los defectos inconfesables de Géminis

Bienvenida al lado oscuro de las personas nacidas bajo el signo de Géminis. Si además de los Defectos inconfesables que acabas de descubir quieres saber más cosas, no te pierdas todo lo que te contamos a continuación…

Un signo seductor y cambiante

Si se ha cruzado uno Géminis en tu camino es más que probable que hayas quedado atrapado entre su mirada hipnótica y su brillante conversación. Es cosa de Mercurio, su planeta regente, que lo convierte en uno de los signos más persuasivos y encantadores del horóscopo (y uno de los que más corazones rompe…).

Es uno de los signos más persuasivos y encantadores.

Pero a medida que lo vas tratando, tarde o temprano tropiezas con sus cambios de humor. De ahí que lo representan con los gemelos Cástor y Pólux, dos hermanos de la mitología griega nacidos de la misma madre pero diferente padre, uno mortal y el otro inmortal.

Esto simboliza que Géminis puede ser desde la persona más terrestre hasta la más espiritual. Y pasar de ser, en un suspiro, de la más fría y distante a la más comprensiva y atenta del mundo.

Alérgico al estancamiento

Además, Géminis es uno de los tres signos del elemento Aire, y eso le hace ser libre como el viento, volátil, inconstante, hipernervioso y bastante frío a su pesar. Nada que ver con los apasionados signos de Fuego, los hipersensibles signos de Agua, ni los rotundos signos de Tierra. Lo suyo es el movimiento constante, la comunicación y el intercambio de ideas. Prohibido estancarse.

A Géminis, como al aire, no se le puede aprisionar

Por supuesto, Géminis puede ser un amor, pero conocer su «otra» naturaleza te puede ahorrar más de una sorpresa. Lo más importante es que, igual que al aire, No se le puede aprisionar. No solo escapará tarde o temprano sino que, cuando tratan de retenerlo, su impulso de salir corriendo se eleva a la enésima potencia.

Y el otro punto súper importante es que detesta el aburrimiento. No se lleva bien con las personas lentas, pasivas y sin iniciativa. Les pone tan nerviosos rodearse de personas estancadas como no saber qué hacer.