Persistencia: definición, beneficios y ejemplos

Persistencia: definición, beneficios y ejemplos

La perseverancia es el esfuerzo continuo, generalmente frente a obstáculos, para alcanzar una meta. La perseverancia da sus frutos de muchas maneras, como lo demuestra la investigación psicológica.

Sin embargo, a pesar de esa realidad, los humanos seguimos emparejando a las personas y dándole otra oportunidad. Aprendemos a lo largo del camino, hacemos ajustes sobre la marcha y, aunque a veces nos desesperemos, pocos de nosotros abandonamos por completo la misión de encontrar el amor. Para mí, ese es un hermoso ejemplo de perseverancia. ¿De dónde viene este nivel de dedicación a nuestras metas? La investigación psicológica puede decirnos mucho sobre cómo funciona la perseverancia y por qué nos beneficia tanto.

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¿Qué es la persistencia? (Una definición)

La persistencia es acción: es el comportamiento mediante el cual seguimos avanzando hacia una meta, incluso a través de obstáculos (Howard y Crayne, 2019). Este patrón de comportamiento se puede dividir en dos formas diferentes: persistencia continua y persistencia episódica (Brandstatter y Bernecker, 2022). La persistencia continua es la capacidad de mantenernos concentrados en una meta sin tomarnos un descanso, incluso cuando se nos presentan desafíos, obstáculos y actividades alternativas tentadoras. La persistencia episódica es el acto de volver a perseguir una meta después de un tiempo de no lograrla.

Para alcanzar muchos objetivos, necesitamos una persistencia tanto continua como episódica (Brandstatter y Bernecker, 2022). Como terapeuta de parejas, la construcción de una relación significativa me viene naturalmente a la mente como ejemplo. Las relaciones requieren que tengamos una persistencia continua en el sentido de que no podemos simplemente alejarnos cuando se plantean temas difíciles o surge un conflicto; tenemos que seguir adelante y mantenernos conectados para salir fortalecidos del otro lado del problema. Al mismo tiempo, no podemos estar con nuestras parejas todo el tiempo, por lo que debemos demostrar una persistencia episódica para seguir volviendo a nuestro objetivo de construir una conexión con esa persona. Tal vez podríamos pensar en la persistencia continua de forma aislada como la intensidad con la que una persona persigue una aventura de una noche y la persistencia episódica de forma aislada como el acto de volver a un diván de terapia semana tras semana.

¿Algunas personas son más persistentes que otras?

Dicho esto, también se puede decir que algunas personas son más persistentes que otras: tienen la característica de tender a ser persistentes con más frecuencia. Dos investigadores desarrollaron una escala para medir la tendencia a ser persistente y encontraron tres aspectos de ser una persona persistente: ser persistente a pesar de las dificultades, ser persistente a pesar del miedo y ser inapropiadamente persistente, es decir, continuar trabajando para lograr metas que son poco prácticas, poco saludables o muy poco probables de lograr (Howard y Crayne, 2019). Parece que los dos primeros aspectos de la persistencia están asociados con un mejor bienestar psicológico, mientras que el tercero (quizás no sea sorprendente) no lo está.

¿Se puede ser demasiado persistente?

Creo que estas distinciones son útiles. Yo solía correr maratones y podía distinguir entre la necesidad de superar el dolor y el miedo a no poder lograrlo. Sabía que el dolor era inevitable en una carrera larga, pero si me había entrenado adecuadamente, no tenía por qué tener tanto miedo. Cuando empecé a intentar correr ultramaratones, empecé a escuchar historias de personas que se habían esforzado demasiado; su persistencia las había llevado a lesionarse cuando llevaron sus cuerpos más allá de sus límites.

Lo opuesto a la persistencia

Lo creas o no, los psicólogos tienen un término para lo opuesto a la persistencia: lo llaman desapego de la meta (Brandstatter y Bernecker, 2022). Conceptualizan el desapego de la meta como el estado de haber liberado el compromiso con la meta anterior en varios niveles. Una persona no ha logrado el desapego de la meta hasta que ha dejado de estar emocional, mental y conductualmente involucrada en la meta.

Por ejemplo, yo diría que una persona no ha superado realmente su relación anterior hasta que no dedica a esa persona la misma atención, cuidado y energía que dedicaría a una amistad que ya tiene. Muchos de nosotros, si no la mayoría, no llegamos a esa etapa hasta que empezamos a buscar una nueva relación con una nueva persona.

¿Por qué es importante la persistencia?

Ser capaz de persistir (y dejar de persistir cuando sea necesario) son aspectos fundamentales de nuestra capacidad para regularnos a nosotros mismos y alcanzar tanto nuestras metas personales como nuestro bienestar (Brandstatter y Bernecker, 2022). Sin perseverancia, simplemente no creceríamos ni aprenderíamos mucho. Piensa en tus experiencias de aprendizaje de matemáticas cuando eras niño y adolescente: sin una perseverancia continua, como mantenerte concentrado en un nuevo tipo de ecuación durante todo un período de clase, probablemente no habrías llegado a comprender conceptualmente las habilidades matemáticas que estabas aprendiendo. Sin una perseverancia episódica (recurrir a las habilidades una y otra vez, en las tareas y los exámenes), no habrías consolidado esas habilidades como un activo a largo plazo.

