La pirámide de piedras preciosas de lapislázuli es como contemplar el cosmos: un remolino de índigo, azul, luz estelar veteada y energía enfocada. El lapislázuli tiene una larga historia legendaria, era una piedra amada por los pintores renacentistas, los narradores persas y los antiguos egipcios. Se ha utilizado para crear piezas de arte inolvidables y ha adornado las tumbas de los faraones. Enérgico y sublime, se sabe que el lapislázuli proporciona un impulso creativo, espiritual y mental, además de llamar al poder a una conciencia superior.
La piedra lapislázuli es buena para el cuerpo, la mente y el alma. Elimina la energía negativa de su sistema ayudando a combatir los sentimientos de angustia y depresión. En la esfera emocional, utiliza su poderosa energía para iluminar el conocimiento interior y sacar a relucir la profunda sabiduría interior. Cuando recurrimos a nuestra propia sabiduría innata, construimos abundantes capas de exuberante confianza en nosotros mismos. Cuando florece la confianza en uno mismo, de repente hay todo tipo de espacio para fomentar las relaciones, no tener miedo de decir nuestra propia verdad y disfrutar de un mundo de sueños y magia manifestada.
Las pirámides amplifican nuestra energía, conectándonos con el suelo bajo nuestros pies y el cielo arriba. Esto pone todo en equilibrio, manteniéndonos sólidos en nuestros cimientos pero sin miedo de alcanzar planos más elevados de pensamiento. Esto es lo que nos mantiene en nuestra alineación más completa y cómo aprendemos a prosperar. Coloca la pirámide en tu hogar para protegerte de ataques negativos y psíquicos o hazla parte de tus rituales de meditación y cuando profundices en el trabajo de los sueños, el tarot o cualquier otra práctica espiritual.