Infantilización: de mujeres, jóvenes y de ti mismo
La infantilización es tratar a alguien como si fuera un niño de forma inapropiada. Conozca cómo se manifiesta, cómo se manifiesta en nuestra cultura y sus posibles daños.
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Estas son experiencias comunes de infantilización. Cualquiera puede ser infantilizado, pero es especialmente frecuente entre las mujeres y los adultos jóvenes. Incluso puedes infantilizarte.
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¿Qué es la infantilización? (Una definición)
Ejemplos de infantilización
- Charla infantil: usar un lenguaje excesivamente simplificado, un tono de voz agudo y frases infantiles al comunicarse con adultos que son totalmente capaces de comprender el habla normal.
- Ignorando la competencia: ignorar las habilidades, conocimientos o experiencia de una persona y asumir que es incapaz de manejar tareas o responsabilidades.
- Sobreprotección: ser excesivamente cauteloso y protector con las actividades de alguien, incluso cuando es capaz de tomar decisiones y cuidar de sí mismo.
- Control de decisiones: tomar decisiones en nombre de alguien sin su participación, incluso si es capaz de tomar sus propias decisiones.
- Elogiando los logros básicos: Ofrecer elogios o recompensas excesivas por completar tareas básicas que están dentro de las capacidades de una persona. Por ejemplo, “Llegaste a tiempo al trabajo todos los días de esta semana. ¡Bien por ti!”
- Usando apodos: referirse a los adultos con apodos diminutos que normalmente se usan para los niños (por ejemplo, «cariño», «niño», «bebé»).
- Ignorando los límites: no respetar los límites personales y tratar a alguien como si no tuviera voz ni voto sobre cómo lo tratan o lo tocan.
- Simplificando instrucciones: proporcionar instrucciones excesivamente simplistas o paso a paso para tareas que alguien es perfectamente capaz de manejar sin dicha guía.
- Suponiendo impotencia: asumiendo automáticamente que alguien no puede realizar tareas comunes o gestionar situaciones.
- Necesidad excesiva: buscando constantemente elogios, cumplidos o atención, infantilizándose así.
- Ropa infantil: Mujeres adultas vestidas como niñas e hipersexualizadas, comúnmente vistas en muchas revistas de moda.
- Opiniones menospreciativas: desestimar o trivializar los pensamientos, opiniones o sentimientos de un individuo como si careciera de la capacidad de tener ideas valiosas.
- Burlándose de la independencia: burlarse o ridiculizar a alguien cuando intenta afirmar su independencia o asumir responsabilidades.
- Microgestión: supervisar y controlar constantemente las acciones de alguien de una manera que socava su sentido de autonomía y confianza en sí mismo.
Infantilización de la mujer
La infantilización de las mujeres disminuye su capacidad de acción, sus capacidades y su autonomía. Algunos ejemplos de infantilización de las mujeres son:
- Usando lenguaje diminutivo o condescendiente: referirse a las mujeres adultas utilizando términos como «niñas» en lugar de «mujeres», o utilizando un lenguaje excesivamente cursi o condescendiente que implica que no están completamente desarrolladas o no son capaces. Si bien referirse a las mujeres como «niñas» puede no parecer algo importante, los estudios indican que el uso de este tipo de lenguaje influye en nuestra autopercepción y en cómo percibimos a los demás (MacArthur et al., 2020).
- Publicidad: Retratar a mujeres adultas con un aspecto y un comportamiento infantiles a través de la vestimenta, el comportamiento y/o la postura (Carlson, 2010). Por ejemplo, en la mayoría de las revistas de moda no es difícil encontrar anuncios que muestran imágenes de mujeres como adolescentes hipersexualizadas.
- Tomar decisiones por las mujeres sin su consentimiento: asumiendo que las mujeres no pueden tomar decisiones informadas por sí mismas y tomando decisiones en nombre de ellas, sin tener en cuenta sus opiniones y deseos.
- Desestimando la competencia de las mujeres: subestimar o restar importancia a los conocimientos y habilidades de las mujeres, en particular en campos dominados por los hombres, y suponer que necesitan más orientación y asistencia que sus homólogos masculinos (Epstein et al., 2023).
- Retratar a las mujeres como indefensas o frágiles: considerar a las mujeres como necesitadas de protección, rescate o asistencia constante, lo que refuerza los estereotipos de su vulnerabilidad e incapacidad (Epstein et al., 2023).
- Vigilancia del comportamiento y la apariencia de las mujeres: dictando cómo deben vestirse, comportarse o expresarse las mujeres, a menudo basándose en nociones de lo que se considera «apropiado» o «propio de una dama».
