El juego sensorial es importante para el desarrollo de todos los niños, y eso es aún más cierto para los niños en el espectro del autismo que podrían tener problemas de integración sensorial.
Ya sea trepando a un árbol, aplastando Play-Doh con los dedos, soplando burbujas o enterrando los pies en la arena, el juego sensorial estimula los sentidos y ayuda a los niños a descubrir y comprender el mundo que los rodea.
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Ideas de juego sensorial
Los niños se vuelven más conscientes de la causa y el efecto, de cómo funcionan las cosas y de lo que pueden hacer sus propios cuerpos. Para los niños con dificultades de integración sensorial, este tipo de experiencias ayudan a crear conexiones entre las vías del cerebro responsables de procesar los estímulos.
Los beneficios del juego sensorial
Si un niño juega un juego que incorpora el sentido del olfato, mejora su capacidad para diferenciar diferentes olores. El niño aprende a apreciar algunos olores, como el de flores y frutas, mientras que otros olores, como el del humo, provocan peligro. Lo mismo ocurre con los demás sentidos. Cuando los bebés se llevan cosas a la boca, esta exploración les ayuda a aprender qué es blando o duro, qué es cálido o frío, qué es liso o áspero. Estas distinciones pueden ayudar a desarrollar el vocabulario y el lenguaje.
El juego sensorial ayuda a desarrollar la motricidad fina y gruesa, la memoria, la conciencia espacial y la resolución de problemas. Ayuda a los niños a desarrollar las habilidades cognitivas necesarias para el estudio de ciencia y tecnología, que incluyen:
- Observando
- Experimentando
- Sacar conclusiones
- Predecir
- Incorporando nuevos conocimientos
El juego sensorial también tiene un efecto calmante en muchos niños. Algunos expertos creen que los niños en el espectro que hacen mucho «estimulación» cuando buscan una manera de controlar y comprender la información sensorial.
El juego sensorial es educativo y terapéutico, pero quizás lo más importante es que es divertido. Para comenzar, aquí hay algunas actividades divertidas y asequibles que puede disfrutar con su hijo.
Crear contenedores sensoriales
Los contenedores sensoriales son algo común en los centros preescolares, donde los niños los usan para explorar diferentes texturas y formas. Son económicos de crear y pueden mantener contenidas actividades potencialmente desordenadas. Para hacer uno, comience con un recipiente de plástico, una caja de cartón o una bandeja para cocinar. Debe ser lo suficientemente grande para que los niños puedan manipular el contenido sin derramarlo. Llena tu contenedor con cosas que tengan diferentes colores y texturas. Algunas opciones incluyen:
- Arena
- Arroz
- pasta cruda
- Espuma de afeitar
- Gelatina
- Botones o cuentas
- Cubos de hielo
- Tierra para macetas
- Papel en trizas
- Palomitas de maíz sin reventar
- Agua
- Arcilla
Deje que los niños exploren con las manos o usen herramientas como cucharas o palas de arena para sacar y verter. Si tiene un niño en el espectro del autismo al que no le gustan las texturas inusuales, comience lentamente y ofrézcale mucho refuerzo positivo. Puede enterrar en el contenedor los objetos que le gusten a su hijo, como animales de plástico, camiones de juguete u otras cosas pequeñas que no presenten peligro de asfixia.
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Baila en una pista de plástico de burbujas
El plástico de burbujas es más que una simple herramienta para evitar que los artículos empaquetados se rompan. También puede ser muy divertido. La próxima vez que reciba un paquete por correo, conserve el plástico de burbujas. Una vez que tengas un buen alijo, pégalo con cinta adhesiva al suelo y organiza una fiesta de baile en tu pasarela de plástico de burbujas. Deje que su hijo se vuelva loco corriendo, saltando y pisoteando las burbujas. Si tienes más de un hijo, puedes hacer un concurso para ver quién puede reventar todas sus burbujas primero.
