Del nombre que significa Rosa en el canto de la lengua griega, la rodonita es tan romántica y rara como la flor de la que recibe su nombre. Su tinte rosado es similar al cielo en calma después de una tormenta de verano o la forma en que el amanecer se mezcla con la escarcha de la noche anterior. A pesar de que su color es besado con un brillo celestial, la rodonita es una piedra que en realidad se siente terrenal. Ella tiene una excelente fuerza de conexión a tierra y está llena de compasión por el usuario.
Se sabe que la rodonita es un sanador de corazones heridos y magullados. Es una piedra que estimula y activa el poder y la fuerza del corazón, te ayuda a procesar esos golpes fuertes que la vida puede traerte y te invita a salir de patrones de comportamiento colapsados como la codependencia y las cualidades adictivas.
Irradiando calma y encanto, la rodonita también aporta un toque de confianza en uno mismo y claridad de comunicación. Esta claridad no proviene de un lugar de fuerza contundente, sino que la lengua encuentra un tacto que le habla directamente al centro del corazón. Un tour-de-force para el chakra del corazón, la rodonita también nutre el amor profundo y desinteresado y lo lleva a lo largo de un camino interior donde todas las zarzas se han despejado para dar paso a la confianza, la luz del sol y un hermoso equilibrio de yin y yang.