Más de 19 ejemplos de pensamiento dicotómico (definición + críticas) –

Hoy nos sumergimos en un tema que afecta a todas nuestras vidas de una forma u otra: pensamiento dicotómico. Quizás se pregunte: «¿Cuál es esa palabra larga y por qué debería importarme?» No te preocupes; lo desglosaremos por usted.

El pensamiento dicotómico, también conocido como «pensamiento en blanco y negro», es una forma en que nuestra mente a veces clasifica el mundo en extremos. Es como ver todo como bueno o malo, correcto o incorrecto, un éxito o un fracaso.

Imagínese etiquetar una película como «la mejor película de todos los tiempos» o como la «peor película de todos los tiempos», sin ningún punto intermedio. Eso es pensamiento dicotómico en acción.

¿Porque es esto importante? Bueno, si bien puede parecer más fácil colocar las cosas en pequeñas cajas ordenadas, esta forma de pensar puede limitarnos de muchas maneras. Puede afectar nuestras relaciones, nuestras carreras, nuestra salud mental e incluso cómo entendemos temas complejos como la política.

En este artículo, exploraremos qué es el pensamiento dicotómico, de dónde viene y por qué se considera un problema común en nuestros patrones de pensamiento. Y aquí está la mejor parte: ¡compartiremos ejemplos del mundo real con los que podrás identificarte! Verá cómo se manifiesta en las relaciones, en el trabajo, en la política, en las escuelas e incluso en cómo pensamos sobre nuestra salud.

¿Qué es el pensamiento dicotómico?

El pensamiento dicotómico puede parecer complicado, pero en realidad es sólo un término elegante para un concepto simple con el que todos nos encontramos. En el lenguaje cotidiano, es posible que lo llamen «pensamiento en blanco y negro» o «pensamiento de todo o nada». Todas estas frases significan lo mismo: ver el mundo en extremos, como sí o no, bueno o malo, o ganar o perder.

¿Alguna vez te has preguntado de dónde viene este término? Bueno, es un tema que se discute a menudo en un campo de estudio llamado psicología cognitiva. Los psicólogos cognitivos han estado explorando la forma en que pensamos durante décadas. Una persona que quizás quieras conocer es Aaron T. Beck, un psicólogo que habló mucho sobre el pensamiento dicotómico allá por los años 1960. Descubrió que esta forma de pensar a menudo puede provocar problemas como depresión y ansiedad. En otras palabras, ¡ha estado en el radar de los científicos durante mucho tiempo!

Aquí hay algo que puede resultarle interesante: el pensamiento dicotómico es bastante común. Nuestros cerebros están programados para emitir juicios rápidos. Imaginemos a nuestros antepasados ​​en la naturaleza, teniendo que decidir rápidamente si un arbusto susurrante es sólo el viento o un animal peligroso. No hubo tiempo para reflexionar sobre todos los tonos de gris; era «¡huir!» o «quedarse quieto». Ese instinto todavía nos acompaña hoy en día, lo que nos hace propensos a emitir juicios precipitados.

Las teorías detrás del pensamiento dicotómico

Terapia cognitivo-conductual (TCC) y su perspectiva

La terapia cognitivo-conductual, o TCC, es como una caja de herramientas para tu mente. Le ayuda a comprender cómo están conectados sus pensamientos, sentimientos y acciones, y cómo puede modificar uno para mejorar los demás. Es como un taburete de tres patas: si una de ellas se tambalea, ¡todo el taburete podría caerse!

Entonces, ¿cómo se relaciona la TCC con el pensamiento dicotómico? Bueno, los expertos en TCC suelen conocer personas que piensan en extremos. Por ejemplo, digamos que un estudiante obtiene una B en un examen de matemáticas e inmediatamente piensa: «¡Soy terrible en matemáticas!». Ése es un ejemplo clásico de pensamiento dicotómico.

Según la TCC, este pensamiento extremo («Soy terrible en matemáticas») probablemente hará que el estudiante se sienta deprimido, tal vez incluso avergonzado. Y cuando nos sentimos así, ¿queremos estudiar más o rendirnos? Lo más probable es que queramos tirar la toalla. ¿Ves cómo el pensamiento influyó en el sentimiento y luego en la acción? ¡Es una reacción en cadena!

