Hija budista medio japonesa: un poema de amor a la madre. |

Hija budista medio japonesa: un poema de amor a la madre.

Mucho antes de que mi madre fuera una niña,
Cantó canciones de amor a los pájaros jóvenes.
Y a veces se les ofrecía té oscuro y frutas reventadas,
Para poder nacer en la más brillante de las luces.

Debe haber sido sombrío y hermoso todavía,
Mientras recorría la tierra como una niña pobre y dispuesta
Cultivando cultivos que parecían increíblemente muertos,
Mientras sus faldas rasgadas se agitaban en el polvo y el derramamiento de sangre.

Aún así, susurró al amanecer y al anochecer,
Que algún día florecería y maduraría
Aún así, ella gritó mi nombre en la oscuridad.
Como si todos la escucharan como si fuera una alondra entusiasta.

Con sus hermanos lejos para una guerra de trincheras,
Hermanas y madres jóvenes tarareaban y levantaban
Cacerolas y ollas llenas de sopas espesas y calientes,
Esperando una carta y una palabra dulce.

Nunca se dijo una letra para sus dolores,
Mientras caminaba le gustaba una princesa sin nada que ganar.
Nunca la vi llorar ni brillar penas,
Sobre ayeres tan tristes, miedos de mañana.

Susurrando en lenguas desde un lugar en su corazón,
Mi madre una vez me habló de mi casa.
Me soñaban mientras dormía y mantenían notas altas,
Mis ojos euroasiáticos eran su radiante cielo de alegría.

Un día me dijo mientras su rostro se debilitaba con fuerza,
Que nunca hubo un momento al que no pudiera pertenecer
Aunque lloré ligeramente cuando me llamaron mestizo,
Ella cantó y pronunció que era una semilla completamente sazonada.

Nacido por dos razas, sentido en mis huesos,
Llevé todas las sombras del tono cultural.
Amarillo y blanco, los colores de la primavera,
El aumento y la disminución de toda pertenencia.

Por fin se canta mi canción de la media niña,
Mientras avanzo en espiral hacia la cara de mi madre
Por fin me he sumergido en la canción,
Esto sólo puede verse obstaculizado por demasiada gracia.

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Editor: Catherine Monkman

Foto: Cortesía del autor