Más de 12 tipos de actitudes (ejemplos + cuestionario) –

¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas parecen estar felices todo el tiempo mientras que otras parecen haber perdido su último caramelo? La respuesta podría tener algo que ver con las actitudes. Pero espera, ¿qué es exactamente una «actitud»?

Una actitud es como un par de anteojos que cada uno de nosotros usa. Así como los anteojos se pueden teñir para hacer que el mundo parezca más oscuro o más brillante, nuestras actitudes influyen en la forma en que vemos las cosas que nos rodean.

¡Imagínese ir por la vida con gafas de colores del arcoíris que hacen que todo parezca emocionante! O piense en usar gafas de color gris que vuelven todo aburrido y aburrido. Eso es lo que hacen las actitudes: moldean cómo nos sentimos, actuamos e incluso cómo nos ven los demás.

Las actitudes son súper importantes. Pueden ser nuestros mejores amigos o nuestros peores enemigos, influyendo en cómo interactuamos con las personas, solucionamos problemas e incluso en lo felices que somos.

Ya sea siendo optimista y ver el vaso medio lleno, o pesimista y pensando que está medio vacío, nuestras actitudes tienen un gran impacto en nuestras vidas.

En este artículo, profundizaremos en el mundo de las actitudes. Exploraremos diferentes tipos, desde los buenos hasta los malos e incluso los regulares. Al final, no sólo comprenderá qué son las actitudes, sino también cómo puede cambiar su propia actitud para mejor.

¿Qué es una actitud?

Hablamos de que las actitudes son como un par de anteojos que colorean nuestra forma de ver el mundo, ¿verdad? Profundicemos un poco más en esa idea.

Una actitud es básicamente una forma de pensar o sentir acerca de algo o alguien. No es sólo un pensamiento aleatorio que te viene a la cabeza; Es más como un hábito mental.

¿Sabes cómo te cepillas los dientes cada mañana y cada noche? Bueno, tu actitud es como un cepillado mental: es algo que haces una y otra vez hasta que se convierte en parte de quién eres.

Por ejemplo, digamos que te encanta el baloncesto. Es posible que tengas una actitud positiva hacia el juego, verlo por televisión e incluso aprender sobre su historia. Esta actitud podría hacer que te intereses más en practicar, ver partidos y convertirte en un mejor jugador.

O quizás no te gusten las matemáticas. En ese caso, podrías quejarte cada vez que alguien mencione álgebra, evitar la tarea de matemáticas o tener dificultades con los exámenes de matemáticas. Esa es tu actitud hacia las matemáticas que moldean tu comportamiento.

Recuerde, las actitudes pueden referirse a cosas importantes, como lo que siente acerca del cambio climático, o cosas pequeñas, como su opinión sobre la piña en la pizza. Pueden ser amplios o específicos, como tener un amor general por los animales o un cariño específico por los golden retrievers.

¿Por qué esto importa? Porque las actitudes son como imanes. Si tienes una actitud positiva hacia algo, es probable que te sientas atraído por ello. Si tienes una actitud negativa, probablemente te mantendrás alejado. Comprender tus actitudes te ayuda a comprenderte a ti mismo y ese es el primer paso para convertirte en lo mejor que puedes ser.

¿Por qué son importantes las actitudes?

Quizás se pregunte: «Está bien, tengo estas actitudes, pero ¿por qué debería importarme?». ¡Gran pregunta! Las actitudes importan por muchas razones.

Primero, moldean nuestro comportamiento.. ¿Recuerdas nuestros ejemplos de baloncesto y matemáticas? Si te encanta el baloncesto, probablemente pasarás tiempo practicando, viendo partidos o saliendo con otras personas que aman este deporte. Por otro lado, si no te gustan las matemáticas, puedes evitarlas siempre que sea posible, lo que podría afectar tus calificaciones y oportunidades futuras.

En segundo lugar, las actitudes impactan nuestras relaciones.. Si eres una persona positiva que ve lo bueno en los demás, es más probable que las personas disfruten de estar cerca de ti. Por otro lado, si siempre estás de mal humor o eres crítico, incluso tus amigos más cercanos podrían empezar a mantener la distancia. ¿Alguna vez has oído hablar de la frase: «¿Atraes más moscas con miel que con vinagre?» Bueno, ¡eso son actitudes en acción!

