Psicoanálisis: una historia de la teoría psicoanalítica de Freud

Es casi seguro que hayas oído hablar de Sigmund Freud y el psicoanálisis, pero si eres como la mayoría de las personas, no estás realmente seguro de qué es el psicoanálisis.

También puede preguntarse en qué se diferencia el psicoanálisis de otras formas de terapia de conversación y en qué difieren las teorías detrás del psicoanálisis y otras formas de terapia de conversación.

En este artículo, daremos una descripción general breve pero completa de la teoría y la práctica psicoanalíticas, el impacto del psicoanálisis en otras disciplinas y áreas, y sus críticas más comunes.

Entonces, profundicemos y aprendamos sobre Freud, sus teorías sobre el comportamiento humano y la personalidad (algunas de las cuales pueden parecer excéntricas) y su papel en la creación y popularización de la terapia de conversación.

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¿Qué es el psicoanálisis? Una definición e historia de la teoría psicoanalítica

El psicoanálisis es un tipo de terapia que tiene como objetivo liberar emociones y recuerdos reprimidos o reprimidos o llevar al cliente a la catarsis o curación (McLeod, 2014). En otras palabras, el objetivo del psicoanálisis es llevar a la conciencia lo que existe en el nivel inconsciente o subconsciente.

Este objetivo se logra al hablar con otra persona sobre las grandes preguntas de la vida, las cosas que importan y sumergirse en las complejidades que se encuentran debajo de la superficie aparentemente simple.

El fundador del psicoanálisis: Sigmund Freud y sus conceptos

Es muy probable que haya oído hablar del influyente pero controvertido fundador del psicoanálisis: Sigmund Freud.

Freud nació en Austria y pasó la mayor parte de su infancia y vida adulta en Viena (Biografía de Sigmund Freud, 2017). Ingresó a la escuela de medicina y se formó para convertirse en neurólogo, obteniendo un título de médico en 1881.

Poco después de graduarse, abrió una práctica privada y comenzó a tratar pacientes con trastornos psicológicos.

Su atención fue capturada por la intrigante experiencia de un colega con un paciente; el colega era el Dr. Josef Breuer y su paciente la famosa “Anna O.”, quien padecía síntomas físicos sin causa física aparente.

El Dr. Breuer descubrió que sus síntomas disminuyeron cuando la ayudó a recuperar recuerdos de experiencias traumáticas que había reprimido u ocultado de su mente consciente.

Este caso despertó el interés de Freud por la mente inconsciente y estimuló el desarrollo de algunas de sus ideas más influyentes.

Modelos de la Mente

Quizás la idea más impactante propuesta por Freud fue su modelo de la mente humana. Su modelo divide la mente en tres capas o regiones:

  1. Consciente: Aquí es donde viven nuestros pensamientos, sentimientos y enfoque actuales;
  2. Preconsciente (a veces llamado subconsciente): este es el hogar de todo lo que podemos recordar o recuperar de nuestra memoria;
  3. Inconsciente: en el nivel más profundo de nuestra mente reside un depósito de los procesos que impulsan nuestro comportamiento, incluidos los deseos primitivos e instintivos (McLeod, 2013).

Posteriormente, Freud postuló un modelo más estructurado de la mente, que puede coexistir con sus ideas originales sobre la conciencia y la inconsciencia.

En este modelo, hay tres partes metafóricas de la mente:

  1. Id: El id opera a un nivel inconsciente y se enfoca únicamente en los impulsos y deseos instintivos. Dos instintos biológicos componen el id, según Freud: eros, o el instinto de supervivencia que nos impulsa a participar en actividades de mantenimiento de la vida, y thanatos, o el instinto de muerte que impulsa el comportamiento destructivo, agresivo y violento.
  2. Ego: El ego actúa como un conducto y un control de la identificación, trabajando para satisfacer las necesidades de la identificación de una manera socialmente apropiada. Es el más atado a la realidad y comienza a desarrollarse en la infancia;
  3. Superego: El superego es la parte de la mente en la que residen la moralidad y los principios superiores, que nos alientan a actuar de manera social y moralmente aceptable (McLeod, 2013).

