Manejo de la ira para niños: 14 mejores actividades y hojas de trabajo

Cuando nos enojamos por algo, necesitamos tiempo para procesar las emociones que experimentamos.

Incluso después de que el problema haya desaparecido o se haya recibido una disculpa, es posible que aún tengamos esos mismos sentimientos (Peters, 2018a).

Aprender a manejar los sentimientos, especialmente los poderosos como el enojo, puede ser difícil, especialmente para los niños pequeños. Aprender a comprender cómo se sienten y mejorar las técnicas de regulación emocional puede ayudar a los niños a responder a las emociones y al entorno que les rodea con más control y habilidad (Snowden, 2018).

Este artículo explora y comparte herramientas, actividades y juegos para ayudar a los niños a entender y manejar sus estados internos y emociones.

Antes de continuar, pensamos que le gustaría descargar nuestros tres ejercicios de TCC positiva de forma gratuita. Estos ejercicios basados ​​en la ciencia le proporcionarán una visión detallada de la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) positiva y le brindarán las herramientas para aplicarla en su terapia o entrenamiento.

Terapia de manejo de la ira para niños 101

La ira es un sentimiento difícil para los niños. Puede hacer que quieran destruir cosas o lanzar comentarios que hieren a otros. Con las herramientas y técnicas adecuadas, incluso a los niños pequeños se les puede enseñar a ver la ira de manera diferente y a mantener o recuperar el control sobre cómo se sienten (Snowden, 2018).

Muchas de las técnicas más útiles en la terapia de manejo de la ira son aquellas que los niños pueden llevar a la edad adulta. Los enfoques que siguen fomentan hábitos saludables para toda la vida, donde el niño elige lo que mejor le funciona (Peters, 2018b).

El dominio de tales técnicas es importante en la niñez y crucial cuando los niños llegan a la adolescencia, donde la ira descontrolada puede tener una “variedad de resultados adolescentes desadaptativos” (Ho, Carter, & Stephenson, 2010, p. 246).

La terapia temprana de manejo de la ira se basó en intervenciones conductuales aplicadas, como la manipulación de estímulos ambientales, castigos y refuerzos, y por lo general requería que las personas con comportamiento desafiante recibieran apoyo continuo (Ho et al., 2010).

Los enfoques cognitivo-conductuales para el manejo de la ira, por otro lado, empoderan al niño. Involucran al cliente y al terapeuta trabajando juntos para pensar y practicar nuevas soluciones conductuales, que incluyen (Ho et al., 2010):

  • resolución de problemas
  • Relajación
  • Autocontrol y estrategias de afrontamiento
  • Reestructuración cognitiva (enseñar formas alternativas de pensar)
  • Inoculación de estrés (aumento gradual de la exposición a los desencadenantes)

En comparación con el enfoque conductual tradicional, el desarrollo de habilidades de autocontrol y afrontamiento conduce a un mejor mantenimiento y generalización (Ho et al., 2010).

A pesar del inicio temprano de la agresión en los niños, no es necesario que se convierta en rasgos de personalidad inestables en la edad adulta. A través de intervenciones efectivas, los niños y adolescentes en riesgo pueden aprender a lidiar con situaciones de manera no agresiva y llevar una vida productiva en la edad adulta (Nelson, Finch y Ghee, 2012).

En el manejo de la ira, a los niños se les enseña a reconocer cuándo es probable que aparezca la ira, cómo los hace sentir, ver patrones de comportamiento y encontrar formas saludables de permanecer o recuperar la calma (Snowden, 2018).

3 estrategias para enseñar a los niños

En su libro, Libro de trabajo de manejo de la ira para niñosSamantha Snowden (2018) ofrece tres preguntas esenciales a considerar cuando se trabaja con niños.

Juntos forman estrategias valiosas para manejar la ira y comprender mejor las emociones y los sentimientos (Snowden, 2018).

Cada pregunta se puede explorar y responder (en grupos o uno a uno) para alentar a los niños a comprender su enojo. Cuanto más abierto sea el adulto sobre sus experiencias, más probable es que el niño se sienta seguro y cómodo siendo vulnerable. Reconocerán la ira como una emoción común a todos.

Las tres preguntas son (modificadas de Snowden, 2018):

  1. ¿Por qué me siento enojado?
  2. ¿Qué pasa cuando me siento enojado?
  3. ¿Qué debo hacer con mi ira?

