No debo miedo. Miedo es el mente–asesino. Miedo es la pequeña muerte que trae la destrucción total. me enfrentaré a mi miedo. Permitiré que pase sobre mí y a través de mí.
El miedo viene en muchos matices. A veces es un sentimiento que te detiene en seco, otras veces se filtra como agua en los huecos. Puede ser algo que llevas contigo; un ligero peso en el estómago, puede ir y venir, o puede mantenerte en un constante estado de parálisis.
El miedo es uno de nuestros mayores instintos de supervivencia, pero puede ser complicado y no siempre cae en las categorías de bueno y malo. Depende de nosotros aprender a reconocer y tratar de controlar el miedo, antes de que nos controle a nosotros.
El primer paso es aprender a abrazar el miedo. Al igual que la ola de ansiedad, si tratas de mantenerla presionada, puede convertirse en una ola. Cuando sienta que el miedo se filtra, tómese un momento para presenciarlo y escucharlo, pero solo como un hacedor de sugerencias, no como un narrador de la verdad. El miedo debe instruir e informar pero no controlar. Es una respuesta corporal y depende de su mente evaluar el factor miedo e intervenir para calmarlo.
A menudo, el miedo surge del sentimiento inquietante de enfrentarse a lo desconocido. Para enfrentar nuestros miedos, debemos educarnos para comprender verdaderamente todos los elementos de lo que nos asusta. Cuando no tenemos todos los hechos al alcance de la mano, la mente trabaja horas extras para llenar los vacíos. Si tienes miedo de volar, estudia aerodinámica para saber cómo funcionan los aviones, etc.
Si bien la educación puede ser una herramienta útil para iluminar la verdad que se esconde detrás de su miedo, también es importante saber cuándo relajarse con la información. A veces, consumir demasiada información e incrustarse en el tema que le genera incomodidad solo sirve para mantenerlo encerrado en la respuesta de miedo y se suma a la ansiedad. Esto es especialmente cierto en temas como la ansiedad por la salud, el terrorismo, las pandemias globales y otros eventos a gran escala fuera de su control. Intente limitar su consumo de noticias y sepa cuándo levantar el pie del acelerador y volver a conectarse a tierra en su entorno.
Aborde su miedo de frente al comprender lo que puede y no puede controlar. Coge una hoja de papel y haz dos listas. Por un lado escribe todos los elementos de tu miedo que están bajo tu control. Por ejemplo, siempre puedes aspirar a tener el control de tu respiración, tus acciones, tu forma de pensar. Por otro lado, haga una lista de las cosas que no puede controlar: las acciones de otras personas, etc. Verlo en blanco y negro puede ayudarlo a cambiar su energía: se enfoca más en las cosas que puede controlar y aprende a dejarlo ir. las cosas que no puedes controlar.
Otra forma de superar el miedo es incluir prácticas de lucha contra el miedo en tu ritual diario. El miedo es sentirse desequilibrado, no confiar en el cuerpo y dejar que la mente se escape como caballos salvajes por las colinas. Incorpore pequeñas prácticas en su rutina diaria que ayuden a combatir eso. Tres minutos de respiración por la mañana, cinco minutos de estiramiento después del almuerzo, diez minutos de diario antes de acostarse. Mantener el cuerpo en movimiento lo mejor posible es un remedio increíble cuando se trata de aflojar el control del miedo.
¿Cómo manejas el miedo y qué consejos tienes para superar esa sensación de pérdida de control? Comparte con nosotros en los comentarios.