En Ragnarok Donnelly fue extraterrestre. El libro muestra una mente cataclísmica en el trabajo, con su suposición central de que el cambio se produce a través de la revolución, la agitación y la calamidad. En Atlántida Había hecho una historia bien conocida. Ahora inventó su propio cataclismo. Louis Agassiz, Charles Lyell y otros geólogos habían estado reemplazando una historia de la Tierra impulsada por la catástrofe con procesos graduales, pero Ignacius Donnelly no tenía nada de eso. Becando cuatrocientas quintas y cincuenta páginas en siete semanas (reescribir no era lo suyo), describió un supuesto desastre cósmico en el que un cometa pastaba la tierra, que la bañaba con «la deriva», su nombre para la capa de arena, grava,, grava, y suelo que se encuentra sobre el lecho de roca de nuestro planeta.