¿Cómo llega la gente a creer que los demás son mucho menos dignos de confianza que ellos mismos?
Por mucho que prefiramos lo contrario, existe evidencia sólida de que, en promedio, las personas son bastante cínicas. Al pensar en extraños, los estudios han demostrado que las personas piensan que los demás están motivados más egoístamente de lo que realmente son y que los demás son menos útiles de lo que realmente son.
De manera similar, en los juegos financieros que los psicólogos han llevado a cabo en el laboratorio, las personas son notablemente cínicas acerca de la confiabilidad de los demás. En un experimento, las personas honraron la confianza depositada en ellos entre el 80 y el 90 por ciento de las veces, pero solo estimaron que los demás honrarían su confianza alrededor del 50 por ciento de las veces.
Nuestro cinismo hacia los extraños puede desarrollarse a partir de los 7 años (Mills & Keil, 2005). Sorprendentemente, las personas son demasiado cínicas con respecto a sus seres queridos, asumiendo que se comportarán de manera más egoísta de lo que realmente lo hacen (Kruger y Gilovich, 1999).
¿Qué podría crear una brecha tan grande entre cómo se comportan las personas y cómo creen que se comportan los demás?
Confía en mí
La gente suele decir que es la experiencia lo que engendra este cinismo y no una falla en la naturaleza humana. Esto es cierto, pero sólo de una manera especial.
Piénsalo de esta manera: la primera vez que confías en un extraño y te traicionan, tiene sentido evitar confiar en otros extraños en el futuro. El problema es que cuando nunca confiamos en los extraños, nunca descubrimos qué tan confiables son las personas en general. Como resultado, nuestra estimación de ellos está gobernada por el miedo.
Si este argumento es correcto, es la falta de experiencia lo que lleva al cinismo de las personas, específicamente, no hay suficientes experiencias positivas de confiar en extraños. Esta idea se prueba en un nuevo estudio publicado en ciencia psicológica. Fetchenhauer y Dunning (2010) establecieron una especie de mundo ideal en el laboratorio donde a las personas se les brindaba información precisa sobre la confiabilidad de los extraños para ver si eso reduciría su cinismo.
Reclutaron a 120 participantes para participar en un juego de confianza económica. A cada persona se le dieron 7,50€ y se le preguntó si le gustaría dárselo a otra persona. Si la otra persona tomara la misma decisión, el bote aumentaría a 30€. Luego se les pidió que estimaran si la otra persona optaría por darles la mitad de las ganancias totales.
Los participantes vieron 56 videos cortos de las personas contra las que jugaban. Los investigadores establecieron dos condiciones experimentales, una para imitar lo que sucede en el mundo real y otra para probar un escenario mundial ideal:
- Condición de la vida real: en este grupo a los participantes solo se les informaba sobre la decisión de la otra persona cuando decidían confiar en ellos. La idea es que esta condición simule la vida real. Solo descubres si los demás son dignos de confianza cuando decides confiar en ellos. Si no confías en alguien, nunca sabrás si es digno de confianza o no.
- Condición mundial ideal: aquí los participantes recibieron comentarios sobre la confiabilidad de otras personas, ya sea que decidieran o no confiar en ellos. Esto simula una condición de mundo ideal en la que todos sabemos por experiencia cuán confiables son las personas (es decir, ¡mucho más confiables de lo que pensamos!)
Rompiendo el cinismo
Una vez más, este estudio mostró que las personas son notablemente cínicas con los extraños. Los participantes en este estudio pensaron que solo se podía confiar en el 52 por ciento de las personas que vieron en los videos para compartir sus ganancias. Pero el nivel real de confiabilidad fue un sólido 80 por ciento. Ahí está el cinismo.
Sin embargo, ese cinismo se rompió rápidamente al brindarles a los participantes comentarios precisos sobre la confiabilidad de los demás. Las personas en la condición del mundo ideal notaron que se podía confiar en los demás (aumentaron su estimación al 71 por ciento) y también confiaban más en sí mismos, entregando el dinero el 70,1 por ciento de las veces.
Incluso se podía ver a las personas en la condición del mundo ideal despojándose de su cinismo a medida que avanzaba el estudio, volviéndose más confiados al notar que los demás eran dignos de confianza. Esto sugiere que las personas no son intrínsecamente cínicas, es solo que no tenemos suficiente práctica para confiar.
Profecía autocumplida
Desafortunadamente, no vivimos en la condición ideal del mundo y tenemos que aceptar recibir comentarios cuando decidimos confiar en los demás. Esto nos deja en la posición de confiar en estudios de psicología como este para decirnos que otras personas son más confiables de lo que imaginamos (¡o al menos las personas que participan en estudios de psicología lo son!).
Confiar en los demás también es una especie de profecía autocumplida, tal como lo encontramos en la atracción interpersonal. Si intenta confiar en los demás, encontrará que con frecuencia le devuelven esa confianza, lo que lo llevará a ser más confiado. Por otro lado, si nunca confías en nadie, excepto en los más cercanos y queridos, terminarás siendo más cínico con los extraños.