Mentalidad de víctima: definición, ejemplos y cómo superarla

Mentalidad de víctima: definición, ejemplos y cómo superarla

Si conoces a alguien que siempre se hace la víctima, es posible que esté abordando la vida con esa mentalidad. Conozcamos más sobre esta mentalidad y cómo superarla.

En este artículo, veremos qué es la mentalidad de víctima, daremos algunos ejemplos y exploraremos formas de poner fin a esta forma inútil de pensar.

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¿Qué es la mentalidad de víctima? (Una definición)

El término “mentalidad de víctima” se refiere a la creencia irracional de que siempre se es víctima, en casi todas las interacciones y situaciones. Cuando alguien aborda la vida con esta perspectiva, cree que siempre le sucederán cosas malas, que los demás tienen la culpa y que no hay nada que pueda hacer para cambiarlo. Existe una sensación de falta de control o de impotencia (Merriam-Webster, 2023).

Es importante señalar que no se trata de un sentimiento pasajero. Es natural sentirse explotado o abusado después de que nos hayan tratado injustamente o de que alguien nos haya hecho daño. Pero con una mentalidad de víctima, no puedes superarlo. Sentirte víctima se convierte en parte de ti (Gabay et al., 2020)

Además, cuando se tiene una mentalidad de víctima, se tiende a ver cualquier situación o interacción desagradable como una afrenta personal. Esta perspectiva puede tener efectos nocivos en el trabajo, las relaciones y la salud mental.

Vídeo: ¿Qué es la mentalidad de víctima?

Lo opuesto a la mentalidad de víctima

Lo opuesto a la mentalidad de víctima es tener una sensación de agencia, control y empoderamiento. Incluye la creencia de que puedes cambiar tus circunstancias, a pesar de las cosas malas que te han sucedido o las injusticias infligidas por otros. Existe la creencia de que puedes asumir la responsabilidad de tu futuro. En lugar de ser pasivo porque piensas que nada cambiará sin importar lo que hagas, tomas acción porque crees que tus esfuerzos pueden mejorar tu situación.

Mentalidad de víctima vs. Víctima real

Con una mentalidad de víctima, la persona tiene una irrazonable imagen de sí mismos como víctimas. A veces, una mentalidad de víctima puede desarrollarse sin ninguna experiencia de victimización grave (Gabay et al., 2020). Por el contrario, una víctima real ha pasado por una experiencia (o experiencias) que la mayoría de nosotros también veríamos como abuso o injusticia.

Sin embargo, las experiencias reales de eventos traumáticos a menudo contribuyen a desarrollar una mentalidad de víctima. Pero no siempre. Muchos de nosotros experimentamos un trauma sin pensar que siempre seguirán sucediendo cosas malas o que no se puede confiar en nadie. Con una mentalidad de víctima, se ha convertido en parte de su identidad. Jugar a ser la víctima se convierte en un rasgo de personalidad. Este no es el caso de muchas víctimas reales. De hecho, muchas de las que han pasado por un trauma prefieren no identificarse con esas experiencias.

Señales de mentalidad de víctima

  • Necesidad de reconocimiento: Las personas con mentalidad de víctima necesitan que los demás reconozcan su condición de víctimas y empaticen con ellas. La mayoría de nosotros encontramos consuelo cuando otros reconocen nuestro dolor y validan nuestros sentimientos (Gaby et al., 2020). Pero para algunos, esto se convierte en una necesidad continua, incluso en situaciones que la mayoría de nosotros no consideraríamos victimización.
  • Rumia: Un signo de mentalidad de víctima es pensar excesivamente en las injusticias que has sufrido y el dolor que te han causado. Cuando te dejas llevar por este patrón de pensamiento, te centras en las causas de los problemas y en tu sufrimiento en lugar de en las posibles soluciones (Gabay et al., 2020, Gollwitzer et al., 2015).
  • Culpar a los demás: En la mentalidad de víctima, se cree que todo lo malo de la vida es resultado de las acciones de los demás. Por supuesto, a veces las personas se hacen daño entre sí, pero en la mentalidad de víctima, la tendencia es no hacerse responsable de nada negativo en la vida. Siempre es culpa de los demás.
  • Elitismo moral: El elitismo moral se refiere a la creencia de que uno es moralmente superior a los demás. Esto puede utilizarse para controlar a los demás acusándolos de ser inmorales, injustos o egoístas mientras se afirma que uno es altamente ético. Los investigadores sugieren que esto podría ser un mecanismo de defensa contra el dolor emocional (Gabay et al., 2020).
  • No dispuesto a perdonar: Las personas con mentalidad de víctima están menos dispuestas a perdonar a los demás, especialmente si el ofensor no dio el “primer paso” para enmendar el daño. Esto está relacionado con el elitismo moral y la tendencia a buscar venganza (Gabay et al., 2020).
  • Sentimiento de derecho: Un mayor sentido de derecho puede provenir de la creencia de que siempre son tratados injustamente y, por lo tanto, merecen un trato especial y una compensación por su sufrimiento. Además, debido a su percepción de maltrato, tienden a creer que tienen derecho a tratar a los demás de la misma manera (Gabay et al., 2020).
  • Falta de empatía: Las personas con mentalidad de víctima tienden a centrarse tanto en su sufrimiento que no pueden ver el sufrimiento de los demás (Gaby et al., 2020).
  • Falta de confianza: Otra señal de mentalidad de víctima es asumir que los demás tienen malas intenciones. Por ejemplo, si alguien choca con ellos accidentalmente, asumirán que fue intencional y que esa persona no los quiere.
  • Impotencia y pasividad: Las personas con mentalidad de víctima se sienten impotentes para cambiar sus circunstancias y muestran una actitud pasiva ante sus vidas. Cuando alguien les ofrece consejos o soluciones, siempre encuentran razones por las que las sugerencias no funcionarán. Es fácil ver por qué esto puede resultar frustrante e incluso desagradable para la persona que intenta ayudar. Este comportamiento puede dañar las relaciones y, en última instancia, confirmar la creencia de que siempre ocurren cosas malas.

