La meditación, derivada de la palabra latina ‘meditatio’ que significa «pensar, ponderar y contemplar», es un estado consciente de autoconciencia, autorreflexión y autoexpresión.
La meditación es una condición de receptividad a la curiosidad en la que un hombre o una mujer desarrollan efectivamente refinamientos de la realidad en lugar de discernimiento.
Este artículo trata sobre la meditación de gratitud, una práctica única que se enfoca en adquirir conciencia a través de sentimientos de agradecimiento y fomenta la felicidad y la positividad en nuestra vida diaria.
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¿Qué es la meditación de gratitud?
“Ve a tu interior todos los días y encuentra la fuerza interior; para que el mundo no te apague la vela”.
Katherine Dunham.
La forma más simple de meditación es el control de la respiración, donde nos enfocamos en nuestro patrón de respiración. Notamos conscientemente cada inhalación y exhalación y traemos de vuelta nuestra conciencia a la observación de la respiración en el momento en que notamos que se desvía. La investigación sugiere que, dado que nuestros cerebros son creativos y anhelan expresarse (Kaufman, 2019), darle el espacio para cultivar su poder y concentrarse en nada más que en sí mismo puede calmar las tormentas furiosas en su interior.
La meditación de gratitud es un esfuerzo consciente para apreciar lo que nos hace sentir bien. Está relacionado con abrir nuestros corazones y aceptar las bendiciones que tenemos. Muchos monjes y monjas budistas practican activamente la meditación de gratitud al principio y al final de sus días para rendir homenaje a todo lo que les ayudó a sobrevivir ese día, incluidos sus sufrimientos (Mindbliss, nd).
La meditación de gratitud ha existido desde hace siglos, tanto en el campo espiritual como en el no espiritual. A diferencia de las prácticas de meditación convencionales que necesitan arreglos físicos como postura, iluminación o ajustes de sonido, la meditación de gratitud es más flexible y se puede practicar en una variedad de entornos por un período corto o largo.
La meditación de gratitud nos da el poder de enfrentar nuestras debilidades y reconocer los lados más oscuros de la vida. Nos guía para aceptarlos, aprenderlos y crecer con ellos. Y esto es lo que obtenemos al practicarlo.
1. Somos felices para siempre
La meditación de gratitud trae sentimientos de mayor positividad y felicidad que duran para siempre. La paz que obtenemos al estar agradecidos en la sesión de meditación nos da el poder de darnos cuenta de que la felicidad no se encuentra en los placeres momentáneos y que no podemos ser felices si la equiparamos con ganancias y beneficios mundanos (Emmons, McCullough, & Tsang, 2003). ).
El materialismo es una de las raíces de la infelicidad, como han sugerido muchos psicólogos, y la única forma de no dejar que nos domine es practicando e interiorizando el agradecimiento y la conciencia plena (Polak & McCullough, 2006). Por ejemplo, tomar un helado puede hacerte sentir bien al instante. Pero cuando le compras a tu hijo su taza congelada favorita y lo ves disfrutándola, ¿no es esa alegría más allá de todos los placeres materiales?
2. Tomamos conciencia social
La meditación de gratitud mejora las relaciones sociales y ayuda a mantenerlas durante toda la vida. En un estudio evaluativo sobre la relación entre la gratitud y la calidad de vida, se encontró que los participantes que obtuvieron puntajes altos en las evaluaciones de gratitud tenían un mejor funcionamiento social y eran excelentes oyentes. Además, se descubrió que la gratitud afecta los cinco rasgos de la teoría de la personalidad de los cinco grandes.
Todos los participantes, independientemente de los rasgos de personalidad que los dominaran, mostraron la misma cantidad de satisfacción cuando practicaron ejercicios de gratitud (Wood, Joseph y Maltby, 2008).
3. Tenemos mejor salud
A medida que nos sentimos más agradecidos y contentos en nuestra vida diaria, los mecanismos normales del cuerpo, como el ciclo de sueño y vigilia, mejoran significativamente. La investigación ha indicado que la meditación de gratitud está directamente asociada con sentimientos subjetivos de un sueño mejor y más prolongado (Wood, Joseph, Lloyd y Atkins, 2009).
