Inhibición Social (Definición + Ejemplos) –

Todos conocemos a un niño «tímido». Quizás tuviste hermanos, hermanas, primos o vecinos que siempre fueron un poco tímidos. Tal vez a su hermano, hermana o amigo le preocupe lo tímidos que son sus hijos. La timidez nunca ha sido un gran problema: algunos niños son tímidos y otros no. Pero ¿qué pasaría si la timidez fuera una señal de que un niño iba a desarrollar inhibición social u otras condiciones de salud mental en el futuro?

Son cuestiones que últimamente han acaparado la atención de los psicólogos.

¿Qué es la inhibición social?

La inhibición social, también conocida como inhibición conductual, es la tendencia a evitar ciertos comportamientos en situaciones sociales, incluidas las interacciones sociales. Muchos psicólogos también definen la inhibición social como la tendencia a limitar la expresión de emociones y comportamientos en contextos sociales.

Aunque la inhibición social no se ha estudiado en profundidad, algunos psicólogos creen que podría tener un fuerte vínculo con el trastorno de ansiedad social. Todavía hay mucho más que aprender sobre este tema, pero analizar más de cerca la «tímido» podría darnos una idea importante sobre el desarrollo de la ansiedad y otras condiciones mentales.

Ejemplos de inhibición social

La inhibición social puede adoptar muchas formas, incluido nuestro comportamiento, apariencia o retirada de una situación. Evitar regularmente fiestas, festivales o grandes conferencias puede considerarse una inhibición social. Ser la persona en una fiesta que prefiere sentarse con el perro del anfitrión en lugar de presentarse a gente nueva puede considerarse inhibición social. Mantener los brazos cruzados y la cabeza encorvada entre una multitud también puede considerarse una forma de inhibición social.

Además, un indicador sutil pero significativo de inhibición social es la dificultad que tienen algunas personas para mantener el contacto visual durante las conversaciones. Para aquellos que están socialmente inhibidos, la mirada directa de otra persona puede resultar abrumadoramente íntima o confrontativa, lo que los lleva a desviar la mirada, lo que puede obstaculizar la interacción social efectiva.

Por ejemplo, puedes hablar más suave o guardarte chistes divertidos para ti mismo cuando estás rodeado de gente nueva en lugar de cuando estás en presencia de un amigo muy cercano.

A veces, esta inhibición es subconsciente. No te das cuenta de que estás evitando activamente una situación social al sobrecargar tu horario de trabajo para evitar a tus compañeros de trabajo o al poner excusas de por qué no puedes ir a una fiesta. Otras veces, la inhibición es consciente. Las personas con un alto nivel de inhibición social pueden ser conscientes de que están evitando situaciones sociales. Incluso podrían ser conscientes del miedo que impulsa la inhibición social: el miedo a decepcionar a otras personas. Todos deseamos ser aceptados por las personas que nos rodean. La inhibición social es a menudo una respuesta a ese deseo y al miedo de no satisfacer esos deseos siendo nuestro «verdadero yo».

Una vez más, todavía queda investigación por hacer sobre este tema, y ​​hay mucho que determinar si sus comportamientos están impulsados ​​por fobias, ansiedad o factores más prácticos.

Por ejemplo, un comportamiento impulsado por una fobia podría ser el de alguien que evita todos los ascensores debido a un miedo profundamente arraigado a quedar atrapado en un espacio reducido, lo que podría ser indicativo de claustrofobia. Un comportamiento impulsado por la ansiedad podría ser una persona que, por temor a ser juzgada, ensaya conversaciones repetidamente antes de participar en ellas, lo que resalta la ansiedad social. Por otro lado, un factor práctico podría implicar que alguien elija subir unos cuantos tramos de escaleras en lugar de esperar a un ascensor ocupado, priorizando la eficiencia sobre la interacción social.

Quedarse en casa a pasar la noche para evitar gastar dinero puede no ser un signo de ansiedad social, aunque usar esto como excusa para evitar hablar con la gente puede ser un signo de alta inhibición social.