De esta manera, la persistencia en el aprendizaje nos permite desarrollar las competencias clave que necesitamos como adultos independientes. De hecho, sin persistencia, seguramente no llegaríamos muy lejos en la vida, por lo que la mayoría de las especies parecen haber desarrollado una capacidad innata para persistir en ciertas tareas difíciles del desarrollo (Lucca y Sommerville, 2018). Se necesita una serie interminable de intentos de ensayo y error para aprender a caminar, hablar, atarse los zapatos, etc.

Por último, la perseverancia es importante porque nos hace sentir bien trabajar duro para alcanzar nuestras metas (Disaboto et al., 2019). Algunos psicólogos incluso llegan a afirmar que es esta sensación de satisfacción la que actúa como el principal impulso para perseverar (Mees y Schmitt, 2008).

Ejemplos de persistencia

Hace aproximadamente un mes, mi cooperativa de viviendas incorporó a un nuevo compañero de casa, que trajo consigo a su perro. Este perro, bendito sea, no puede soportar los continuos recordatorios verbales que recibe para que no entre en la cocina. Es demasiado persistente en su objetivo de estar cerca de la gente y de la comida como para permanecer fuera de la cocina durante mucho tiempo.

En verdad, veo ejemplos de perseverancia a mi alrededor. Son las parejas a las que aconsejo en sus relaciones, mis amigos que llegan temprano cada mañana al gimnasio de escalada y mis compañeros de casa cuando nos reunimos para reuniones de la casa cada lunes por la noche para discutir las necesidades de nuestra comunidad. Los objetivos grandes y significativos subyacen a estos comportamientos persistentes: objetivos de crecimiento personal, intimidad y armonía.

¿La persistencia da sus frutos?

¡La perseverancia definitivamente da sus frutos! Por ejemplo, es un aspecto fundamental de la creatividad, que puede desglosarse en una combinación de flexibilidad y perseverancia (Nijstad et al., 2010). Necesitamos perseverancia para perseverar en nuestras ideas creativas y explorarlas lo suficiente como para que se puedan hacer realidad.

También hay muchos datos que demuestran que la perseverancia da sus frutos en términos de logros académicos y profesionales. Por ejemplo, en un estudio realizado en Suecia, la perseverancia con la que las personas trabajaban en tareas cuando tenían 13 años predijo sus calificaciones a los 16 años, su nivel de educación como adultos y lo bien pagados y valorados que eran sus trabajos como adultos (Andersson y Bergman, 2011). Esto llevó a los autores del estudio a concluir que la inteligencia general de estos individuos, si bien influía en su éxito, también dependía de su perseverancia como individuos.

Incluso ver a otra persona que personifique la perseverancia puede ayudarnos a ser más perseverantes. En un estudio, después de pedirle a unas personas que realizaran una tarea que requería mucho autocontrol, pudieron persistir durante más tiempo cuando se les expuso a la imagen de una persona que consideraban muy perseverante (Martijn et al., 2007).

La persistencia también implica estar dispuesto a arriesgar un esfuerzo adicional y a perder tiempo y energía para alcanzar las metas (Lucas et al., 2015). En este sentido, las personas más persistentes pueden sufrir una pérdida de recursos al negarse a rendirse en una tarea; esto las hace más propensas a lograr lo que otras personas no logran, pero también más propensas a enfrentar las consecuencias de fracasar donde una persona menos persistente se habría rendido antes.

La psicología de la persistencia

Los psicólogos han propuesto muchas teorías explicativas potenciales para la presencia de la persistencia en nuestras vidas. Una de ellas es la teoría de la autodeterminación (Ryan y Deci, 2019), que afirma que las personas trabajarán naturalmente para satisfacer sus necesidades psicológicas básicas de relación, competencia y autonomía. En este sentido, las metas que satisfacen estas necesidades son naturalmente gratificantes, por lo que persistiremos en tratar de alcanzarlas, mientras que las metas que no satisfacen estas necesidades se perseguirán con menos persistencia.

Otra teoría, la teoría del establecimiento de metas, nos dice que demostramos persistencia en torno a metas específicas y desafiantes (pero no demasiado desafiantes) (Locke y Latham, 1990). Desde esta perspectiva, es la naturaleza de la meta en sí la que nos motiva a ser persistentes. Una tercera teoría afirma que persistiremos en pos de una meta hasta que los costos asociados con esa búsqueda comiencen a superar la importancia o la deseabilidad de la meta (Brehm y Self, 1989). Finalmente, otros psicólogos han analizado las diferencias individuales en la persistencia en lugar de los factores contextuales. Tal vez el ejemplo contemporáneo más famoso de esto sea el concepto psicológico de la tenacidad, en el que Angela Duckworth caracterizó la persistencia como un aspecto clave para ser una persona generalmente tenaz y perseverante (Duckworth et al., 2007).

Persistencia vs Consistencia

Se puede pensar en la persistencia como el acto de ser constante en la búsqueda de un objetivo. Como hemos señalado anteriormente, esto no significa necesariamente trabajar sin parar para alcanzar el objetivo, pero sí significa poner un esfuerzo constante a lo largo del tiempo.

Persistencia vs perseverancia

Los psicólogos suelen utilizar los términos perseverancia y persistencia para describir los mismos patrones de conducta (Gucciardi et al., 2016). En este sentido, se pueden utilizar de forma intercambiable. (Al mismo tiempo, puede resultar útil saber que la palabra muy similar “perseverar” tiene un significado menos positivo en el mundo de la psicología).

Persistencia vs resiliencia

La resiliencia es la capacidad de afrontar eficazmente el estrés y los problemas de salud mental (Connor y Davidson, 2003). En este sentido, se superpone mucho con la persistencia, porque para actuar de manera persistente, uno debe lidiar con…