Por último, las actitudes pueden añadir un brillo o una nube a tu felicidad personal.. Imagínate despertarte cada día sintiendo que el mundo está lleno de posibilidades. Suena genial, ¿no? Pero si te despiertas pensando que todo es terrible, te estás preparando para un día que probablemente no será tan bueno.

¿Cómo se forman las actitudes?

Ahora que sabemos qué son las actitudes y por qué son tan importantes, exploremos cómo cobran vida estas poderosas mentalidades.

Piensa en ello como la historia del origen de un superhéroe, ¡excepto que este superhéroe es tu forma de pensar! Para entender realmente todo, vamos a incorporar algunas ideas de psicólogos y otros expertos.

Primero, hablemos de experiencias personales. Sigmund Freud, un psicólogo realmente famoso de principios del siglo XX, habló de cómo las experiencias tempranas de la vida pueden moldear nuestras actitudes e incluso nuestra personalidad.

Imagina que lo pasaste increíble en un campamento de verano donde aprendiste a amar la naturaleza. Esa experiencia probablemente le dará una actitud positiva hacia el medio ambiente.

Por otro lado, si tuviste una mala experiencia, como reprobar un examen, podrías desarrollar una actitud negativa hacia el tema. Es como dijo Freud, nuestras primeras experiencias pueden permanecer con nosotros durante mucho tiempo.

Ahora pasemos a la influencia de familiares y amigos. Albert Bandura, conocido por su Teoría del Aprendizaje Social, dice que aprendemos mucho observando a los demás, especialmente a las personas a las que admiramos.

Entonces, si a tu hermana mayor le gusta mucho la lectura y siempre habla de lo divertido que es, es posible que tú también adoptes una actitud positiva hacia la lectura. Bandura sugiere que no se trata sólo de copiar acciones sino también de adoptar actitudes.

La presión de grupo es otro gran problema. Solomon Asch realizó experimentos que demostraron cuán fuerte puede ser el deseo de encajar.

En sus estudios, las personas a menudo estaban de acuerdo con la respuesta incorrecta de un grupo a una pregunta simple simplemente porque no querían destacar. Entonces, si todos tus amigos piensan que un deporte en particular es lo mejor que existe, es muy probable que adoptes una actitud similar, incluso si originalmente no te importaba. ¡Así de poderosa puede ser la presión social!

Por último, no nos olvidemos de los medios y la sociedad. Psicólogos como George Gerbner han hablado sobre la 'Teoría del Cultivo', que sugiere que cuanto más estás expuesto a algo en los medios, más piensas que es importante o verdadero.

Entonces, si todas las películas que ves muestran que ser rico es la clave de la felicidad, es posible que tú también empieces a desarrollar esa actitud. Los medios de comunicación pueden ser como un chef astuto, esparciendo pequeños fragmentos de actitudes en tu mente sin que te des cuenta.

En resumen, las actitudes son recetas complejas con ingredientes de tus experiencias personales (Freud asentiría con la cabeza), la influencia de quienes te rodean (Bandura y Asch te felicitarían por recordarlo) y lo que la sociedad y los medios te alimentan ( Probablemente Gerbner quiera que usted tenga cuidado con esto).

¿Las buenas noticias? Así como las recetas se pueden cambiar, ¡también se pueden cambiar tus actitudes! (¡Siga leyendo a continuación para obtener ideas sobre cómo!)

Ejemplos de actitudes positivas

1) Optimismo

Muy bien, ¡comencemos con optimismo! ¿Conoces a esas personas que siempre parecen ver el lado positivo, incluso cuando las cosas se ponen difíciles? Esos son optimistas. El optimismo es como ser esa persona que entra en una habitación y enciende una luz, incluso si afuera ya hay luz.

Pero ¿por qué debería importarle ser optimista? Bueno, el Dr. Martin Seligman, conocido por su trabajo en Psicología Positiva, dice que los optimistas suelen vivir más y, en general, son más felices.

Son como esos conejitos que funcionan con baterías que siguen y siguen. Los estudios de Seligman han demostrado que el optimismo puede mejorar el sistema inmunológico. Sí, ¡ser optimista podría incluso ayudarte a defenderte del resfriado común!

Además de los beneficios para la salud, los optimistas también lidian mejor con el estrés. Ven los desafíos como oportunidades para crecer, más que como amenazas.