¿Por qué me siento enojado?

A veces es difícil reconocer por qué estamos enojados. Puede aparecer de la nada e inesperadamente. Cuando sabemos qué desencadena nuestra ira (p. ej., personas, lugares, situaciones), podemos anticiparnos y reaccionar rápidamente para evitar que se salga de control (Snowden, 2018).

Pensamiento sobre tu ira te ayudará a ver patrones con mayor claridad y a encontrar formas saludables de volver a sentirte tranquilo” (Snowden, 2018, p. 1). Conocimiento por qué te sientes enojado y cómo estás impactando a los que te rodean promoverá mejores opciones cuando estés enojado.

Explorar por qué un niño siente ira (los desencadenantes y las situaciones) puede proporcionar una advertencia temprana para ayudarlo a alejarse de la situación, evitar que su ira aumente y sentir que tiene el control.

¿Qué pasa cuando me siento enojado?

Cuando aparece la ira, puede ser rápida, aparentemente inevitable y, sin embargo, no sorprende. Cada uno de nosotros está tratando de satisfacer nuestras propias necesidades y vivir de acuerdo con nuestras metas. Inevitablemente, lo que queremos o hacemos no siempre coincide con las expectativas o demandas de quienes nos rodean (Snowden, 2018).

Cuando esto sucede, podemos sentirnos enojados y molestos.

Los niños deben comprender las causas de su ira, como el cansancio, la ira, que la gente rompa sus ideas sobre la justicia o tener que dejar de hacer algo que les gusta. También es esencial que los niños aprendan cómo la ira les impide obtener lo que necesitan y quieren (Snowden, 2018).

Aprender a detectar estos desencadenantes significa que podemos evitarlos y redirigir nuestras energías y atención a otra parte. Es un paso esencial y lógico que forma parte de una estrategia mayor para recuperar el control de la ira.

¿Qué debo hacer con mi ira?

Todos nos enfadamos a veces. Reconocer la emoción y aprender a recibirla con amabilidad puede ayudarte a “acoger tus sentimientos difíciles, como si fueras a recibir a un visitante en casa” (Snowden, 2018, p. 89).

Reenfocar nuestra atención en lo que es bueno en nuestras vidas es una técnica poderosa para crear equilibrio y ganar control sobre nuestros sentimientos. Ser amables y pacientes con nosotros mismos puede crear formas más saludables de ser abiertos con los demás acerca de cómo nos sentimos y lo que necesitamos mientras nos mantenemos conscientes de los sentimientos de los demás.

Afirmar el control y saber qué hacer cuando el enojo lo visite la próxima vez puede restaurar la confianza en sí mismo del niño y recuperar su confianza en sus propias habilidades para manejar situaciones.

Herramientas y técnicas para enseñar a los niños estrategias de manejo de la ira

Las actividades que siguen animan a los niños a abordar sus hábitos de ira con franqueza y amabilidad. Una vez identificados, pueden adoptar mecanismos de afrontamiento para cultivar estados mentales más agradables y positivos (Snowden, 2018).

Las 3 mejores actividades y juegos para niños

Los niños a menudo aprenden mejor cuando juegan. Los juegos y actividades promueven el autoaprendizaje y, cuando se centran en las emociones, ayudan a los niños a identificar su ira y los desencadenantes y comportamientos asociados (Peters, 2018b).

Las siguientes actividades y juegos ofrecen una manera divertida y perspicaz para que los niños y sus padres o maestros comprendan las situaciones que conducen al enojo y cómo pueden reaccionar de manera diferente (modificado de Peters, 2018b; Snowden, 2018).

Juego de rol

Los niños a veces tienen que hacer cosas que no disfrutan: hacer la tarea, apagar la televisión o irse a la cama por la noche. La brecha entre lo que ellos desear hacer y lo que ellos deber hacer puede ser una fuente de ira (Peters, 2018b).

La autodisciplina es una habilidad esencial para que los niños aprendan y les ayude a manejar su lado más reactivo y emocional.

El juego de roles puede ser una forma valiosa para que niños y adultos exploren desencadenantes particulares de la ira, como que les digan que dejen de hacer algo o que realicen una actividad que no tiene en cuenta en su plan a pesar de ser bueno para ellos.

Por ejemplo, podría representar que se le pide al niño que limpie su habitación, pero su lado emocional toma el control y comienza a actuar.

