Uno de los mejores ejemplos de tatuajes prehispánicos es la figura conocida como ‘El Adolescente’, una escultura huasteca del Posclásico de la región de San Luis Potosí. El cuerpo del joven está profusamente adornado con motivos alusivos a la fertilidad agrícola, entre ellos flores, mazorcas de maíz y pájaros (foto 4, izquierda).
Foto 4: estatua de ‘El Adolescente’, anverso y reverso (Museo Nacional de Antropología, Ciudad de México) (L); Hombre huasteco con tatuajes, Códice Florentino Libro 9 (R) (Click en la imagen para agrandar)
Mientras que los tatuajes parecen ser mucho más raros entre los mexicas/aztecas, el Códice Florentino, al discutir el arte de trabajar con metales preciosos, incluye una referencia interesante (Capítulo 16, Libro 9), tanto en texto como en imágenes, a ‘un huasteco, quizás un extraño, uno con una nariz perforada, perforada, una flecha en la cara, pintado [tattooed] sobre el cuerpo con serpientes de obsidiana’ (foto 4, derecha). Esta y otras evidencias ciertamente indican que el tatuaje (y la desnudez) eran prácticas relativamente comunes entre los huastecos.
Foto 5: Detalle del mural que representa la escena de un mercado azteca, Museo Nacional de Antropología, Ciudad de México (Haga clic en la imagen para ampliar)
Volviendo a los aztecas, el jurado parece estar bien y verdaderamente ‘out’ en este caso. Si bien existe evidencia de que las prostitutas mexicas decoraban sus cuerpos con diseños (foto 5), Warwick Bray ha resumido claramente el estado de nuestro conocimiento en su libro clásico. La vida cotidiana de los aztecas: ‘Los hombres se pintaban la cara y el cuerpo en ocasiones ceremoniales, pero no se sabe con certeza si los aztecas siguieron el ejemplo de sus vecinos otomíes que cubrían sus brazos y pecho con diseños tatuados.’
Fuentes consultadas:-
• Vela, Enrique: ‘Decoración Corporal Prehispánica – tatuajes’, Arqueología Mexicana, edición especial, diciembre de 2010, n. 37, págs. 56-61
• Morley, Sylvanus G.: Los antiguos mayasPrensa de la Universidad de Stanford, California, 1947
• Mayas – Revelación de un Tiempo Sin FinINAH, México, 2015
• Toby Evans, Susana: México Antiguo y América Central: Arqueología e Historia de la CulturaTámesis y Hudson, Londres, 2004
• de Landa, Fray Diego: Yucatán antes y después de la conquistatraducción de William Gates, Dover Publications, Nueva York, 1978
• Coe, Michael: los mayasTámesis y Hudson, Londres, 2011
• Foster, Lynn V.: Manual para la vida en el antiguo mundo mayaOUP, 2002
• Sahagún, Fray Bernardino: Códice florentinoLibro 9 – The Merchants, trans Charles E. Dibble & Arthur JO Anderson, Universidad de Utah, Santa Fe, Nuevo México, 1959
• Bray, Warwick: La vida cotidiana de los aztecasBT Batsford Ltd., 1968
Fuentes de imágenes: –
• Principal/foto 1 y foto 5: fotos de Ian Mursell/Mexicolore
• Foto 2: foto de la estatua de Gonzalo Guerrero en Akumal, México, cortesía de Edward Ferguson
• Foto 3: imagen descargada de http://www.latinamericanstudies.org/xochipilli.htm
• Foto 4: fotos (izquierda) descargadas de http://culturahuastecaob.blogspot.co.uk/2015/11/blog-post_2.html; imagen del Códice Florentino (derecha) (original en la Biblioteca Medicea Laurenziana, Florencia) escaneada de nuestra propia copia de la edición facsímil de 3 volúmenes del Club Internacional del Libro, Madrid, 1994.
Este artículo fue subido al sitio web de Mexicolore el 17 de octubre de 2017