Los terapeutas que utilizan la TCC ayudan a las personas a identificar este tipo de pensamientos extremos y reemplazarlos por otros más equilibrados. En lugar de pensar: «Soy terrible en matemáticas», el estudiante podría aprender a pensar: «No lo hice tan bien como quería, pero eso no significa que sea malo en matemáticas. Puedo mejorar». » Cambiar el pensamiento puede cambiar el sentimiento y eso puede conducir a acciones más positivas, como buscar ayuda o estudiar más la próxima vez.

Aarón T. Beck

Si la TCC es una caja de herramientas, entonces Aaron T. Beck es como uno de sus maestros constructores. En la década de 1960, Beck fue una de las primeras personas en hablar seriamente sobre las distorsiones cognitivas, que son formas en que nuestra mente nos engaña haciéndonos creer cosas que no son ciertas ni útiles. El pensamiento dicotómico es uno de estos trucos.

La investigación de Beck nos ayudó a comprender que cuando nuestra mente salta a los extremos, no vemos el mundo como realmente es. Es como mirar a través de la lente de una cámara que lo distorsiona todo, haciendo que las cosas pequeñas parezcan enormes y las grandes parezcan diminutas. Y así como no querrás andar por ahí usando gafas que distorsionen tu visión, tampoco querrás ir por la vida con pensamientos distorsionados.

Sostuvo que el primer paso hacia un pensamiento más saludable y una vida más feliz es la conciencia. Una vez que sepas que tu mente te está jugando una mala pasada, puedes empezar a cuestionar esos pensamientos extremos. Puedes preguntarte: «¿Es esto realmente cierto? ¿Siempre es así o podría haber un término medio?». El trabajo de Beck ha ayudado a innumerables personas a liberarse de la trampa del pensamiento en blanco y negro, abriendo todo un espectro de colores para explorar.

Los dos sistemas: pensamiento rápido y lento

Ahora, hablemos de otra forma de entender por qué pensamos en los extremos: la teoría del proceso dual. Esta teoría dice que tenemos dos formas de pensar.

El Sistema 1 es como un velocista: rápido y basado en intuiciones.

El Sistema 2 se parece más a un corredor de maratón: más lento, más cuidadoso y lógico.

Quizás se pregunte: «¿Qué tiene que ver correr con pensar?» Bueno, piensalo. Si tuvieras que huir de un león, no querrías detenerte a pensar en ello: ¡querrías correr!

Ese es el pensamiento del Sistema 1. Es rápido y a veces nos salva, pero no siempre es preciso. Es la parte de nuestra mente que saca conclusiones precipitadas, como pensar que un arbusto susurrante es un animal peligroso cuando solo es el viento.

El Sistema 2, por el contrario, se toma su tiempo. Sopesa los pros y los contras y considera diferentes puntos de vista. Es la parte de ti que se detiene a pensar: «Tal vez ese crujido sea sólo una ardilla». Activar el Sistema 2 nos ayuda a evitar saltar a los extremos. Nos permite hacer una pausa y reflexionar, que a menudo es lo que necesitamos para liberarnos del pensamiento dicotómico.

Ejemplos de pensamiento dicotómico

Relaciones: la pareja «perfecta»

¡Ah, amor! Es materia de poemas, canciones e innumerables películas. Pero ¿alguna vez te has parado a pensar en cómo el pensamiento dicotómico puede hacernos tropezar en las relaciones?

Mucha gente tiene la idea de una pareja «perfecta» que satisfará todas sus necesidades y nunca las decepcionará. Cuando la realidad no coincide con este ideal (porque, seamos realistas, nadie es perfecto), el pensamiento dicotómico puede hacernos ver a nuestra pareja como un «completo fracaso».

Por ejemplo, imagina que tu pareja se olvida de hacer algo importante para ti, como recogerte del aeropuerto. Es fácil caer en pensamientos extremos como: «¡No les importo en absoluto!». ¿Pero es eso realmente justo? La gente comete errores.

En realidad, la misma persona que se olvidó de recogerte también puede ser la que te hace reír, te apoya cuando estás deprimido y comparte recuerdos maravillosos contigo. Al pensar en tonos de gris, podemos apreciar la imagen completa de quién es alguien, en lugar de clasificarlo como «bueno» o «malo».

En el trabajo: el empleado «exitoso»

El lugar de trabajo es otra área donde a menudo aparece el pensamiento dicotómico. Imagina que estás dando una presentación en el trabajo y te tropiezas un poco con las palabras. Si eres propenso a pensar en blanco y negro, es posible que te vayas sintiéndote un «fracaso», incluso si el resto de la presentación salió bien.