Efectos de la inhibición social

¿Por qué estudiamos la inhibición social? Por un lado, puede afectar nuestras vidas. Todos conocemos a alguien que ha perdido una oportunidad o no ha podido hacer amigos por su timidez. Todos conocemos a alguien que ha obtenido mucho éxito porque era extremadamente extrovertido o desinhibido al hablar o establecer contactos con otras personas. Cuando pensamos en emprendedores, directores ejecutivos o visionarios, a menudo nos imaginamos a alguien que no le teme a nada o que puede hablar con cualquiera sobre sus grandes ideas.

Curiosamente, la inhibición social no se trata sólo de ser tímido. Las personas que habitualmente se inhiben socialmente no simplemente “se pierden” o no logran hacer amigos. Al evitar ciertas situaciones o interacciones, podemos estar reduciendo nuestra capacidad de aprender y crecer. Tomemos como ejemplo el proceso de aprender un idioma. Se necesitan muchas cosas para aprender un idioma: memorizar el vocabulario, comprender la gramática y hablar con los demás. Mientras más practiquemos hablando con otros en el nuevo idioma, más rápido detectaremos nuestros errores y mejoraremos. La inhibición social impide que las personas se comprometan de esta manera. Las investigaciones indican que la inhibición social puede interferir en la realización de tareas, afectando aspectos como la toma de decisiones y el razonamiento complejo, según hallazgos de psicólogos españoles.

Reducir la inhibición social no sólo brinda a las personas más oportunidades para hacer amigos o establecer contactos. También les permite interactuar más plenamente con su entorno, facilitando oportunidades de aprendizaje, crecimiento personal y resolución eficaz de problemas.

Cómo reducir la inhibición social

Si alguien quiere diversificarse y liberarse del miedo a la interacción social, ¿qué puede hacer? Bueno, veamos las causas de la inhibición social. Como muchas cosas en psicología, no podemos simplemente señalar la disposición de una persona o el entorno en el que creció. Muchas cosas contribuyen a (o reducen) la inhibición social.

Actividad cerebral o personalidad

Algunos estudios sugieren que la tendencia a la inhibición social puede estar ligada a rasgos inherentes de la personalidad. Por ejemplo, la propensión a la dependencia a menudo puede correlacionarse con la inhibición social. La renuencia a mezclarse en grupos grandes o la comodidad que se encuentra en una compañía familiar en eventos sociales podrían deberse a mecanismos biológicos arraigados y no solo a la situación. Esta base biológica se atribuye en parte a la actividad dentro de la red cerebral social cortical. Esta red comprende regiones del cerebro, incluida la corteza prefrontal medial, la unión temporoparietal y la amígdala, que colaboran para procesar la información social y regular los comportamientos sociales. Se ha observado un exceso de actividad en estas áreas en individuos que exhiben altos niveles de inhibición social.

La red cerebral social cortical es responsable de algo más que nuestras interacciones con los demás. Desempeña un papel crucial en la interpretación de señales sociales, la comprensión de las perspectivas de los demás y el desarrollo de la empatía. También participa en la determinación de respuestas emocionales apropiadas a situaciones sociales. Por lo tanto, si esta red es hiperactiva, podría hacer que un individuo sea más sensible a posibles amenazas sociales, lo que provocaría una mayor sensación de ansiedad en situaciones sociales. En esencia, su cerebro puede estar indicando un mayor estado de alerta, lo que influye en la decisión de optar por la soledad o un círculo social familiar.

Tomar conciencia de esta sobreactivación podría empoderar a alguien para trabajar para modificar sus respuestas a los estímulos sociales. Esto no significa que uno pueda «desconectar» su inhibición social. Aún así, con conciencia y posiblemente intervenciones como la terapia cognitivo-conductual, las personas podrían aprender a manejar sus respuestas y gradualmente volverse menos inhibidas en entornos sociales.