Además, también nos protege contra el estrés al ayudarnos a mirar los problemas con una mente tranquila y resolverlos de manera eficiente, en lugar de reaccionar negativamente ante ellos.
Meditación y gratitud
“Los pensamientos se manifiestan como la palabra; Las palabras se manifiestan como el hecho; Las obras se convierten en hábitos, y el hábito se endurece en carácter.”
Señor Buda
Las prácticas simples de meditación, como la respiración consciente o las técnicas de escaneo corporal, pueden brindar una sensación de conciencia y libertad.
Pero, cuando agregamos un complemento de gratitud a la práctica de la meditación y la práctica de la atención plena, creamos un ambiente de positividad y fuerza saludables.
La verdadera felicidad se puede encontrar no solo mirando las cosas positivas, sino siendo consciente de las cosas negativas y eligiendo no dejar que afecten nuestro bienestar (Myers & Diener, 1995).
El secreto de la práctica de la gratitud es que cultiva el poder de reformar nuestros pensamientos desde las mismas raíces de la mente subconsciente. A través de la meditación, la mente derrite las preocupaciones, ansiedades, inseguridades y todas aquellas emociones negativas que la obstruían. Con una mente clara y sin adulterar, podemos entonces contemplar aquello por lo que estamos agradecidos en la vida y regocijarnos con el autodominio recién descubierto.
Investigación sobre la meditación y la gratitud
Las investigaciones muestran que las personas que practican la meditación de gratitud regularmente tienen un nivel de presión arterial bien equilibrado, un mejor metabolismo y mejores condiciones de humor. En un estudio sobre ideas suicidas, se encontró que niveles más altos de gratitud estaban asociados con menos pensamientos e intentos suicidas (Kleiman, Adams, Kashdan y Riskind, 2013).
La razón es simple. Al enfocarnos positivamente en los lados equivocados de la vida, podemos cambiar la forma en que pensamos y sentimos acerca de ellos. Los estudios indican que el yoga de la gratitud y la meditación tienen efectos significativos en la reducción de los síntomas de la depresión, los trastornos del estado de ánimo y los pensamientos suicidas (Stockton, Tucker, Kleiman y Wingate, 2016).
Una encuesta reciente realizada por O’Leary y Dockray sobre los beneficios de los ejercicios de gratitud en 2015 sugirió que las personas que llevan diarios de gratitud o practican la autorreflexión son mucho mejores para expresarse y son más conscientes de sus sentimientos internos.
Además, los hallazgos también correlacionaron la meditación de gratitud con niveles más altos de motivación y una naturaleza autodirigida.
Cómo van juntos la gratitud, la meditación y el yoga
“La felicidad nunca llegará a aquellos que no saben apreciar lo que ya tienen”
Señor Buda.
El yoga y la meditación a menudo se mencionan en la misma línea, siendo la gratitud un vínculo integral entre ambos. El yoga es la forma de vida que adoptaron los ‘yoguis’ o antiguos eruditos de la cultura hindú. El estilo de vida ‘yóguico’ era una combinación de alimentación saludable, ejercicio saludable y aprendizaje riguroso.
Alentó la coexistencia con la naturaleza y siguió un principio de sustento aquí y ahora. Después de su adopción en el budismo, el yoga se expandió para incluir la meditación, el autocontrol, la disciplina y la conciencia completa de la mente y el cuerpo: el ‘yoga’ que practicamos hoy.
La influencia del budismo
Buda creía que cada nacimiento humano es digno de gratitud. Simplemente agradeciendo nuestra existencia, podemos sentirnos mucho más empoderados y conectados con nosotros mismos. La meditación de gratitud es la forma más sencilla que podemos elegir para seguir el ‘Dharma’ (la ‘verdad’ o ‘la forma en que son las cosas’) en nuestra vida cotidiana.
El yoga y la meditación hacen que la gratitud sea fácil de expresar. Por ejemplo, en Savasana (la postura del cadáver), cuando nos acostamos boca arriba y colocamos todo el cuerpo en una posición de descanso, apreciamos la respiración que tomamos, saboreamos el aire en nuestra piel y sentimos cómo se estiran los músculos. Nuestra mente y cuerpo caminan juntos en ese mismo momento.