La imagen de arriba ofrece un contexto de este modelo de «iceberg» en el que gran parte de nuestra mente existe en el ámbito de los impulsos e impulsos inconscientes.

Si alguna vez has leído el libro “señor de las moscas” de William Golding, entonces ha disfrutado de la alegoría de la mente de Freud personificada por Jack como el Id, Piggy como el ego y Ralph como el superego.

Mecanismos de defensa

Freud creía que estas tres partes de la mente están en conflicto constante porque cada parte tiene un objetivo principal diferente. A veces, cuando el conflicto es demasiado para que una persona lo maneje, su ego puede involucrarse en uno o varios mecanismos de defensa para proteger al individuo.

Estos mecanismos de defensa incluyen:

  • Represión: El ego empuja los pensamientos perturbadores o amenazantes fuera de la conciencia de uno;
  • Negación: El ego bloquea las experiencias perturbadoras o abrumadoras de la conciencia, lo que hace que el individuo se niegue a reconocer o creer lo que está sucediendo;
  • Proyección: El ego intenta resolver el malestar atribuyendo los pensamientos, sentimientos y motivos inaceptables del individuo a otra persona;
  • Desplazamiento: El individuo satisface un impulso actuando sobre un objeto o persona sustituta de una manera socialmente inaceptable (p. ej., liberando en su lugar la frustración dirigida hacia su jefe sobre su cónyuge);
  • Regresión: Como mecanismo de defensa, el individuo retrocede en el desarrollo para hacer frente al estrés (p. ej., un adulto abrumado que actúa como un niño);
  • Sublimación: Similar al desplazamiento, este mecanismo de defensa implica satisfacer un impulso actuando sobre un sustituto pero de una manera socialmente aceptable (p. ej., canalizando la energía hacia el trabajo o un pasatiempo constructivo) (McLeod, 2013).

Las 5 etapas psicosexuales del desarrollo

Finalmente, uno de los conceptos más perdurables asociados con Freud son sus etapas psicosexuales. Freud propuso que los niños se desarrollan en cinco etapas distintas, cada una centrada en una fuente diferente de placer:

  1. Primera etapa: Oral: el niño busca placer en la boca (p. ej., chupar);
  2. Segundo Escenario: Anal: el niño busca placer en el ano (p. ej., retener y expulsar las heces);
  3. Tercera etapa: Fálico: el niño busca placer en el pene o el clítoris (p. ej., masturbación);
  4. Cuarta Etapa: Latente: el niño tiene poca o ninguna motivación sexual;
  5. Quinta Etapa: Genital: el niño busca placer en el pene o la vagina (p. ej., relaciones sexuales; McLeod, 2013).

Freud planteó la hipótesis de que un individuo debe completar con éxito cada etapa para convertirse en un adulto psicológicamente sano con un ego y un superyó completamente formados. De lo contrario, las personas pueden quedar atrapadas o “fijadas” en una etapa particular, causando problemas emocionales y de comportamiento en la edad adulta (McLeod, 2013).

La interpretación de los sueños

Otro concepto bien conocido de Freud fue su creencia en el significado de los sueños. Él creía que el análisis de los sueños de uno puede dar una visión valiosa de la mente inconsciente.

En 1900, Freud publicó el libro La interpretación de los sueños en el que describió su hipótesis de que el propósito principal de los sueños era proporcionar a los individuos la realización de sus deseos, permitiéndoles trabajar a través de algunos de sus problemas reprimidos en una situación libre de la conciencia y las limitaciones de la realidad (Biografía de Sigmund Freud, nd).

En este libro, también distinguió entre el contenido manifiesto (el sueño real) y el contenido latente (el significado verdadero u oculto detrás del sueño).

El propósito de los sueños es traducir los deseos prohibidos y los deseos tabú en una forma no amenazante a través de la condensación (la unión de dos o más ideas), el desplazamiento (transformación de la persona u objeto que nos preocupa en algo o alguien más) y elaboración secundaria (el proceso inconsciente de convertir las imágenes o eventos de cumplimiento de deseos en una narración lógica) (McLeod, 2013).

