La misteriosa deidad dual azteca Ometeotl

‘Dioses’ del Mes: Ometeotl

Los mexicas (aztecas) son bien conocidos por adorar a una gran «familia» de dioses y diosas. Muchos eruditos han afirmado que en la parte superior y detrás de escena había un misterioso espíritu dual, Ometeotl, creador omnipotente y omnisciente de todo lo que existe. Sin embargo, los aztecas aparentemente no adoraron directamente, construyeron/dedicaron templos, ni siquiera se refirieron en sus escritos y esculturas a Ometeotl. Entonces, ¿Ometeotl realmente existió? La opinión académica está dividida… (Escrito por Ian Mursell/Mexicolore)

Imagen 1: ¿Big Bang mesoamericano? El primer ‘estallido de energía y poder creativo’ primordial (Boone) – escena de apertura en la narrativa de la cosmogonía del Códice Borgia (lámina 29) (Haga clic en la imagen para ampliar)

Desde la publicación en 1992 de un artículo de Richard Haly, titulado Bare Bones: repensando la divinidad mesoamericana (enlace a continuación) algunos han apoyado la afirmación de Haly de que se debe dudar de la existencia de Ometeotl, posiblemente porque la creencia en Ometeotl podría verse como la aceptación de la noción de una deidad suprema, me atrevo a decir monoteísta o ‘única’, como en Occidente tradicion.
La crítica de Haly estuvo dirigida en su momento a la obra del eminente historiador y antropólogo mexicano Miguel León-Portilla, quien defendió contundentemente la existencia de Ometeotl en su clásica y pionera obra temprana (escrita en 1956 cuando tenía 30 años). La Filosofía Náhuatl. Esencialmente, sus críticos afirman que, aunque bien intencionado y valiente pionero en el redescubrimiento de la ‘filosofía azteca’, simplemente inventó la palabra Ometeotl.
En cuanto a la palabra misma, nadie discute el profundo concepto náhuatl teotl – ‘dios’, ‘diosa’, ‘vida/fuerza creadora’, ‘energía (cósmica)’ [pic 1], ‘espíritu’; igual todo el mundo lo sabe ome significa ‘dos’. Lo que está en disputa es si ‘Ometeotl’, una especie de espíritu primordial de dualidad, fue alguna vez un concepto antiguo anterior a Cuauhtémoc (anterior a la invasión española).

Foto 2: Un recién nacido mexica es comparado con un jade precioso: detalle del mural de Regina Raúll, ‘Paisaje Mexica’ (1964), Museo Nacional de Antropología, Ciudad de México (Click en la imagen para ampliar)

Si bien es cierto que las fuentes primarias no mencionan a Ometeotl directamente, una gran mayoría de los historiadores y eruditos mesoamericanos pasados ​​y presentes, como mostramos a continuación, lo hacen, a menudo citando fuentes que se refieren a una pareja creadora celestial original, aunque con un nombre diferente. A menudo se citan los informantes nahuas del padre Bernardino Sahagún, quien escribió en el Libro VI del Códice Florentino sobre los importantes discursos rituales pronunciados por las parteras aztecas sobre el nacimiento de los recién nacidos y sobre el corte del cordón umbilical:
‘Precioso collar, preciosa pluma, preciosa piedra verde, precioso brazalete, preciosa turquesa, fuiste creado en el lugar de la dualidad, el lugar [above] los nueve cielos. Tu madre, tu padre, Ome tecutli, Ome ciuatl, la mujer celestial, te formó, te creó, [sent thee]…’
Ometecuhtli (Dos Señores) y Omecíhuatl (Dos Damas) gobernaban el más alto de los 13 cielos aztecas (algunas fuentes sugieren que originalmente había nueve, reflejando los nueve inframundos): Omeyocan, el Lugar de la Dualidad.

Pic 3: 9 Cielos aztecas, sobre los cuales se muestra a Tonacatecuthli (¿Ometeotl?) sentado en un trono de maíz; Códice Vaticano A, fol. 1v (Click en la imagen para ampliar)