Todo el cansancio de los músculos y el estrés de la vida se desvanecen cuando nos acostamos boca arriba con los ojos cerrados, y eso es gratitud en su punto máximo.
Si aún no lo ha hecho, comience a practicarlo hoy y háganos saber cómo cambia su vida:
Una mirada al yoga de la gratitud
«Recuerda respirar. Es después de todo, el secreto de la vida”
Gregorio Maguire.
La gratitud es el nivel más alto de pensamiento (GK Chesterton), y se presenta de dos maneras: transmitiendo agradecimiento a alguien o recibiendo lo mismo de él/ella. La gratitud está lejos del alcance de la felicidad y el éxtasis constantes. En cambio, es la práctica de enfrentar las dificultades con un corazón abierto: nos permite aceptar nuestros problemas y nos guía para elegir una mejor forma de vivir a pesar de todos los problemas.
Los ejercicios de gratitud pueden ser tan simples como escribir notas, felicitarnos a nosotros mismos, sonreír más a los demás, apreciar la naturaleza o hacer visitas de agradecimiento a las personas cuyo apoyo cambió nuestras vidas. Sanamos expresando nuestro agradecimiento a los demás y, sin duda, el yoga es una de las mejores maneras de hacerlo.
Hay dos formas en las que podemos expresar gratitud a través del yoga.
1. mudras
Los mudras son los gestos de yoga que hacemos con nuestras manos. Los mudras redirigen la energía vital al cuerpo. Es un gesto de ofrenda que ayuda a estimular las diferentes áreas del cerebro que nos hace sentir en paz. Existen diferentes Mudras que podemos practicar, cada uno con sus beneficios exclusivos. Para obtener información básica sobre mudras, eche un vistazo a la publicación de blog de la entusiasta del yoga y entrenadora de bienestar Kaisa Kapanen (nd).
2. asanas
Las asanas son las posturas físicas que dejamos que el cuerpo adquiera durante una sesión de yoga. Hemos oído hablar de la palabra ‘yogasana’ que no es más que la combinación de las dos palabras yoga y asana, e implica practicar diferentes posturas corporales para cultivar sentimientos de alegría, satisfacción y agradecimiento.
Las posturas de yoga comunes o ‘yogasana’ que pueden hacernos sentir más agradecidos incluyen:
- La postura del niño (Balasana),
- La postura de la montaña (Tadasana),
- La postura del camello (ustrasana), y
- La postura del cadáver (savasana).
Más sobre estos discutidos a continuación.
Cómo practicar la gratitud con el yoga
La gratitud del yoga se trata de reducir la velocidad, respirar y permitirnos apreciar el momento presente y todo lo que ‘ahora’. A través del amor propio y la conciencia, la gratitud del yoga nos prepara para expresar nuestro agradecimiento a los demás.
5 pasos para expresar gratitud a través del yoga
1. Intención
El primer paso para cualquier práctica de gratitud es la intención de hacerlo y disfrutar de la experiencia. Cuando te sientas para una práctica de meditación de gratitud, es vital que seas consciente de lo que estás haciendo y por qué lo estás haciendo. Para la meditación de gratitud y el yoga, debe haber una firme intención de aprecio y reconocimiento.
2. Compromiso
Yoga es otro nombre para la autodisciplina. Esos pocos minutos en la esterilla de yoga son tuyos y debes utilizarlos al máximo. Comprométete con la práctica del yoga para experimentar todas las cosas fantásticas que eres capaz de hacer, y la gratitud fluirá instantáneamente hacia ti y también se extenderá a todas las demás áreas de tu vida.
3. Haz que tus movimientos cuenten
El yoga de la gratitud está dirigido a objetivos. Puede o no producir resultados inmediatos, pero cada vez que progreses, cada postura que adquieras, debe ser un intento de sentirte más agradecido con tu cuerpo y agradecerte a ti mismo por darte el tiempo para experimentar esta dicha.
4. Enfoque
Cuando tus intenciones sean honestas, te hayas comprometido con el agradecimiento ‘yóguico’ y hayas adquirido una postura, el siguiente paso será concentrarte en ti mismo y en tu cuerpo. Lentamente, te darás cuenta de que tu mente ya no se siente perpleja ni estresada. Has liberado…