Miedo: definición, síntomas, ejemplos y consejos

Miedo: Definición, síntomas, ejemplos y consejos

¿Qué es el miedo? Conozca la definición del miedo, lea sobre los síntomas y ejemplos del miedo y descubra cómo superarlo.

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¿Qué es el miedo? (Una definición)

En términos simples, el miedo es la experiencia que tenemos cuando nos sentimos amenazados (Adolphs, 2013). Ya sea que la amenaza sea una evaluación de desempeño en el trabajo, la pendiente pronunciada de una montaña que elegimos esquiar o el sonido de pasos detrás de nosotros por la noche, el miedo es una experiencia estresante que afecta todo el cuerpo al anticipar que algo malo podría suceder. Por lo general, pensamos en el miedo como una emoción (Thomson, 1979), pero, como veremos, los científicos también definen el miedo según los pensamientos, comportamientos y cambios en nuestro cuerpo que ocurren cuando sentimos miedo (Buck, 1984; Ekman, 1977).

El opuesto del miedo
Muchas personas sabias se han planteado cuál es el opuesto del miedo y, en general, han optado por algo como la fe, la esperanza, el coraje, la confianza o la seguridad (Gray, 2021; Konstan, 2005; Piscitelli y Perrella, 2017). Esta gama de respuestas tiene sentido si lo pensamos un momento: si el miedo es la creencia de que estás en peligro, una experiencia totalmente opuesta no solo implicaría la ausencia de miedo, sino también la creencia de que algo bueno sucederá.

¿Qué es el miedo en psicología? (Resultados de la investigación)

El miedo en el cuerpo
Cuando algo te asusta, tu experiencia consciente puede ser una combinación de síntomas físicos (más sobre esto en un momento) y pensamientos de miedo. Sin embargo, los psicólogos y otros científicos piensan que el miedo es una respuesta que tu cuerpo da a algo amenazante, con el objetivo de defenderte de ello (Johnson, 2016). Las partes de tu cerebro que se enfocan en detectar amenazas entran en alerta máxima, lo que le dice al resto de tu cuerpo que se inunde de hormonas y te prepare para reaccionar de manera efectiva (LeDoux, 2003). Esta respuesta de alerta máxima implica muchos cambios en tu cuerpo.

El miedo en la mente
Los psicólogos también miden el miedo observando la frecuencia, intensidad y duración de los pensamientos sobre el acontecimiento amenazante (Rachman et al., 1987). Por ejemplo, la mayoría de las personas que están a punto de someterse a una intervención quirúrgica tendrán algunos pensamientos temerosos sobre resultados negativos. Sin embargo, si esos pensamientos surgen con tanta frecuencia o son tan difíciles de ignorar que dificultan a una persona seguir con su vida diaria, es posible que necesite ayuda profesional para afrontar ese miedo.

El miedo en nuestro comportamiento
Cuando nos enfrentamos a algo amenazante, tratamos de responder de manera adaptativa. Todas las formas en que nos comportamos ante el miedo funcionan para ayudarnos a mantenernos a salvo (Adolphs, 2013). Como quizás hayas escuchado antes, la mayoría de los animales, incluidos los humanos, responden a circunstancias aterradoras con alguna versión de la respuesta de lucha o huida. Esto puede incluir “luchar” (por ejemplo, prepararse para enfrentar la amenaza de frente), “huir” (por ejemplo, prepararse para correr y evitar el peligro) o “congelarse” (por ejemplo, bloquearse para que la amenaza pueda pasar de largo) (Bracha et al., 2004).

Como terapeuta que trabaja con parejas, he visto los tres tipos de respuestas cuando mis clientes tienen miedo. Cuando uno de los miembros de la pareja expresa una crítica o una necesidad no satisfecha, he visto al otro objetar a la defensiva (es decir, “luchar”), cambiar de tema (es decir, “huir”) o simplemente quedarse en silencio y no responder (es decir, “quedarse paralizado”).