Omeyocan se describe y representa (foto 3) en el Códice Vaticano A de la época colonial (también conocido como Códice Ríos, Códice Vaticano 3738) y la deidad que reside allí se nombra como Ometeotl (aunque curiosamente el comentarista, Pedro de los Ríos, cambia el nombre de Two-Lord a Three-Lord, ¡en un ingenioso intento de vincular la deidad con la Trinidad cristiana!). Más adelante en el mismo códice, sin embargo (foto 4), la misma deidad es representada y nombrada como Tonacatecuhtli (Señor de Nuestro Sustento), contraparte masculina de Tonacacíhuatl (Señora de Nuestro Sustento), formando juntos una (otra) fuerza andrógina generadora primordial de el cual todas las demás deidades (y luego los humanos) fueron creadas. Existen pocas imágenes de esta pareja, y su asociación con Ometecuhtli y Omecíhuatl, aunque lógica y muy probable, no está clara por decir lo menos. En el Historia de Mechiquepor ejemplo, TT se colocan en el séptimo cielo mientras que OO residen en el decimotercero, mientras que en el Anales de Cuauutitlán TT están firmemente colocados, con otros dioses, en Omeyocan.
Sabemos que TT eran deidades primordiales que se remontan a las culturas tolteca y probablemente pre-tolteca y que los toltecas (tan venerados por los aztecas) tenían la creencia en una deidad suprema (dual) en el corazón de su tradición religiosa. El problema es que no se les dirigieron sacrificios ni oraciones, las referencias a ellos son raras y siguen apareciendo diferentes nombres en asociación con ellos…

Foto 4: Tonacatecuhtli y la primera pareja humana; Códice Vaticano A, fol. 12v (Click en la imagen para ampliar)

En este punto, es hora de presentar otro ‘primer par’ eterno pero remoto, nuestros ‘abuelos divinos’, Cipactonal (macho) y Oxomoco (hembra), famosamente representados en el Codex Borbonicus (foto 5). Mientras que en algunas fuentes (Códice Borbónico, Códice Borgia) la pareja se muestra como humanos (muy antiguos), en el (posterior) Códice Vaticano B (3773) se los ve como deidades (foto superior/foto 7). Otros epítetos que se les dieron fueron Tloque Nahuaque (Dios de lo Cercano y lo Lejano), Ipalnemohuani (Dador de Vida) y Moyocoyani (El que se Inventa a Sí Mismo). Más allá de bisexuales, esta pareja, parafraseando a Klein, completamente personificados masculino y femenino. “Para los aztecas, la creación es el resultado de una oposición y un conflicto complementarios. Al igual que un diálogo entre dos individuos, la interacción y el intercambio entre opuestos constituyen un acto creativo. El concepto de oposición interdependiente está encarnado en el dios creador, Ometeotl… que posee los principios creativos masculino y femenino’ (Taube).

Foto 5: Nuestros ‘abuelos divinos’, Oxomoco (L) y Cipactonal (R), Codex Borbonicus, pl. 21 (detalle) (Click en la imagen para ampliar)

Dado que en la tradición mesoamericana se piensa que los individuos «acumulan más fuerza vital en el proceso de envejecimiento» (Taube), no sorprende que esta fuerza vital primordial se describa como extremadamente anciana (con barba, sólo uno o dos dientes largos, severa arrugas…), o que los creadores de la vida deberían estar asociados con algunos de los dioses más antiguos del panteón azteca: Huehueteotl (foto 10), Xiuhtecuhtli, Tonatiuh, Xochipilli/Xochiquetzal, y de hecho con dos de los hijos más famosos de Ometeotl, creadores del mundo Tezcatlipoca y Quetzalcóatl. No es coincidencia que encontremos estos mismos dos dioses emparejados en la página opuesta a Oxomoco-Cipactonal (OC) en el Codex Borbonicus. Su presencia allí, y el hecho de que se vea a Oxomoco arrojando granos adivinatorios al suelo (foto 5), dan pistas importantes para responder a la pregunta que acecha en nuestras mentes desde el principio: ¿Por qué los Dadores de Vida eran tan raramente ‘vistos’? solo adorado?

Foto 6: Un gran cartel del día de Cipactli (cocodrilo) se sienta junto a Tonocatecuhtli y la ‘primera pareja’; Códice Borgia pl. 9 (detalle) (Click en la imagen para ampliar)

Alrededor de OC y Quetzalcóatl/Tezcatlipoca (que no se muestra en la foto 5) hay 52 signos portadores de años, que indican un ‘siglo’ completo del antiguo calendario mesoamericano. Todos estos seres estaban estrechamente asociados con la adivinación, la hechicería, el destino, con el funcionamiento -de hecho con la creación misma- del antiguo calendario ritual, el tonalámatl. Tampoco es coincidencia que tanto en el Códice Borgia (foto 6) como en el Códice Vaticano B (foto 7), junto a Tonacatecuhtli y la pareja primordial, vemos el primero de los signos de los veinte días, y el primero de los trecenas o ‘semanas’ de 13 días, a saber, Cipactli (cocodrilo/cocodrilo) un signo y período calendárico firmemente asociado con los orígenes, la dualidad y el sustento.
Esto comienza a explicar por qué, en palabras de Quiñones Keber, ‘el conocimiento sobre [O-O/T-T] se limitaba a los especialistas calendáricos y adivinatorios’ – por qué las referencias a ellos son raras, solo se encuentran en pasajes cosmológicos y cosmogónicos en los textos, que fueron ‘registrados de forma esbozada’ después de la invasión española.