¿Y adivina qué? Esta perspectiva positiva puede hacerlos más exitosos en la vida. Las investigaciones muestran que los vendedores optimistas venden más, los estudiantes optimistas obtienen mejores calificaciones y los atletas optimistas se desempeñan mejor.

Entonces, ¿cómo puedes añadir una pizca de optimismo a tu vida? Empiece por centrarse en lo que puede controlar y cambiar, en lugar de en lo que no puede. Ponte a prueba para encontrar lo bueno en situaciones difíciles. Puede que no cambie la situación, pero ciertamente cambiará lo que usted siente al respecto.

2) Gratitud

El siguiente paso es la gratitud. ¿Alguna vez escuchó el dicho: «Cuenta tus bendiciones, no tus problemas»? Eso es gratitud en acción.

La gratitud se trata de centrarse en lo que tienes, en lugar de en lo que no tienes. El Dr. Robert Emmons, destacado experto en gratitud, afirma que esta actitud puede hacerte más feliz e incluso mejorar tu salud física.

Cuando practicas la gratitud con regularidad (como escribir las cosas por las que estás agradecido en un diario de gratitud), comienzas a apreciar las cosas más pequeñas de la vida. Es como enfocar con lupa las cosas buenas, haciéndolas parecer más grandes e importantes.

Y aquí hay una ventaja: los estudios demuestran que las personas agradecidas también tienen más probabilidades de ayudar a los demás. ¡Así que tu gratitud podría hacer del mundo un lugar mejor!

3) entusiasmo

¿Conoces a alguien que siempre está emocionado, sin importar lo que esté haciendo? Ya sea haciendo los deberes, practicando algún deporte o incluso limpiando su habitación, están encantados. ¡Eso es entusiasmo!

Los psicólogos, como Mihaly Csikszentmihalyi, que habla de 'Flow', explican que cuando estás entusiasmado, es más probable que estés «en la zona» o en un estado de fluidez. Esto significa que rendirás mejor y disfrutarás mucho más de lo que estás haciendo.

Lo bueno del entusiasmo es que puede ser contagioso. Cuando estás entusiasmado con algo, es más fácil lograr que los demás también se entusiasmen. Así que tu entusiasmo no sólo hace que tu vida sea más placentera, sino que también ilumina la habitación y anima a otras personas.

4) Mente abierta

Por último, pero no menos importante, en nuestra lista de actitudes positivas está la mentalidad abierta. Tener una mente abierta significa que estás dispuesto a considerar diferentes ideas, opiniones y perspectivas, incluso si no son las tuyas.

La psicóloga Carol Dweck diría que esto se alinea con una «mentalidad de crecimiento»: la creencia de que las habilidades y la inteligencia se pueden desarrollar mediante el trabajo duro y la dedicación.

Las personas de mente abierta son como exploradores, siempre buscan cosas nuevas que aprender y nuevas formas de crecer. Es más probable que asuman desafíos, busquen nuevas experiencias e incluso cambien de opinión cuando se les presenta nueva información.

La mentalidad abierta abre puertas a oportunidades y te ayuda a llevarte bien con personas que piensan diferente a ti.

Ejemplos de actitudes negativas

5) pesimismo

Empecemos por lo opuesto al optimismo: el pesimismo. ¿Recuerdas a esas personas que ven el vaso medio vacío? Ése es un punto de vista pesimista.

El Dr. Martin Seligman, a quien mencionamos anteriormente, explica que los pesimistas tienen más probabilidades de sufrir estrés y mala salud en comparación con los optimistas. Los pesimistas a menudo se sienten impotentes y pueden darse por vencidos más fácilmente cuando enfrentan desafíos.

Lo complicado del pesimismo es que es autocumplido. Si espera lo peor, no se sorprenderá cuando suceda. Y como no busca oportunidades, es posible que pierda oportunidades de cambiar las cosas.

El pesimismo puede afectar no sólo su bienestar sino también su forma de interactuar con los demás. Nadie quiere andar con una 'Debbie Downer', ¿verdad?

Pero no te preocupes, ¡hay esperanza! La terapia cognitivo-conductual (TCC), una forma de psicoterapia desarrollada por el Dr. Aaron T. Beck, ha sido eficaz para cambiar actitudes pesimistas. El objetivo es identificar patrones de pensamiento negativos y reemplazarlos con…