Síntomas del miedo

Los siguientes síntomas físicos son comunes en las respuestas al miedo. Probablemente los hayas experimentado todos en algún momento u otro (yo sí):

Síntomas comunes del miedo

  • Latidos cardíacos rápidos
  • Transpiración
  • Temblor
  • Dificultad para respirar
  • Piernas tambaleantes
  • Mareado o aturdido
  • Sensación de ahogo
  • Indigestión
  • Dolor en el pecho
  • Sentir escalofríos
  • Cara enrojecida
  • Boca seca

Además de estos síntomas físicos, las personas a menudo informan que se sienten abrumadas, fuera de control, nerviosas o entumecidas cuando tienen miedo (Beck y Steer, 1993).

Miedo vs ansiedad

A menudo utilizamos las palabras “miedo” y “ansiedad” como si fueran prácticamente lo mismo. Sin embargo, los investigadores y psicólogos tienen definiciones distintas para cada palabra. El miedo es una respuesta inmediata y automática a algo amenazante en tu entorno. Si respondes de manera eficaz a la situación que te da miedo, es posible que no la temas tanto la próxima vez. Sin embargo, si no resuelves o sales de la situación que te da miedo, aprendes a preocuparte por la posibilidad de que esa situación vuelva a ocurrir. Así es como se desarrolla la ansiedad. En otras palabras, sentir ansiedad es el resultado de estar en situaciones que te dan miedo y que crees que no puedes manejar (Beck y Emery, 2005; Ohman, 2008).

Ejemplos de miedo

Aunque nuestra mente se sienta atraída por ejemplos vívidos de miedo, como las fobias que impiden a las personas volar, recibir una inyección o tocar arañas, los pequeños momentos de miedo nos ocurren casi todos los días. Hace poco, cuando volvía a casa en coche desde las montañas, en un día nevado, tuve varias experiencias de ese tipo. Al derrapar en un tramo helado de la carretera, temí chocar contra la barandilla o atravesarla. Al ver un coche de policía detrás de mí, sentí un destello de miedo y me pregunté si había dejado la cartera en casa. Ahora, conduciendo muy despacio, vi los coches que se alineaban detrás de mí y empecé a temer que se enfadaran por mi conducción cautelosa.

Causas del miedo

Todos nuestros miedos son innatos o aprendidos. Por ejemplo, desde la infancia tememos estar solos: estar solo significa no tener los recursos para sobrevivir. A medida que crecemos, aprendemos a temer situaciones similares también. Por eso, aunque no parezcan lo mismo, hacer un chiste del que nadie se ría y que me dejen solo en mi cuna cuando soy un bebé pueden en realidad evocar en mí el mismo miedo: a quedarme solo.

Este vídeo es otro buen ejemplo de cómo nuestros miedos son a la vez intrínsecos y consecuencia de las experiencias que tenemos. También nos muestra cómo nuestros miedos pueden volverse más extremos con el tiempo y cómo podemos revertir ese patrón.

Vídeo: ¿Qué causa el miedo a las alturas?

Trastornos que pueden incluir miedo

El miedo es una de las emociones humanas básicas (Ekman, 1992), por lo que no debería sorprendernos que tener demasiado miedo (o muy poco miedo) sea un aspecto de muchos trastornos psiquiátricos. Las personas con fobias tienen reacciones de miedo muy fuertes ante contextos específicos. Las personas con trastorno de estrés postraumático (TEPT) reaccionan con gran miedo a las cosas del presente que les recuerdan eventos traumáticos de su pasado, incluso si lo que enfrentan en el presente en realidad no es una amenaza para ellas (Maren et al., 2013). Las personas con trastornos de ansiedad temen las situaciones en las que se centran sus pensamientos ansiosos. Y las personas que temen la intimidad pueden sufrir depresión y ansiedad y pueden terminar con una falta de relaciones cercanas al involucrarse en conductas compulsivas o adictivas (Thorberg y Lyvers, 2006).