Foto 7: Nótese el signo calendárico Cipactli, como en la foto 6; Códice Vaticano B, fol. 28 (Click en la imagen para ampliar)

Fue hace más de un siglo, en 1904, que el gran erudito alemán Eduard Seler, en sus Comentarios al Códice Borgia, sugirió por primera vez que estos seres creadores supremos eran el ‘producto de la especulación filosófica’, nacidos de la necesidad que los humanos siempre han tenido por una Primera Causa. León-Portilla desarrolló aún más esta idea, sugiriendo que los sabios ancianos mexicas (tlamatinime) discutieron, filosofaron y lucharon con la cuestión de dónde residía Ometeotl, concluyendo, en algunos textos como la obra de Sahagún, que la respuesta estaba en el ombligo, el centro de la tierra. Luego, en 1971, el ‘abuelo’ de los estudios aztecas, HB Nicholson, planteó un esquema pionero para categorizar -y darle sentido- a la gran cantidad de deidades del panteón azteca: firmemente en la cima propuso El Complejo Ometeotl. . ‘Un extenso grupo de deidades que eran, en efecto, solo aspectos de una sola deidad paterna, celestial, creadora fundamental, expresaba mejor este tema. La concepción básica era la de un poder generativo primordial, sexualmente dualista, personificado en una deidad concebida tanto como una unidad bisexual, Ometeotl, o, más comúnmente, como una pareja masculina… femenina, los padres primitivos tanto de los dioses como del hombre. .

Foto 8: Tonacatecuhtli (¿Ometeotl?), patrono del día 1-Cocodrilo (recuadro inferior derecho, y en el tocado de la deidad), y creación de la primera pareja; Códice Borgia, pl. 61 (detalle) (Click en la imagen para ampliar)

Una y otra vez vemos indicadores de la suprema importancia de la dualidad (Ometeotl), reflejada tan poderosamente en la lengua misma de los aztecas, el náhuatl, que contiene, en canciones, poemas y discursos, una riqueza de floridos, disfrasismos o metáforas apareadas (Carrasco). ‘Así como los cristianos inventaron la Trinidad, los nahuas inventaron la Dualidad’, escribió Cecilio A. Robelo en 1951 en su clásico Diccionario de mitología náhuatl, un concepto tan básico para los mexicas, para la ideología mesoamericana y omnipresente en todo el mundo. Maffie llama a este Ometeotl trascendente ‘dos ​​energías sagradas’ o ‘dos ​​poderes sagrados’, y toma prestado de Cecelia Kelin al argumentar que ‘el cosmos es el gran tejido en progreso de Ometeotl’. Quizá sea Maffie quien tenga más éxito en contradecir la afirmación de Haly de que Ometeotl no existe: haciéndose eco del punto de Quiñones Keber de que las referencias a Ometeotl/TT se limitan a los textos cosmológicos/cosmogónicos, escribe, de manera crucial: «Sin embargo, nadie argumenta esto». contradice la existencia de Tonacacatecuhtli-Tonacacíhuatl”.

Foto 9: Ometecuhtli/Tonacatecuhtli como en el viejo ser creador; nótese la figura del Caimán en su tocado. Museum für Völkerkunde, Basilea, Suiza (Haga clic en la imagen para ampliarla)

Como principio cósmico, como Nuestra Madre, Nuestro Padre, como una deidad dualista, como una fuerza autogeneradora, ese espíritu ‘soplado’ en el corazón de cada nuevo bebé, como la ‘personificación de la divinidad en abstracto’ (Nicholson), el Los argumentos a favor de la existencia de Ometeotl parecen ser verdaderamente poderosos. La conclusión de Miguel León-Portilla sigue siendo tan decisiva como siempre: ‘Detrás de la aparente confusión de todo el panteón náhuatl estaba el omnipresente Ometeotl’…

Obras consultadas (¡TODOS los cuales hacen referencia a Ometeotl de una forma u otra!): –

Códice florentino (Sahagún), Libro 6: Retórica y Filosofía Moral (trad. Dibble & Anderson), 1969
Códice Telleriano-RemensisEloise Quiñones Keber, 1995
Arte AztecaEsther Pasztory, 1983
Comentarios al Códice BorgiaEduardo Seler, 1963 (1904)
El Pensamiento Náhuatl Cifrado por los CódicesLaurette Séjourné, 1989
Ciclos de tiempo y significado en los libros mexicanos del destinoElizabeth Hill Boone, 2007
• ‘Religión en el México Central Prehispánico’, Henry B. Nicholson, en manual de indios americanos medios, vol. 10, 1971
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