hacer un tambor den den
No hay nada más educativo que fabricar tus propios instrumentos musicales, y uno de los más sencillos es un Den Den Drum casero. Este es un matraca japonés que se gira hacia adelante y hacia atrás en las palmas de las manos, lo que hace que cuentas o bolitas golpeen el parche del tambor. Para la versión casera, necesitas:
- Cucharas de madera
- Un taladro
- Hilo o cordón fuerte
- Rosario
Instrucciones:
1. Pinta o decora tu cuchara con colores llamativos.
2. Haga dos agujeros con una separación de 1 cm en la cabeza de la cuchara.
3. Pase la cuerda por un agujero y anúdela para mantenerla en su lugar.
4. Desliza las cuentas en la cuerda y haz un nudo para asegurarlas. Manténgalo bastante corto (unos pocos centímetros) para que golpee la parte posterior de la cuchara.
5. Haz lo mismo en el otro lado.
6. Gira la cuchara hacia adelante y hacia atrás al ritmo de una canción que conoces o una que hayas inventado.
Este es sólo uno de los muchos instrumentos musicales que puedes hacer con objetos del hogar. Con un poco de imaginación (e investigación en línea), los botes de avena, los tubos de toallas de papel, las ligas, las cajas de pañuelos, los huevos de Pascua de plástico, los frijoles y las latas de sopa pueden convertirse en tambores, maracas, ukeleles y silbatos.
Fiesta de colores y texturas
Hay muchas maneras de hacer que nuevos sabores y texturas sean divertidos. Una es hacer un buffet de postres con elementos blandos, ondulados, crujientes, calientes, fríos, lisos, ásperos, blandos y duros. Haga que los niños participen en la planificación del menú y en la preparación de las delicias. Puede incluir gelatina de sabores, paletas heladas, crema batida, pudín, golosinas Rice Krispie, pretzels, dulces duros caseros y más. Esta actividad seguramente será un éxito entre sus pequeños chefs e incluso los más quisquillosos con la comida probablemente tendrán la mente más abierta a la hora de probar sus propias creaciones.
¡Salva los animales!
Haga que sus futuros médicos y enfermeras comiencen temprano haciendo una sala de emergencias imaginaria para muñecas y animales de peluche. Puedes utilizar una carreta como camilla y vendar sus “heridas” con papel higiénico. Incluso puedes realizar RCP para salvarles la vida.
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Ideas de juego sensorial
Inventar un deporte con globos
A los niños pequeños les fascina ver a los adultos inflar globos. Deje que sus hijos estiren los globos, intenten inflarlos y sientan cómo se expanden a medida que los llena de aire. Una vez que hayas hecho algunos, intenta jugar voleibol con globos, fútbol, baloncesto o un juego de tu propia creación. Tratar de mantener los globos a flote es excelente para la coordinación ojo-mano.
Plantar un jardín
Jugar en la tierra es la mejor experiencia sensorial de conexión a tierra, y si planta un huerto, sus hijos pueden aprender muchas lecciones mientras lo hacen. Elija un rincón fértil de su jardín o consiga algunos contenedores y tierra para macetas. Si eres astuto, puedes hacer maceteros reciclados con elementos desechados, como neumáticos o paletas. Una vez que haya plantado su jardín, haga su propio mantillo con papel triturado, cartón o recortes de césped. En poco tiempo, usted y sus hijos podrán disfrutar cosechando y comiendo los resultados.
Haz del mundo tu patio de juegos
Además del juego sensorial en casa, también puedes fomentar la exploración cuando estés fuera de casa. Planifique viajes periódicos a lugares divertidos como parques, áreas de juego, museos infantiles y centros de ciencias. Si su hijo es muy sensible al ruido, lleve un par de auriculares para ayudarle a afrontarlo. Cuando sea posible, anímelo a que recoja hojas, insectos y objetos para aprender cómo se sienten, se ven, huelen y suenan (¡tal vez omita el gusto por este!). Fomentar de forma segura su curiosidad les ayuda a aprender a lidiar mejor con su entorno. ¡También es muy divertido!
Este artículo apareció en el número 86: Trabajando hacia una vida saludable con TEA