Habituación: definición, ejemplos y por qué se produce

Habituación: definición, ejemplos y por qué se produce

¿Qué es la habituación? Aprenda qué es la habituación (en psicología), las condiciones en las que puede producirse y cómo puede afectar su vida.

Acabas de experimentar la habituación. El sonido fuerte y sorprendente inicialmente captó tu atención y te alertó de la posibilidad de peligro. Cuando quedó claro que no corrías ningún peligro, tu cerebro determinó que podía ignorar el sonido sin problemas y centrar tu atención y tus recursos cognitivos en otras cosas.

En este artículo, definiremos la habituación y repasaremos algunos de sus principios psicológicos. También analizaremos cómo puede afectar la habituación a tu vida y las formas en que puedes superar algunos de sus efectos no deseados.

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¿Qué es la habituación? (Una definición)

La habituación es la reducción de una respuesta conductual a un estímulo después de presentaciones repetidas de ese estímulo (Rankin et al., 2009). La habituación puede ocurrir ante estímulos detectados por cualquiera de los sentidos. Es posible que te acostumbres a los sonidos fuertes, las luces brillantes, los olores fuertes o el contacto físico. Aprender a ignorar y filtrar los estímulos que son irrelevantes, poco importantes o poco informativos puede permitirte dedicar más atención y recursos cognitivos a otras cosas, incluidas las que pueden indicar peligro.

Habituación y aprendizaje

En términos generales, el aprendizaje puede definirse como cualquier cambio de conducta que se produce después de una experiencia específica. La categoría de cambios de conducta que se califican como aprendizaje es muy amplia. Algunos ejemplos de aprendizaje son logros increíblemente complejos y exclusivamente humanos, como aprender a conducir un coche, hacer un pastel, realizar una cirugía o integrar una ecuación diferencial. El aprendizaje también puede abarcar cambios de conducta mucho más simples.

Se ha dicho que la habituación es la forma más simple de aprendizaje (Schmid et al., 2015) y está presente en muchas especies. Incluso los organismos unicelulares son capaces de habituarse (Eisentstein et al., 1982). La simplicidad de la habituación, su ubicuidad en todas las especies y sus fundamentos neuronales relativamente sencillos hacen que los científicos interesados ​​en la neurociencia del aprendizaje y la memoria la estudien a menudo en especies modelo (Kandel, 2012).

Ejemplos de habituación

Casi cualquier respuesta o comportamiento puede volverse habitual. La primera vez que te expongas a algo intenso o sorprendente, puedes reaccionar saltando, gritando sorprendido, explorando el entorno o simplemente mirando a tu alrededor. Las emociones también pueden volverse habituales. Es posible que sientas menos miedo de las decoraciones de Halloween de tu vecino a medida que avanza octubre o que te sientas menos molesto por el ruido de masticar de tu nuevo compañero de oficina a medida que pasa el tiempo.

Los siguientes clips muestran algunos ejemplos de habituación en personas y animales. Los dos primeros muestran la habituación a una respuesta que se produce después de un estímulo sorprendente y potencialmente peligroso. El último vídeo demuestra que la habituación también puede producirse ante algo que no indica un peligro potencial, sino que es simplemente interesante.

Vídeo: La habituación en los caracoles

Vídeo: Habituación del bebé a mirar el tiempo

¿Qué es la habituación en psicología? (Una definición)

Aunque los científicos y filósofos han escrito sobre el fenómeno de la habituación durante siglos (Thompson, 2009), no se definió formalmente hasta 1966 (Thompson y Spencer, 1966). Los psicólogos que estudian la habituación han identificado diez características que la definen (Rankin et al., 2009).

  1. Las presentaciones repetidas de un estímulo disminuyen alguna dimensión de la respuesta a ese estímulo (es decir, nos habituamos). La dimensión afectada puede ser la frecuencia, probabilidad, duración o magnitud de la respuesta. Es posible que la respuesta nunca desaparezca por completo, sino que se acerque a un mínimo. Los primeros fuegos artificiales de la noche pueden hacer que saltes de tu asiento. A medida que los fuegos artificiales continúan, tus reacciones pueden ser cada vez más pequeñas hasta que no te sientas en absoluto sorprendido o sobresaltado por las explosiones.
  2. Recuperación espontánea: la respuesta al estímulo se recuperará si el estímulo está ausente durante un período. (es decir, nos habituamos). Si solo ve un espectáculo de fuegos artificiales al año, es posible que su respuesta de sobresalto vuelva a su punto más alto para el primer espectáculo de fuegos artificiales de cada año.
  3. Potenciación de la habituación: La habituación de la respuesta al estímulo ocurre cada vez más rápidamente. Si logras asistir a más de un espectáculo de fuegos artificiales en una sola noche, es posible que te acostumbres más rápido al segundo, tercero, cuarto y siguientes espectáculos.
  4. Una presentación de estímulos más frecuente dará como resultado una habituación más rápida o más pronunciada (y una recuperación espontánea). Probablemente te acostumbrarás más rápido al sonido de los fuegos artificiales si se lanzan cada segundo que si se lanzan cada treinta segundos.
  5. La habituación será más rápida y pronunciada para estímulos más débiles o menos intensos. En algunos casos, los estímulos fuertes pueden no producir nunca sensación de habitabilidad. Es posible que te acostumbres al sonido de los fuegos artificiales lejanos en unos pocos minutos, pero es posible que nunca te acostumbres al sonido de los fuegos artificiales que se encienden justo al lado tuyo.
  6. La presentación repetida de los estímulos, incluso después de que te hayas acostumbrado completamente a ellos, puede tener algunos efectos que solo podrás detectar en otras situaciones. Si los fuegos artificiales continúan incluso después de que usted se haya acostumbrado por completo, es posible que no se sobresalte ante el sonido de un auto haciendo petardos en el estacionamiento cuando regresa a casa después del espectáculo.
  7. Especificidad del estímulo: la habituación a un estímulo no significa que la habituación ocurrirá a otro estímulo. Aunque es posible que usted se haya acostumbrado al sonido de los fuegos artificiales, es posible que no muestre ninguna habituación al sonido de los perros que ladran fuerte o del llanto de los bebés.
  8. Deshabituación: Si se presenta un segundo estímulo intenso, la respuesta habituada puede reaparecer en respuesta al estímulo originalmente habituado. Si alguien te grita en el oído después de que ya te hayas acostumbrado a los fuegos artificiales, el próximo fuego artificial puede provocar que te sobresaltes de nuevo.
  9. Habituación del estímulo deshabituante: la presentación repetida del nuevo estímulo reducirá su capacidad para revertir la habituación. Si el gritón continúa gritándote en el oído hasta el punto en que ya no te sorprende, es posible que tu respuesta de sobresalto a los fuegos artificiales siga siendo habitual.
  10. La habituación puede durar mucho tiempo. La habituación a una respuesta puede ser cada vez más rápida. Si consigues un trabajo en un parque de diversiones u otro lugar donde escuchas fuegos artificiales todas las noches, es posible que notes que tu respuesta de sobresalto desaparece cada vez más rápido cada noche.