Por otra parte, una de las características que definen a las personas que cumplen los criterios de psicopatía o sociopatía es una respuesta de miedo inusualmente pequeña (Birbaumer et al., 2005). Si bien algunas personas pueden ver esta falta de miedo como una ventaja, existen limitaciones severas para no sentir miedo cuando se debería. Las personas que sienten muy poco miedo corren el riesgo de ponerse a sí mismas y a los demás en situaciones peligrosas, lo que eventualmente conduce a consecuencias legales o daños importantes.

Tratamientos contra el miedo

Cientos de estudios han demostrado que la forma más eficaz de tratar el miedo es exponerse a situaciones que generen miedo (McLean et al., 2022). La terapia de exposición, como se la denomina, puede adoptar distintas formas. Las personas que temen a situaciones específicas trabajan con un terapeuta para afrontar esas situaciones de formas cada vez más temibles. Por ejemplo, alguien que tiene miedo a las arañas puede leer primero sobre ellas, luego mirar una foto de una araña, luego ver un vídeo de arañas y finalmente sentarse al otro lado de la habitación frente a una araña en una jaula.

Otra técnica que se utiliza con más frecuencia para ayudar a las personas con TEPT es practicar la concentración intencional en los eventos que resultaron especialmente aterradores (McLean et al., 2022). A medida que las personas practican la escritura y la lectura en voz alta de las historias de lo que les ha sucedido, en un contexto seguro y terapéutico, comienzan a tener menos miedo de que una situación así vuelva a suceder.

Cómo afrontar el miedo

Todos seguiremos sintiendo miedo a lo largo de nuestra vida. ¡No podrías eliminar todos tus miedos ni aunque lo intentaras! El miedo es un mecanismo incorporado que nos mantiene a salvo. Por este motivo, es mucho más eficaz centrarse en afrontar eficazmente los miedos que aspirar a no tenerlos. De hecho, incluso puedes darle la bienvenida al miedo cuando llegue a tu vida: aceptar que inevitablemente aparecerá hace que sea más fácil afrontarlo.

Consejos y técnicas para superar el miedo

Sabiendo esto, podemos practicar cómo responder a nuestros miedos. Activar el lado más “lógico” de nuestro cerebro puede ayudarnos a reducir nuestra respuesta al miedo. Por ejemplo, he estado aprendiendo a escalar durante el último año. Cada vez que escalo, a medida que me acerco al límite de mi fuerza física, me da miedo caer y morir. Antes de que las respuestas emocionales y físicas del miedo se apoderen de mí, Tengo que volver a poner en funcionamiento mi cerebro pensante.Me recuerdo a mí mismo que nadie ha muerto nunca en este gimnasio de escalada, que la cuerda que me sostiene puede soportar 2000 libras, que mi compañero me está mirando y sabe cómo mantenerme a salvo.

Mi miedo a las alturas es innato e importante: sin todas estas protecciones, soltar el muro significaría morir. Pero en realidad estoy a salvo y, una vez que me lo recuerdo, puedo seguir escalando.

También podemos superar el miedo regulando conscientemente nuestro cuerpo. Respirar profundamente, relajar conscientemente nuestros músculos e incluso imaginarnos en una situación menos estresante puede reducir el miedo.

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Reflexiones finales sobre el miedo

Espero haberlo dejado claro, pero el miedo es una emoción humana esencial, un don evolutivo diseñado para protegernos de todo daño. Tus miedos son naturales y están tratando de ayudarte. Depende de ti decidir si debes prestar atención a cada miedo o tratar de superarlo. Espero que este artículo te haya ayudado a entender cuándo y cómo hacerlo.

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Referencias

  • Adolphs, R. (2013). La biología del miedo. Current Biology, 23(2), R79-R93.
  • Beck, AT, y Emery, G. (2005). Trastornos de ansiedad y fobias: una perspectiva cognitiva. Nueva York: Basic Books.
  • Beck, AT, y Steer, RA (1993). Manual de inventario de ansiedad de Beck. San Antonio: Psicología…