Este tipo de pensamiento realmente puede dañar tu autoestima e incluso podría hacerte evitar oportunidades futuras porque tienes miedo de «fallar» nuevamente.

Sin embargo, cualquiera que haya tenido éxito en el mundo profesional le dirá que los contratiempos son una parte normal del camino. La mayoría de las personas exitosas han enfrentado rechazo, cometido errores e incluso fracasado dramáticamente antes de encontrar su camino. La clave es ver cada experiencia como una oportunidad para aprender y crecer, en lugar de como un evento de «todo o nada» que define tu valor.

En política: el político «bueno» o «malo»

La política es a menudo un foco de pensamiento dicotómico. ¿Cuántas veces has oído decir que un político está «salvando el país» o «arruinándolo», sin término medio? Si bien es natural tener opiniones firmes, este tipo de pensamiento extremo puede impedirnos ver el panorama completo.

Por ejemplo, un político podría aprobar una política con la que usted no está de acuerdo, lo que le llevaría a etiquetarla como «mala». Pero ¿qué pasa con sus otras acciones? Tal vez también aprobaron leyes que beneficiaron a su comunidad o adoptaron una postura sobre temas que le interesan. Ver a los políticos como enteramente «buenos» o «malos» ignora la complejidad de su papel y los muchos factores que influyen en sus decisiones.

En las escuelas: el estudiante «inteligente» o «tonto»

Las escuelas son lugares donde se forman las mentes jóvenes, pero también son lugares donde el pensamiento dicotómico puede prosperar. Muchos estudiantes piensan que son «inteligentes» o «tontos» basándose en la puntuación de un único examen o en un comentario de un profesor. Este tipo de pensamiento puede tener efectos a largo plazo sobre la autoestima y las oportunidades futuras.

Por ejemplo, obtener una calificación baja en un examen de matemáticas puede hacer que un estudiante piense que es «malo en matemáticas». Pero, ¿una prueba realmente captura la capacidad o el potencial de una persona? ¡Por supuesto que no! Quizás el estudiante no entendió ese tema en particular pero sobresale en otras áreas de matemáticas.

O tal vez sean excelentes en otras materias y tengan puntos fuertes diferentes. Al evitar etiquetas de todo o nada, podemos apreciar y nutrir mejor los diversos talentos en nuestras escuelas.

Crianza de los hijos: el padre «bueno» o el «malo»

Cuando se trata de paternidad, a menudo parece que la sociedad tiene un marcador que registra los éxitos y fracasos de cada padre. Digamos que olvidó una reunión de la PTA y, de repente, es un «mal padre», sin importar que haya asistido a todos los recitales de su hijo, ayudado con la tarea y administrado las comidas familiares.

Esta forma de pensamiento dicotómico no sólo pasa por alto la naturaleza multifacética de la crianza de los hijos sino que también añade estrés innecesario. Criar hijos es un maratón, no una carrera de velocidad. Implica una combinación de cariño, disciplina y cometer errores inevitables que brindan oportunidades de crecimiento.

La noción de que uno es un buen o un mal padre basándose en acontecimientos aislados obstaculiza la capacidad de adaptarse y aprender en el exigente papel de cuidador.

Amistades: El amigo «leal» o «desleal»

Las amistades no son estáticas; evolucionan con el tiempo. Entonces, ¿por qué utilizamos el pensamiento dicotómico para evaluar la lealtad? Imagina que has tenido un amigo durante años. Habéis celebrado cumpleaños juntos, os habéis prestado hombros para llorar y tenéis una bóveda llena de secretos. Un día, este amigo se olvida de invitarte a una reunión. De repente, los pensamientos inundan tu mente: “¡Tal vez, para empezar, nunca fueron un buen amigo!”

Esta forma de pensar no sólo desacredita los años de compañerismo sino que también condena la amistad al fracaso. Crea una expectativa poco realista de que la verdadera amistad es una lealtad constante e inquebrantable, cuando en realidad las amistades, como todas las interacciones humanas, tienen sus altibajos.

Ejercicio y salud: «en forma» o «no en forma»

Los viajes de fitness rara vez son una línea recta de progreso continuo. Tendrás días en los que te sentirás como un deportista y días en los que apenas podrás terminar un entrenamiento. Esta variabilidad, sin embargo, a menudo se enfrenta al duro juicio del pensamiento dicotómico.

Podrías sentir que por no seguir tu régimen de ejercicios durante una semana, estás…