Tres meses después de dejar de fumar, los niveles de dopamina en el cerebro vuelven a la normalidad, según un nuevo estudio publicado en la revista Psiquiatría biológica. Los hallazgos sugieren que los déficits de dopamina que se encuentran en los fumadores se deben al tabaquismo en sí y no son necesariamente un factor de riesgo preexistente.
Según la primera autora, la Dra. Lena Rademacher, becaria postdoctoral en la Universidad de Lübeck en Alemania, un desafío importante para comprender los trastornos relacionados con las sustancias radica en descubrir las razones por las que solo algunas personas se vuelven adictas.
Los investigadores creen que algunas personas poseen ciertos rasgos que las hacen más vulnerables a la adicción. También sospechan que los circuitos cerebrales relacionados con la dopamina pueden estar involucrados. Las drogas de abuso liberan dopamina y la adicción a la nicotina está relacionada con anomalías en el sistema de dopamina.
Pero aún se desconoce si fumar induce esas anomalías o si ya existen y contribuyen al riesgo de adicción a la nicotina.
Para el estudio, el autor principal, el Dr. Ingo Vernaleken, profesor de la Universidad RWTH Aachen en Alemania, dirigió un equipo de investigadores para examinar la función de la dopamina en fumadores crónicos antes y después de dejar de fumar a largo plazo.
Usando una técnica de imágenes cerebrales llamada tomografía por emisión de positrones, los investigadores midieron la capacidad de producción de dopamina en 30 hombres que eran fumadores dependientes de la nicotina, así como en 15 no fumadores. Después de realizar una exploración inicial en todos los participantes, 15 fumadores que dejaron de fumar con éxito fueron explorados nuevamente después de tres meses de abstinencia de fumar y reemplazo de nicotina.
El primer escaneo mostró una reducción del 15 al 20 por ciento en la capacidad de producción de dopamina en los fumadores en comparación con los no fumadores. Los investigadores esperaban que este déficit se mantuviera incluso después de dejar de fumar, lo que sugeriría que podría ser un marcador de vulnerabilidad a la adicción a la nicotina. Pero descubrieron que el funcionamiento de la dopamina volvía a la normalidad con el paso del tiempo.
“Sorprendentemente, las alteraciones en la capacidad de síntesis de dopamina se normalizaron a través de la abstinencia”, dijo Rademacher.
Si bien no se puede excluir el papel de la dopamina en la vulnerabilidad hacia la adicción a la nicotina, los hallazgos sugieren que la función alterada de la dopamina de los fumadores es una consecuencia del consumo de nicotina y no la causa.
Los hallazgos plantean la posibilidad de que se desarrollen tratamientos que ayuden a normalizar el sistema de dopamina en los fumadores.
“Este estudio sugiere que los primeros tres meses después de dejar de fumar pueden ser un momento particularmente vulnerable para la recaída, en parte, debido a la persistencia de los déficits de dopamina. Esta observación plantea la posibilidad de que uno pueda abordar estos déficits con nuevos tratamientos”, dijo el Dr. John Krystal, editor de Psiquiatría biológica.
Fuente: Elsevier