Edad

Las inhibiciones sociales se han observado y estudiado en todos los grupos de edad. Al estudiar este fenómeno en niños, adolescentes y adultos, lo único que sabemos con certeza es que la inhibición social puede cambiar y desarrollarse con el tiempo. Esto puede tener que ver con la biología o los eventos que suceden y el conocimiento que adquirimos con el tiempo.

Trauma

La biología puede estar vinculada a la inhibición social, pero nuestra biología no siempre es inamovible. Ciertas situaciones o eventos, como el trauma, pueden cambiar la actividad cerebral y cómo funcionamos naturalmente. Los eventos traumáticos están vinculados a la inhibición de expresar nuestras emociones. Esto puede estar relacionado con la inhibición social. No expresarnos en situaciones sociales puede conducir a un círculo vicioso de menor bienestar, aumento de los miedos y mayor inhibición conductual.

Problemas de internalización

La investigación ha establecido conexiones entre comportamientos particulares y la inhibición social. En Suecia, por ejemplo, los estudios han destacado una correlación notable entre los niños que exhiben un alto grado de inhibición social y la presencia de problemas de internalización, que incluyen condiciones como ansiedad y depresión. Abordar estos problemas de internalización podría potencialmente reducir el grado de inhibición social.

Un método eficaz empleado para reducir los problemas de internalización es la terapia cognitivo-conductual (TCC). La TCC ayuda a las personas enseñándoles a identificar y desafiar patrones de pensamiento y creencias negativos, reemplazándolos por otros más realistas y positivos. A través de este proceso terapéutico, niños y adultos aprenden a afrontar mejor los factores estresantes y a regular las emociones de forma más eficaz. Por ejemplo, un niño que internaliza temores sobre el rechazo social puede ser guiado a través de la TCC para replantear sus pensamientos. En lugar de pensar: 'Todos se reirán de mí', pueden aprender a decirse a sí mismos: 'Está bien si no le agrado a alguien; Todavía puedo ser amigable y disfrutar interactuando con los demás.' Al desafiar sistemáticamente estos miedos internalizados, la TCC tiene como objetivo reducir la ansiedad y las conductas de evitación, disminuyendo así la inhibición social con el tiempo.

Consumo de alcohol o uso de sustancias

Quizás hayas adivinado que el alcohol y algunas sustancias controladas pueden reducir la inhibición social. En general, estas sustancias reducen nuestras inhibiciones. Es más probable que “lo intentemos”, ya sea hablando con alguien que no conocemos o tirando un vaso al otro lado de la habitación. Cuanto más alcohol consumimos, menos consideraremos las implicaciones sociales de nuestras acciones. Y aunque algunas personas se refieren a un trago o dos como “coraje líquido”, todos conocemos a alguien que ha hecho algo bajo la influencia de alcohol que no haría si estuviera sobrio.

¿Significa esto que debes beber para reducir la inhibición social? No precisamente. Los efectos del alcohol en la mente y el cuerpo, especialmente cuando se consume en exceso, no siempre (o nunca) valen la pena en los momentos en los que te sientes menos asustado de acercarte a alguien. Las personas que consumen alcohol para superar la inhibición social probablemente se den cuenta de que es una muleta, no una herramienta útil. Si tiendes a reprimirte en las interacciones sociales, puedes utilizar otros métodos para afrontar tus miedos.

Fuerza

Un último factor interesante respecto de la inhibición social es el poder. Cuando parece tener más poder sobre una situación, es probable que tenga menos inhibiciones sociales. El poder se presenta de muchas formas. La riqueza, el éxito o los títulos pueden darte la ilusión de poder. Organizar una fiesta en tu casa puede cambiar ligeramente la dinámica de poder entre tú y tus invitados. La influencia que ejerce una persona desde su posición social también puede afectar la forma en que la percibe, dar forma a su dinámica social y definir qué comportamientos son aceptables o inaceptables. Si cambia su percepción sobre el poder que tiene sobre usted mismo o el poder que otra persona tiene sobre usted, es posible que le tenga menos miedo a esa persona o a la interacción social.

¿Es la inhibición social un signo de trastorno de ansiedad social?

La inhibición social no es un trastorno de ansiedad social…