Instintos: definición, teoría y ejemplos

Instintos: definición, teoría y ejemplos

Aprenda más sobre qué son los instintos y la multitud de formas en que puede experimentarlos todos los días.

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¿Qué son los instintos? (Una definición)

Los instintos se definen como la tendencia a dar respuestas complejas y específicas a los estímulos ambientales sin necesidad de pensar ni razonar. Se los ha descrito como “la antigua herramienta de la evolución para impulsarnos en las direcciones que maximizan nuestro éxito reproductivo” (Wallenstein, 2009). En otras palabras, los instintos son aquellos comportamientos que han ayudado a una especie a sobrevivir a lo largo de la historia evolutiva.

Por ejemplo, los gansos desarrollaron el instinto de impronta sobre el primer objeto en movimiento que ven cuando son crías (Scheiber et al., 2013). Este instinto ayuda a estos gansos a vincularse con su madre, de quien dependerán para obtener alimento y protección durante el primer período de sus vidas. Si no estuvieran instintivamente obligados a permanecer cerca de su madre, tendrían menos probabilidades de sobrevivir y, por lo tanto, menos probabilidades de reproducirse.

Los seres humanos nacemos con instintos similares que aumentan nuestra probabilidad de vivir lo suficiente para reproducirnos. Por ejemplo, cuando nos enfrentamos a una situación amenazante, nos vemos impulsados ​​instintivamente a enfrentarnos a la amenaza y luchar contra ella o a huir y alejarnos de la situación.

¿Qué es la teoría del instinto?

La teoría del instinto es una explicación del comportamiento humano que sugiere que las motivaciones de nuestro comportamiento son completamente o predominantemente inherentes a nuestra biología. En otras palabras, esta teoría propone que nacemos con los impulsos y las motivaciones que dan forma a nuestro comportamiento diario. Por ejemplo, esta teoría sugeriría que tu motivación para salir con tus amigos incluso cuando estás cansado es el producto de tu instinto biológico de conexión social.

Esta teoría también propone que todas las motivaciones están impulsadas principalmente por el instinto de supervivencia. En otras palabras, nuestro instinto básico es seguir viviendo y todos los demás instintos son, en cierto modo, un producto de nuestra motivación más básica.

Por qué son importantes los instintos

Los instintos son importantes porque proporcionan una respuesta automática a situaciones que suelen ser críticas para la supervivencia de un animal. Los instintos ayudan a los seres humanos y a otros animales a responder a situaciones amenazantes o peligrosas, a establecer vínculos con sus cuidadores, a encontrar parejas adecuadas y a procurar las necesidades básicas de supervivencia, como comida, agua y refugio. Los instintos también pueden ayudar a guiar el desarrollo de conductas aprendidas al proporcionar una base para el aprendizaje y la adaptación.

Ejemplos de instintos

Los instintos son algo que experimentamos todos los días. Podemos encontrar ejemplos de instintos que se manifiestan en nuestro propio comportamiento y en el comportamiento de otros animales. Por ejemplo, podemos observar nuestro propio instinto de encontrar comida cuando tenemos hambre. Los animales y los humanos expresan una sorprendente variedad de comportamientos instintivos que a menudo son muy complejos. Por ejemplo, las canciones de los pájaros pueden ser sorprendentemente complejas, pero algunos pájaros nacen sabiendo la melodía. Algunas especies de pájaros incluso cantan su canción aunque no se críen con otras aves de esa especie (Kroodsma y Konishi, 1991).

  • Los reflejos de un bebé: Los bebés nacen con la capacidad de interactuar con partes del mundo que los rodea y responder adecuadamente a los estímulos. Por ejemplo, cuando se toca la comisura de la boca de un recién nacido, instintivamente inclina la cabeza hacia atrás para poder encontrar mejor el pezón de su madre (Bennett et al., 2020).
  • Migración de animales: Muchas especies animales, como las aves, las mariposas, las ballenas y las tortugas marinas, tienen una capacidad innata para migrar a lugares concretos en épocas específicas del año. Por ejemplo, el caribú puede migrar más de 3.200 kilómetros cada año a medida que cambian las estaciones para encontrar regiones adecuadas para dar a luz a sus crías, encontrar comida y escapar de los mosquitos.
  • Instinto de hambre: Cuando tenemos hambre, nos sentimos motivados a buscar comida. La ventaja adaptativa de un instinto como este es probablemente bastante obvia.
  • Instinto de placer: Estamos motivados a buscar cosas que nos hagan sentir bien y a rechazar cosas que nos hagan sentir mal.
  • Vínculos sociales: Muchos animales, incluidos los primates, tienen una capacidad innata para formar vínculos sociales con otros miembros de su especie. Esto les ayuda a sobrevivir y reproducirse trabajando juntos para protegerse a sí mismos y a sus crías.
  • Aseo: Muchos animales, incluidos los primates, tienen un comportamiento innato de acicalarse a sí mismos y a otros miembros de su grupo, lo cual es importante para mantener la higiene y los vínculos sociales.
  • Autoconservación: Instintos que llevan a los animales a protegerse del peligro, como evitar alimentos venenosos o peligrosos o escapar de los depredadores.

Instintos vs intuición

La intuición y el instinto son conceptos relacionados, pero tienen algunas diferencias importantes.

Como se describió anteriormente, los instintos se refieren a conductas innatas que te ayudan a responder de manera adaptativa a los estímulos. Son esencialmente preprogramados y automáticos y no requieren una participación consciente.

