Como el tofu, la soja texturizada es un derivado de la soja, que en este caso se obtiene a partir de la harina de esta legumbre. Además ser muy baja en grasa, tiene un elevado porcentaje de proteínas vegetales (20,21 g de proteína por cada 100 g), motivo por el que se la conoce también como “carne de soja”. Y, como verás a continuación, se cocina muchas veces como si fuera carne picada.
En las tiendas y en los supermercados, la puedes encontrar de diversas formas. Lo más habitual es la soja texturizada fina o gruesa (dependiendo del tamaño), pero también se encuentra en filetes, tiras o cortezas. Dependiendo de la receta, interesa más una que otra. Pero todas tienen en común que hay que hidratarlas porque están secas.
En algunas recetas, tendrás que hidratarla antes de cocinarla, dejándola reposar en agua o caldo hasta que esté blanda, mientras que en otras se puede aprovechar la cocción para ablandarla. Ahora bien, siempre hay que recordar que al hidratarse duplica su tamaño, así que no te pases con las cantidades cuando la veas seca y te parezca poca.