- Ignorando los logros de las mujeres: Desestimar o disminuir los logros y éxitos de las mujeres, atribuyendo sus logros a la suerte o a factores externos en lugar de a su competencia y trabajo duro.
- Estereotipos basados en el “lugar apropiado” en la sociedad: asumiendo que el rol y la identidad principales de la mujer deben girar en torno a la maternidad y el cuidado del hogar, ignorando sus otras aspiraciones y capacidades (Epstein et al., 2023).
Si bien las cosas han mejorado en las últimas décadas, las investigaciones muestran que todavía se suele tratar a las mujeres como inferiores, en parte debido a suposiciones falsas sobre su incompetencia inherente (Epstein et al., 2023).
La infantilización en las relaciones de pareja
A continuación se presentan algunas señales y comportamientos a los que debe prestar atención:
- Control de toma de decisiones: un socio que constantemente toma decisiones por el otro sin considerar sus opiniones o preferencias, asumiendo que no puede tomar decisiones por su cuenta.
- Hablando por ellos: un socio habla con frecuencia en nombre del otro, incluso cuando no es necesario, silenciando efectivamente su voz y desestimando su capacidad para comunicarse eficazmente.
- Tono paternal: usar un tono paternal o condescendiente al dirigirse al otro miembro de la pareja, lo que puede hacerlo sentir menospreciado e incapaz.
- Asignación de tareas y responsabilidades: tratar a un miembro de la pareja como a un niño, asignándole tareas o responsabilidades de una manera que parece condescendiente o controladora.
- Control financiero: ejercer control sobre las finanzas del otro socio, no permitiéndole administrar su propio dinero o dándole mesadas como si fuera un niño.
- Ignorando los límites: No respetar los límites personales ni el espacio personal. Esto también podría incluir registrar la habitación, las pertenencias y las comunicaciones privadas (correos electrónicos o mensajes de texto) de la pareja.
- Limitar la independencia: no permitir que el otro miembro de la pareja participe en actividades, pasatiempos o amistades sin necesidad de aprobación o validación constante.
- Monitoreo constante: mantener un registro del paradero, las actividades y las interacciones del otro socio como si requirieran una supervisión constante.
- Luz de gas: manipular a alguien para que dude de sus percepciones y experiencias (American Psychological Association, 2023).
Las relaciones saludables, especialmente las románticas, se basan en el respeto mutuo, la comunicación y un sentido de igualdad donde ambos miembros de la pareja apoyan el crecimiento y la independencia del otro.
Infantilización de uno mismo
A continuación se presentan algunos comportamientos que las personas utilizan para infantilizarse:
- Idioma: utilizando un lenguaje infantil, un tono de voz agudo y un vocabulario sencillo.
- Ropa: usando ropa infantil como monos o ropa con personajes de dibujos animados.
- Dependencia: confiar en otros para hacer cosas, como tomar decisiones.
- Evitar responsabilidades: descuidar responsabilidades de adultos, como pagar cuentas, mantener un trabajo o administrar las finanzas personales.
- Buscando nutrición: tratando activamente de que los demás lo mimen o lo mimen (no debe confundirse con afecto).
- Desregulación emocional: no gestionar ni expresar las emociones de forma madura y equilibrada, lo que lleva a arrebatos emocionales o reacciones exageradas, que a veces incluyen rabietas (como un niño).
- Buscando elogios: necesitar y recibir elogios y atención constantes de los demás (de nuevo, como un niño).
Infantilización de jóvenes adultos
Los adultos jóvenes (y todos nosotros) podemos beneficiarnos de la orientación y el apoyo de los demás. Sin embargo, los estudios muestran que los padres, educadores y empleadores suelen considerar a las personas de este rango de edad como incompetentes, inmaduras, propensas al riesgo y poco fiables (Epstein et al., 2023). Según mi experiencia como gerente, este es un estereotipo infundado, ya que estas cualidades se pueden observar en adultos de todas las edades. (Mi sobrina de 23 años es mucho más madura y responsable que muchos adultos mayores con los que he trabajado).
La creciente prevalencia de la “crianza helicóptero” puede ser en parte responsable. En este estilo de crianza, los padres ejercen demasiado control sobre la vida de sus hijos, incluso después de que han alcanzado la edad adulta (Epstein et al, 2023). Un ejemplo son los padres que siguen microgestionando la vida de sus hijos adultos, desde la toma de decisiones sobre sus carreras hasta el manejo de sus finanzas personales.