Causas de la mentalidad de víctima

  • Trauma pasado: Las experiencias traumáticas significativas pueden contribuir al desarrollo de una mentalidad de víctima como mecanismo de afrontamiento. Las experiencias pueden incluir abuso emocional, físico o mental, acoso, discriminación o rechazo social (Gabay et al., 2020). Estas experiencias traumáticas pueden moldear su percepción del mundo como un lugar inseguro y hostil, lo que las lleva a creer que están destinadas a ser víctimas.
  • Observación: Ser testigo de la victimización de otras personas también puede influir, especialmente si el abuso involucró a alguien cercano a usted (Gollwitzer et al., 2015). Además, si observa constantemente que otras personas adoptan una mentalidad de víctima, puede llegar a creer que esto es la norma e imitar esos patrones de pensamiento.
  • Confianza rota: Tenemos una necesidad humana básica de confiar en los demás. Experimentar una traición, especialmente en momentos críticos de la infancia o la adolescencia, puede llevarnos a una mayor sensación de injusticia o maltrato. Tu experiencia te enseñó que confiar en los demás conduce al dolor emocional. Por eso, para protegerte, te acercas a los demás con sospecha y esperas lo peor (Gollwitzer et al., 2015).
  • Rasgos personales: Algunos de nosotros somos naturalmente más sensibles a la victimización y nos resulta más difícil superar experiencias difíciles. Si bien esto puede ser un factor que contribuya al desarrollo de una mentalidad de víctima, los estudios muestran que este rasgo de personalidad puede verse influenciado por el entorno, por lo que se puede cambiar (Gollwitzer et al., 2015). Además, ser más sensible a la victimización no siempre conduce a una mentalidad de víctima; no tiene por qué convertirse en tu identidad.
  • Ambiente: Tendemos a buscar a otras personas que sean como nosotros. Por lo tanto, si tienes una mentalidad de víctima, tiendes a elegir amigos que piensen como tú. Rodearte de otras personas que estén de acuerdo contigo refuerza y ​​solidifica tus percepciones y creencias (Gollwitzer et al., 2015).
  • Sesgos cognitivos: Los sesgos cognitivos, como el sesgo de confirmación y el de atención selectiva, pueden contribuir a la aparición de una mentalidad de víctima y reforzarla. Las personas con mentalidad de víctima pueden centrarse selectivamente en la información que respalda sus creencias e ignorar la que las refuta. O pueden interpretar la información de una manera que respalde su narrativa de víctima y descartar la información que dice lo contrario.

Ejemplos de mentalidad de víctima

  • En política: Trump animó a sus seguidores a sentirse víctimas de la sociedad (o del “sistema”). También se presentó como una de ellas, una víctima como él, a pesar de su riqueza y éxito (Armaly y Enders, 2021).
  • Presunción de daño: Cuando se tiene una mentalidad de víctima, se tiende a acercarse a las personas nuevas con sospecha, incluso cuando no hay motivos para hacerlo. Un estudio demostró que las personas que tienden a adoptar una mentalidad de víctima desconfiaban más de los rostros enojados y neutrales (Gollwitzer et al., 2015).
  • Resistencia a probar cosas nuevas: Una actitud común con mentalidad de víctima es “Si fallará, ¿para qué molestarse?”.
  • En el trabajo: Alguien con mentalidad de víctima puede creer que sus colegas intentan sabotear deliberadamente su éxito. Tienden a hablar de que su trabajo nunca recibe reconocimiento, pero en lugar de buscar retroalimentación o asumir responsabilidades, culpan a los demás por su falta de progreso.
  • En las relaciones: Cuando no está feliz en su relación principal, una persona con mentalidad de víctima le echa toda la culpa a su pareja y se niega a considerar de qué manera puede estar contribuyendo. Siempre que hay un desacuerdo, se presenta como el que siempre sale lastimado y agraviado, sin importar las circunstancias.

Trastorno de mentalidad de víctima

Los psicólogos no reconocen la mentalidad de víctima como un trastorno. Es más bien un rasgo de personalidad o una mentalidad. En artículos académicos, se puede utilizar el nombre más formal de “tendencia al victimismo interpersonal (TIV)” (Gabay et al., 2020). Sin embargo, el término TIV se centra principalmente en los aspectos interpersonales de la mentalidad de víctima.

Aunque no se considera un trastorno en sí mismo, la mentalidad de víctima puede ser una característica de otros trastornos de salud mental, como el trastorno de estrés postraumático (TEPT) o la depresión. En ambos trastornos, las personas a veces se ven a sí mismas como indefensas o impotentes, que son características de la mentalidad de víctima.

Cómo superar la mentalidad de víctima

  • Reconocer: Cuando un patrón de pensamiento se arraiga, puede resultar difícil verlo. Simplemente parece que las cosas son así. Por lo tanto, el primer paso es hacer una introspección para identificar el patrón de pensamiento negativo. (No podemos cambiar algo a menos que lo veamos). Las cosas que debemos observar incluyen las señales y los comportamientos enumerados anteriormente.
  • Practica la atención plena y la conciencia: Tómate un tiempo para contemplar tus emociones, tu comportamiento y tus pensamientos en lugar de reaccionar impulsivamente ante las personas y las situaciones. Observar tu interior…