La identificación proyectiva es una fenómeno psicológico complejo que puede utilizarse como mecanismo de defensa y como herramienta de comunicación interpersonal. En este artículo, exploraremos cómo se define esta teoría y consideraremos algunas Ejemplos de cómo funciona en la vida cotidiana.
¿Qué es la proyección?
Para comprender más profundamente la identificación proyectiva, debemos considerar lo que el término proyección en sí encierra. Fuera del ámbito psicológico, la proyección se define de dos maneras: o bien es un pronóstico del futuro basado en una comprensión del presente, o bien es la presentación de una imagen sobre algún tipo de superficie.
Cuando se trata de la mente humana, la proyección se refiere a la Identificación de los propios sentimientos, emociones o rasgos en otra persona.Cuando creemos que los demás comparten estas creencias, se habla de sesgo de proyección.
Por ejemplo, cuando un adolescente consigue un lugar, puede ser muy consciente de ello. Cuando conoce a alguien, lo primero que puede decir es:¿No es este lugar repugnante?!” Sin embargo, es muy posible que la persona no haya notado la mancha y no haya pensado que fuera repugnante. Las inseguridades del adolescente han sido proyectado sobre otra persona convertirse en sus problemas. Un adolescente puede hacer esto porque a las personas les resulta difícil criticarse a sí mismas directamente.
Cuando proyectamos nuestros sentimientos sobre los demás, estos tienden a volverse más fáciles de manejar. Por ello, la proyección suele describirse como una mecanismo de defensaSe trata de un acto inconsciente por el que atribuimos algo interno nuestro a otra persona. Sin embargo, la identificación proyectiva va más allá.
¿Cuál es la definición de identificación proyectiva?
El término fue acuñado por primera vez por La psicoanalista Melanie Klein En 1946, se describe un proceso que tiene lugar en la mente de una persona y que se proyecta en la mente de otra persona. Esta otra persona no tiene idea de que esto está sucediendo. Sin embargo, puede verse afectada por la proyección, de modo que se convierta en una profecía autocumplida.
Como tal, la identificación proyectiva es vista como un intento por parte de una persona de convertir a otra persona en la encarnación de su propia proyección, incluso si esto no se realiza de manera consciente.
“En la identificación proyectiva, partes del yo y de los objetos internos se separan y se proyectan en el objeto externo, que luego es poseído, controlado e identificado por las partes proyectadas” – Segal, 1974
Para entender esto más claramente, sigamos con El ejemplo de proyección del adolescente con granitos que se siente cohibido por sus granitos. Podrían decirle a Sally: “Hmm, esa mancha en tu cara es un poco asquerosa.!”. Es posible que Sally tenga o no manchas, pero es probable que se pregunte si las tiene y las compruebe. Si Sally cree que aparecen algunas manchas, entonces esto sería un Ejemplo de identificación de proyección en curso.
El ejemplo de la proyección se ha convertido en identificación proyectiva porque se ha convertido en un proceso bidireccional que ocurre fuera de la mente del proyector e influye en la respuesta del receptor. La teoría de Klein también supone que el proyector afirma alguna forma de control sobre el identificador. Sin embargo, las proyecciones no siempre tienen que ser negativas.
Ejemplos de identificación proyectiva en la vida cotidiana
La identificación proyectiva se observa con frecuencia en una variedad de relaciones comunes a la vida cotidiana de muchas personas. A continuación, describimos las tres situaciones cotidianas más observadas en las que la identificación proyectiva suele manifestarse:
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Padre-hijo
La identificación por proyección suele estar presente en las relaciones entre padres e hijos. Sin embargo, tal vez sea más evidente y esclarecedora si se toma como ejemplo los primeros años de vida. De hecho, Klein sostuvo que para sobrevivir como bebé, es necesario que su madre o cuidador principal identificarse con sus proyecciones.
Por ejemplo, los aspectos negativos del bebé (malestar) y sus deficiencias (incapacidad para alimentarse por sí mismo) deben atribuirse a la madre para que ésta se sienta motivada a satisfacer sus necesidades. El bebé ha reclutado a la madre como receptora “para que le ayude a tolerar estados mentales intrapsíquicos dolorosos”.
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Entre amantes
En el ámbito de las relaciones, el concepto de proyecciones identificadas es aún más claro. Por ejemplo, König sostiene que es habitual que las personas tengan un conflicto interno por algo. Tal vez quieran comprar un coche nuevo, pero les preocupa el coste. Es posible que, sin saberlo, internalicen este conflicto como un debate entre ellas y su pareja.
Entonces se convertiría en 'Quiero comprarme un auto nuevo, pero mi esposa cree que necesitamos ahorrar el dinero.'. Posteriormente pueden tomar la decisión de no comprar el automóvil, tras haber ocultado el hecho de que han tomado esta decisión para aliviar el conflicto por sí mismos. Igualmente, pueden almacenar un resentimiento latente que desencadena un nuevo proceso como resultado de su decisión interna.
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Terapeuta-Cliente
Bion descubrió que la identificación proyectiva podría utilizarse como una instrumento de terapiaEl terapeuta puede reconocer que un paciente puede proyectar sus aspectos negativos sobre él como terapeuta. Sin embargo, al reconocer esto, el terapeuta puede aceptar las proyecciones sin ofrecer resistencia.
Esto permite al paciente purificarse, de alguna manera, de sus partes malas percibidas. Como el terapeuta no las proyecta hacia el paciente, este puede dejarlas ir sin internalizarlas.
Reflexiones finales
Como lo muestran los ejemplos anteriores, La identificación proyectiva es complejaA veces puede resultar difícil reconocer quién es el emisor y quién el receptor. De hecho, el resultado final puede ser a veces una combinación de ambos.
Sin embargo, comprender que la manera en que nos comportamos puede estar determinada por las proyecciones de los demás es útil para ayudarnos a reconocer a las personas controladoras o cómo nos relacionamos con los demás. También nos ayuda a comprender nuestras propias emociones y la salud de nuestras relaciones.