¿Pueden los juegos bruscos ser buenos para sus hijos?

A primera vista, los juegos bruscos parecen un accidente a punto de ocurrir. Pero este tipo de juego puede ayudar con las habilidades sociales y más.

En un minuto, sus hijos están leyendo en silencio o trabajando en un rompecabezas. Al siguiente, se persiguen hasta la cocina y luego juegan tira y afloja con un paño de cocina.

Probablemente prefieras que se vayan de la cocina. ¿Pero deberías enviarlos de vuelta a sus libros?

Los méritos de la lectura son claros, pero ¿los juegos bruscos también pueden tener beneficios?

El juego rudo, o juego rudo y revoltoso, es un juego que involucra actividad física enérgica. Jugar a pelear y luchar son dos ejemplos.

A veces, los juegos bruscos pueden ser tontos en lugar de agresivos, como una pelea de cosquillas.

El rudo viene en muchas formas diferentes:

  • lucha
  • empujando y empujando
  • cosquillas
  • pelea de almohadas
  • persecución
  • escalada
  • rodando y cayendo
  • saltando en la cama
  • paseos a cuestas

No es solo una forma de quemar el exceso de energía. Los juegos bruscos también pueden ser una valiosa oportunidad de vinculación para adultos y niños.

Los juegos bruscos son una actividad común y natural para los niños. Si bien hay algunos niños que preferirían tener menos juegos físicos, otros prefieren actividades bruscas y revueltas.

La investigación de 2018 vincula el juego con el bienestar emocional y el desarrollo cognitivo. Pero, ¿el juego brusco tiene los mismos beneficios?

En resumen, sí. El juego rudo puede tener varios beneficios cuando es divertido.

Es importante reconocer la diferencia entre el juego brusco y la agresión. Si bien la mayoría de los niños saben que los juegos bruscos no son peleas reales, pueden intensificarse cuando las emociones se tornan hacia la ira.

Algunas diferencias sutiles que puede tener en cuenta incluyen:

  • El juego áspero y la caída: Los niños a menudo sonríen y ríen cuando juegan. El contacto es suave y están ansiosos por participar.
  • Agresión: Puede notar que el niño comienza a llorar y el contacto se vuelve duro y áspero. El niño puede tratar de dominar al otro niño y no querer jugar más.

Si notas que el juego se ha vuelto más como una “lucha real”, hay formas de manejar esta situación y calmar las emociones.

Es natural preocuparse por la posibilidad de lesionarse cuando su hijo se pelea con los demás. También es importante pensar en los beneficios, que pueden extenderse más allá del ejercicio adicional.

Autorregulación

El juego brusco es una oportunidad para practicar algunas habilidades importantes de autorregulación, como:

Los juegos bruscos divertidos son lo suficientemente físicos como para ser desafiantes, pero no lo suficiente como para causar dolor o lesiones. A menudo es de ritmo rápido y requiere concentración.

El juego brusco y revoltoso involucra los sentidos y la investigación de 2017 sugiere que puede proporcionar varias oportunidades de desarrollo de autorregulación.

toque saludable

El juego brusco y revoltoso involucra el tacto, lo que puede afectar el desarrollo del cerebro.

Un estudio de 2016 de niños de 5 años encontró que más contacto materno durante el juego estaba relacionado con una mayor actividad y conectividad en ciertas regiones del cerebro. Esto puede llevar a un mayor desarrollo de lo que los investigadores llaman el “cerebro social”.

El tacto es una parte clave del apego seguro en la primera infancia y continúa siendo importante a lo largo de la vida. El contacto social saludable puede incluso proteger contra el trastorno por uso de sustancias, según una investigación de 2019.

Pero estos estudios fueron limitados y se necesita más investigación.

Socialización

Los niños practican habilidades sociales importantes cuando juegan duro. La comunicación no verbal, como el lenguaje corporal y las expresiones faciales, es una parte importante del juego.

Los niños no solo transmiten sentimientos de esta manera, sino que también aprenden a captar las señales sociales de sus compañeros de juego. Esta habilidad les permite darse cuenta cuando un amigo necesita un descanso o el juego es demasiado duro.

Captar estas señales puede ayudarlos a aprender sobre el consentimiento y los límites.

Los juegos bruscos pueden ser ruidosos y perturbadores, pero también pueden ser beneficiosos para sus hijos.

Los niños practican habilidades valiosas cuando participan en juegos físicos, incluida la socialización y la autorregulación.

Es posible que se requiera supervisión para asegurarse de que la obra se mantenga segura. Pero con los límites correctos establecidos, los juegos bruscos pueden ser una actividad divertida y saludable para todos los involucrados.