Peters (2018b) se refiere a nuestro lado reactivo y emocional como nuestro “chimpancé”. Anime al niño a practicar diciendo ‘para’ a su chimpancé emocional y hable sobre cómo harán las cosas. Puede ser útil que le hablen en voz alta a su chimpancé, diciéndole que no discuta, que deje de portarse mal y que sea sensato para que todos puedan ser felices (Peters, 2018b).

Tal autodisciplina puede ser un enfoque valioso para prevenir la aparición de un comportamiento enojado.

Escenarios y sus resultados

Comprender las diferentes opciones disponibles para ellos puede ayudar a los niños a elegir el pensamiento y el comportamiento más apropiado para sus propias necesidades y las de los demás.

Trabaje en varios escenarios que generalmente conducen a la ira y analice tres posibles respuestas para cada uno (Peters, 2018b).

  • Me han culpado por algo que no hice.
    a) Me voy a enfadar y comportarme mal.
    b) Nunca voy a hacer nada de nuevo.

O, más útilmente,
c) Voy a explicar que estoy molesto porque no lo hice.

  • No puedo hacer algo nuevo.
    a) Voy a llorar y enfadarme.
    b) Voy a enfurruñarme y rendirme.

O, más útilmente,
c) Voy a hablar con alguien y aprender a hacerlo.

  • Mi amigo ha pedido prestado algo y no me lo ha devuelto.
    a) Me voy a enfadar con ellos y exigir que me lo devuelvan.
    b) Nunca volveré a hablar con mi amigo.

O, más útilmente,
c) Voy a explicar que estoy molesto y me gustaría recuperarlo. Si eso no funciona, lo hablaré con un adulto.

Anime al niño a explicar por qué los dos extremos (a y b) no son útiles o el mejor resultado para todos los involucrados. Luego discuta por qué la opción c conduce a un mejor resultado y menos molestias.

¿Quién está en el asiento del conductor?

“La ira puede cambiar la forma en que vemos a las personas y las situaciones”.

Snowden, 2018, pág. 80

Trabaje con el niño para ayudarlo a comprender y reconocer las pistas que indican una mente enojada o tranquila.

Una mente tranquila puede permitirnos:

  • Considerar las consecuencias de nuestras acciones.
    ¿Cómo se sentiría la otra persona si le quitara su juguete?
  • Ver diferentes lados
    Tal vez fue un accidente en lugar de algo que hicieron a propósito.
  • Se comprensivo
    Tal vez solo están teniendo un mal día.
  • Retener o alejarse
    Necesito calmarme antes de decir o hacer algo de lo que me arrepentiré.
  • Ver los sentimientos más claramente.
    Estoy triste, frustrado o enojado.

Una mente enojada es así:

  • Reactivo
    Haré lo que quiera.
  • Hace lo que quiere, cuando quiere
    Estaba lastimado, así que debería lastimarlos de vuelta.

Reconocer cada uno de los signos anteriores puede ayudar a prevenir estallidos de ira y mejorar la autoconciencia y la empatía del niño.

Las mejores hojas de trabajo y recursos para niños

Hay muchas estrategias, ejercicios y actividades para aumentar la conciencia y ganar control cuando se experimentan sentimientos y comportamientos inútiles.

A continuación, enumeramos varias hojas de trabajo útiles que pueden crear hábitos saludables en la vida de los niños (modificado de Peters, 2018b; Snowden, 2018):

Reconocer cuando hemos estado enojados

Los niños y los adultos a veces hacen cosas que desearían no haber hecho. Cuando se vuelven gruñones o enojados, pueden decir cosas que no quieren decir o comportarse de manera destructiva.

Pruebe la hoja de trabajo Reconocer cuándo hemos estado enojados para capturar cuándo se enojó el niño y cómo podría haberlo manejado de manera diferente.

Responder cómo el niño podría reaccionar de manera diferente puede iniciar el proceso de desarrollar mejores hábitos en torno a las emociones positivas.

Lo que quiero ser

Antes de aprender nuevas habilidades de afrontamiento y maneras de comportarse, puede ser útil que los niños describan el tipo de persona que quiero ser (como bien educados, felices y sin preocupaciones) frente a quiénes no quiero ser (como enojado, preocupado y travieso).

Pídale al niño que complete la hoja de trabajo Lo que quiero ser con los comportamientos y emociones que le gustaría evitar y los que quiere mostrar.

Tales ejercicios favorecen la reflexión y, por tanto,…