Tanto los instintos como la intuición operan por debajo del nivel de la conciencia. En otras palabras, si te pidieran que explicaras un comportamiento instintivo o una intuición, te resultaría muy difícil.
Sin embargo, el instinto se refiere a la conducta, mientras que la intuición se refiere a un sentimiento. Es decir, la intuición es la capacidad de saber o entender algo sin necesidad de pensar en ello. Por ejemplo, imagina que estás a punto de entrar en una casa espeluznante en la oscuridad solo. Si tienes una sensación en el estómago que te dice «por favor, no lo hagas, ya hemos visto cómo sucede esto en las películas», eso es intuición. Por otro lado, si estás caminando por un parque y de repente levantas el brazo para cubrirte la cabeza mientras un frisbee pasa zumbando junto a tu cara, eso sería un instinto.

Estos dos conceptos también difieren en su carácter innato. Dicho de otro modo, los instintos forman parte de nuestro repertorio de conductas de forma inmediata y sin necesidad de aprendizaje, mientras que las intuiciones son algo que evoluciona con el tiempo. Con el tiempo y la experiencia, podemos desarrollar nuestra intuición y utilizarla para orientar nuestras decisiones o encontrar soluciones a los problemas.

Instintos viscerales

Si alguna vez ha estirado reflexivamente el brazo derecho sobre el pasajero del asiento delantero al hacer una parada brusca o ha levantado rápidamente a un bebé que gateaba hacia el fuego, estará familiarizado con los instintos viscerales. Aunque podríamos pensar que estamos hablando en metáfora cuando hablamos de tener una reacción visceral, las investigaciones actuales sugieren que este podría ser un evento más literal de lo que imaginamos.

En realidad, nuestro estómago tiene su propio sistema nervioso, compuesto por más de 500 millones de neuronas (Furness, 2012). Se trata del conjunto de neuronas más grande fuera del cerebro, por lo que a veces se lo denomina el pequeño cerebro o el segundo cerebro. El sistema nervioso de nuestros intestinos está conectado a nuestro cerebro. No es de extrañar que esta unión se denomine eje intestino-cerebro. Se sabe que este eje desempeña un papel importante en nuestras emociones y en algunos de nuestros comportamientos.

Recientemente, los científicos han descubierto que el eje intestino-cerebro está controlado en gran parte por diminutos bichos que viven en nuestro estómago (Dinan y Cryan, 2017). Los estudios han demostrado que estos pequeños bichos intestinales, conocidos colectivamente como microbioma, están involucrados en las respuestas al estrés (Konturek et al., 2011), los síntomas de depresión (Dash et al., 2015) y los comportamientos sociales (Desbonnet et al., 2014).

También hay evidencia que sugiere que el microbioma puede influir en los mecanismos cerebrales que subyacen a la memoria emocional y la toma de decisiones (Bagga et al., 2018). Esta función del microbioma puede ser responsable del instinto visceral que tenemos cuando decidimos si queremos entrar solos a esa casa espeluznante o si debemos decir que sí a una propuesta de matrimonio. Aunque todavía no sabemos exactamente qué son los instintos viscerales, podemos decir que es probable que nuestros intestinos sean más inteligentes de lo que creemos.

¿Los instintos son genéticos?

El hecho de que algunos comportamientos humanos estén programados en nuestra genética o no es un tema polémico entre los científicos (Arguello y Benton, 2017). Los genes son increíblemente complejos y la búsqueda para comprenderlos por completo puede ser interminable. El punto intermedio entre los dos lados del debate parece ser que los genes, en la medida en que contienen instrucciones sobre cómo conectar el cerebro con el cuerpo, nos preparan para responder a estímulos particulares de alguna manera adaptativa. En otras palabras, los genes pueden predisponer a un bebé a succionar en respuesta a la estimulación de su boca, pero no necesariamente se podría señalar un gen de succión.

Citas sobre los instintos

  • “Decirnos que obedezcamos al instinto es como decirnos que obedezcamos a la gente. La gente dice cosas diferentes, y también lo hacen los instintos. Nuestros instintos están en guerra. Si se sostiene que el instinto de conservación de la especie debe obedecerse siempre a expensas de otros instintos, ¿de dónde derivamos esta regla de precedencia? Escuchar a ese instinto hablar en su propio caso y decidir a su favor sería bastante simplista. Cada instinto, si lo escuchamos, reclamará ser satisfecho a expensas de todos los demás. Por el mero hecho de escuchar a uno en lugar de a otros ya hemos prejuzgado el caso. Si no trajéramos al examen de nuestros instintos un conocimiento de su dignidad comparativa, nunca podríamos aprenderlo de ellos. Y ese conocimiento no puede ser en sí mismo instintivo: el juez no puede ser una de las partes juzgadas; o, si lo es, la decisión carece de valor y no hay base para colocar la conservación de la especie por encima de la autoconservación o el apetito sexual”. — C. S. Lewis
  • “Puede haber tanto valor en un abrir y cerrar de ojos como en meses de análisis racional”. —Malcolm Gladwell
  • “Sin embargo, el instinto no es una deliberación consciente, ni una mera consecuencia de la organización corporal, ni el resultado de un mecanismo que reside en el cerebro, ni el efecto de un mecanismo que viene al espíritu desde fuera y es extraño a su esencia, sino más bien la realización más distintiva que brota del carácter de un individuo o de un grupo.” Nietzsche
  • “He sido y sigo siendo un buscador, pero he dejado de cuestionar las estrellas y los libros; he comenzado a escuchar la enseñanza que mi sangre me susurra.” — Hermann Hesse
  • “El instinto es algo maravilloso. No se puede explicar ni ignorar”. —Agatha Christie
  • “Confía en tu instinto hasta el final, incluso aunque no puedas dar ninguna razón”. —Ralph Waldo Emerson
  • “En el arte como en el amor,…