Las ideas de Freud sobre los sueños cambiaron el juego. Antes de Freud, los sueños se consideraban divagaciones insignificantes e insensibles de la mente en reposo. Su libro provocó un nuevo nivel de interés en los sueños, un interés que continúa hasta el día de hoy.

Psicología junguiana: Carl Jung

El trabajo de Freud fue continuado, aunque en forma modificada, por su alumno Carl Jung, cuyo tipo particular de psicología se conoce como psicología analítica. El trabajo de Jung formó la base de la mayoría de las teorías y conceptos psicológicos modernos.

Jung y Freud compartían un interés por el inconsciente y trabajaron juntos en sus primeros días, pero algunos desacuerdos clave terminaron con su asociación y permitieron que Jung dedicara toda su atención a su nueva teoría psicoanalítica.

Las tres diferencias principales entre la psicología freudiana y la psicología junguiana (o analítica) están relacionadas con:

  1. Naturaleza y Propósito de la Libido: Jung vio la libido como una fuente general de energía psíquica que motivó una amplia gama de comportamientos humanos, desde el sexo hasta la espiritualidad y la creatividad, mientras que Freud la vio como energía psíquica que impulsa solo la gratificación sexual;
  2. Naturaleza del inconsciente: Mientras que Freud veía el inconsciente como un almacén para los deseos reprimidos socialmente inaceptables de un individuo, Jung creía que era más un almacén para los recuerdos reprimidos del individuo y lo que él llamó inconsciente colectivo o transpersonal (un nivel de inconsciente compartido con otros humanos que es formado por recuerdos latentes de nuestros ancestros);
  3. Causas del comportamiento: Freud consideraba que nuestro comportamiento estaba causado únicamente por experiencias pasadas, sobre todo las de la infancia, mientras que Jung creía que nuestras aspiraciones futuras también tenían un impacto significativo en nuestro comportamiento (McLeod, 2014).

Psicoanálisis lacaniano: Jacques Lacan

A mediados y finales de 1900, el psicoanalista francés Jacques Lacan pidió un regreso a la obra de Freud, pero con un enfoque renovado en el inconsciente y una mayor atención al lenguaje.

Lacan se basó en gran medida en su conocimiento de la lingüística y creía que el lenguaje era una pieza mucho más importante del rompecabezas del desarrollo de lo que suponía Freud.

Hay tres conceptos clave del psicoanálisis lacaniano que lo distinguen de la terapia de conversación original de Freud:

  1. El Real;
  2. Orden Simbólico;
  3. Etapa del espejo.

El Real

Mientras que Freud vio lo simbólico como indicativo de la mente inconsciente de una persona, particularmente en los sueños, Lacan teorizó que «lo real» es en realidad el nivel más fundamental de la mente humana. Según Lacan, existimos en “lo real” y experimentamos ansiedad porque no podemos controlarla.

A diferencia de lo simbólico, al que Freud propuso que se podía acceder a través del psicoanálisis, no se puede acceder a lo real. Una vez que aprendemos y comprendemos el lenguaje, nos separamos completamente de lo real. Él lo describe como el estado de naturaleza, en el que no existe más que la necesidad de comida, sexo, seguridad, etc. (The Real, 2002).

Orden simbólico

El orden simbólico de Lacan es uno de los tres órdenes en los que se pueden ubicar los conceptos, las ideas, los pensamientos y los sentimientos. Nuestros deseos y emociones viven en el orden simbólico, y es ahí donde se interpretan, si es posible. Conceptos como muerte y ausencia pueden integrarse en el orden simbólico porque tenemos al menos cierto sentido de comprensión de ellos, pero es posible que no se interpreten completamente.

Una vez que aprendemos un idioma, pasamos del orden real al simbólico y no podemos regresar a lo real. Lo real y lo simbólico son dos de los tres órdenes que viven en tensión entre sí, siendo el tercero el orden imaginario (Orden Simbólico, 2002).

Etapa del espejo

Lacan propuso que hay un…