Adaptación sensorial vs. habituación

La habituación es muy similar a la adaptación sensorial. Tanto la adaptación sensorial como la habituación describen una disminución de la reactividad a un estímulo después de una exposición repetida a ese estímulo. Sin embargo, la habituación es un efecto de aprendizaje conductual, mientras que la adaptación sensorial es un efecto fisiológico.

En la adaptación sensorial, las células receptoras se adaptan a un nivel particular de estimulación (Dalton, 2000). Por ejemplo, las células receptoras de la nariz pueden adaptarse a un olor específico y dejar de responder cuando detectan ese aroma en particular. Esta puede ser la razón por la que las personas tienden a no notar el olor de sus propias casas.

La habituación y el sistema nervioso
Por el contrario, la habituación es un fenómeno de las células del sistema nervioso. Es una forma de aprendizaje que consiste en que el cerebro intenta filtrar los estímulos de fondo irrelevantes para poder prestar más atención a los estímulos potencialmente relevantes. Por ejemplo, imagine que un ávido asador se muda a la casa de al lado y coloca su parrilla cerca de la ventana de su dormitorio. La primera vez que huele el humo de leña, puede alarmarse, temiendo que haya un incendio cerca. La exposición repetida al humo de leña, sin ninguna indicación de peligro de incendio, puede habituarse al olor del humo hasta el punto de que ni siquiera se dé cuenta cuando su vecino enciende la parrilla. No es que las células receptoras de su nariz hayan dejado de reaccionar al humo; es probable que aún lo note y tal vez se alarme si huele humo de cigarrillo en su casa. Más bien, su sistema nervioso ha aprendido que el olor a humo que sale de la parrilla de su vecino no indica peligro.

Lo opuesto de la habituación

La sensibilización es lo opuesto a la habituación. Mientras que la habituación es una disminución de la reactividad a un estímulo después de presentaciones repetidas de ese estímulo, la sensibilización es lo opuesto: una mayor reactividad a un estímulo después de presentaciones repetidas de estímulos (Cevik, 2014). La habituación puede ser adaptativa cuando le permite filtrar los estímulos sin sentido para que pueda centrar su atención en los estímulos informativos. La sensibilización puede ser adaptativa cuando le permite concentrarse en los estímulos útiles e informativos.

Por ejemplo, si escuchas el zumbido de un mosquito cerca de tu oído, es posible que te vuelvas sensible al sonido del zumbido. Esto puede permitirte encontrar y aplastar al mosquito antes de que tenga la oportunidad de picarte. Por otro lado, es posible que te acostumbres al sonido del zumbido cuando proviene de la luz fluorescente que está sobre ti. Estar atento al sonido del mosquito puede ayudarte a evitar lesiones o molestias. Estar atento al sonido de la luz fluorescente probablemente no te ayude de ninguna manera.

Habituación vs Sensibilización

La habituación y la sensibilización son opuestas entre sí, tanto a nivel celular como conductual. A nivel celular, la habituación implica la reducción de la liberación de neurotransmisores tras presentaciones sucesivas del estímulo (Glanzman, 2009). La sensibilización implica un aumento de la liberación de neurotransmisores tras presentaciones sucesivas del estímulo (Barbas et al., 2003).

La habituación en la felicidad

Si mañana ganara el premio gordo de la lotería, ¿cree que sería más feliz dentro de cinco años que ahora? La respuesta parece obvia: ¡por supuesto que lo sería! Sin embargo, los resultados de las investigaciones no respaldan esta conclusión: los ganadores de la lotería no suelen ser más felices que las personas que no han ganado la lotería (Brickman et al., 1978). Esto es así a pesar de que algunos afirman que tienen más seguridad financiera, más tiempo libre y una jubilación más sencilla después de ganar la lotería.

Puede que aquí intervenga la habituación: una lotería…