Puede que te sorprenda saber que:
- Los estadounidenses gastan, en promedio, $1.10 por cada $1.00 que ganan en salarios, según un informe de un comité del Congreso.
- Un saldo de tarjeta de crédito de $3,500, pagado en cuotas mensuales mínimas a una tasa de interés anual del 18%, tardará 40 años en pagarse y costará $9,431 adicionales en intereses, ¡para un total de $12,931!
- El consumidor promedio debe el 17 por ciento de los ingresos después de impuestos a los acreedores. Dado que el 80 por ciento de los ingresos familiares generalmente se gasta en vivienda, alimentos, transporte y seguros, el 97 por ciento de los ingresos ya se gastó antes de agregar ropa, regalos, gastos médicos de bolsillo y docenas de gastos diarios que muchas personas no hacen. No planifique con anticipación.
Estos tres puntos transmiten un mensaje muy claro: muchas personas viven por encima de sus posibilidades, y la triste realidad es que, debido a que no llevan un registro de sus gastos, es posible que ni siquiera se den cuenta de lo que están haciendo hasta que sea demasiado tarde.
El significado del dinero
El dinero no es simplemente dinero. El dinero representa poder, amor, alegría y mucho más. Si solo fuera dinero, nuestros “problemas de dinero” se resolverían fácilmente. ¡Podríamos dejar de gastar más de lo que ganamos y vivir felices para siempre!
Para comprender los problemas que experimentamos con el dinero en la edad adulta, debemos remontarnos a nuestros primeros años; debemos explorar el significado del dinero en nuestras propias vidas y en las vidas de nuestros padres, ya que las actitudes que cada uno de nuestros padres tenía sobre el dinero muy probablemente dieron forma a las actitudes que tenemos hoy. Si estamos en una relación, a la mezcla hay que sumarle las actitudes de nuestra pareja (por no hablar de las de sus padres).
¿Qué representaba el dinero en tu familia cuando eras niño y qué te enseñaron sobre sus usos?
- ¿Los pensamientos de dinero traen sentimientos de preocupación, culpa, enojo, tristeza, poder, amor o alegría?
- ¿Tus padres peleaban por dinero? ¿Usar el dinero para controlarte a ti o a los demás? ¿Usar el dinero para mostrar amor?
- ¿Se siente agradecido por el dinero que ha ganado o adquirido?
- ¿Cómo decides cómo o cuándo gastarlo?
- ¿Devuelve una parte de sus ganancias a su iglesia oa su comunidad?
Las respuestas a estas preguntas pueden ponerlo en el camino para comprender cómo sus emociones influyen en sus patrones de gasto.
Relaciones y repeticiones
Muchos de nosotros equiparamos el dinero con el poder. Si uno de los miembros de una relación es un “gastador” y el otro es un “ahorrador” (como suele suceder), es importante escucharse y entenderse mutuamente y tomar decisiones deliberadas sobre cómo lidiar con esta dinámica para que ninguno la pareja asume el rol poderoso de “padre” o el débil de “hijo” en la relación.
También aprendemos patrones de gasto de nuestros padres. Si papá gastó dinero cuando estaba molesto, por ejemplo, podemos hacer lo mismo. Comprender este impulso y de dónde proviene es el primer paso para tomar una decisión actual y consciente de gastar dinero o lidiar con los sentimientos dolorosos de otra manera que no sea gastar demasiado. Alternativamente, podemos reconocer este patrón y planificarlo en nuestro plan de gastos anual, tomando el control de él, sin dejar que nos controle a nosotros.
Qué hacer
- Compare sus ingresos actuales con sus gastos actuales: Cuando pensamos en las finanzas, debemos recordar las realidades económicas y emocionales del dinero. Establecer deliberadamente la cuenta de los ingresos de un año y comparar esa cifra con todos los gastos en los que incurrimos durante un año (sí, incluso las visitas al veterinario, los sellos postales, las entradas para el cine y un millón de pequeñas cosas más) nos ayudará a identificar dónde estamos en relación con el estadounidense «promedio» que vive más allá de sus posibilidades. Podemos tomar decisiones acertadas sobre cómo gastamos nuestro dinero si nos tomamos el tiempo para identificar exactamente cuánto dinero tenemos para gastar cada año, dividiendo esta cifra por 12, y luego gastamos solo esa parte de nuestros ingresos (o, idealmente, menos). cada mes.
- Desarrolle un plan de gastos: Si bien esto puede parecer obvio, muchas personas no se toman el tiempo para hacer los cálculos y elaborar un «plan de gastos». De hecho, puede ser útil pensar en esto como su «plan de gastos», en lugar de un presupuesto, por varias razones:
- La palabra “presupuesto” tiene matices muy negativos para muchas personas; y
- Un plan de gastos nos permite controlar lo que queremos gastar de forma regular. Esto nos brinda la libertad de disfrutar gastando dinero, sabiendo que podemos cubrir nuestros gastos. Este conocimiento, a su vez, reduce las preocupaciones sobre cómo llegar a fin de mes al final de cada mes.
- Controle esos sentimientos que motivan el gasto: Muchas personas caen en la trampa de pensar que el problema es “no hay suficiente dinero”. Más a menudo, el problema es el poder, o una forma de mostrar amor, o alguna otra emoción relacionada con el dinero. Un terapeuta puede ayudarlo a resolver todo esto, ponerlo en el camino para identificar los problemas subyacentes y ayudarlo a resolverlos emocionalmente (pero menos costoso). Cuando la comprensión de las emociones se combina con un buen plan de gastos, podrá distinguir mejor los sentimientos de los hechos al tomar decisiones financieras y, como resultado, administrar el dinero de manera que minimice el estrés y la tensión cada vez que busque esa billetera.