¿Cómo reacciona su hijo en el agua: con placer o con dolor? ¿Su hijo responde al juego con agua con interés y entusiasmo, o la sola mención del agua le genera estrés? Veamos las razones por las que los niños con trastorno del espectro autista (TEA) reaccionan de manera diferente entre sí en el agua, junto con algunos consejos para hacer que jugar en el agua sea una experiencia segura y placentera.
La respuesta de placer
¡A algunos niños les resulta agradable el agua y simplemente no pueden beber suficiente! Algunos comportamientos incluyen chapotear en la superficie del agua, saltar repetidamente a la piscina y sumergirse bajo el agua con la mayor frecuencia posible. Si este es su hijo, es importante comprender las razones por las que esto sucede.
Tensión superficial
Romper la tensión superficial de la piscina supone golpear la banda elástica de agua que se encuentra en la superficie. La piel es el órgano más grande y saltar, salir a la superficie y golpear el agua con fuerza satisface las necesidades sensoriales de su hijo. Muchas veces, los padres encontrarán que la capacidad de sus hijos para concentrarse, regular e incluso hablar aumenta porque se satisfacen sus necesidades sensoriales.
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Presión profunda
Cuanto más profundo llegue su hijo, más presión hidrostática experimentará. Esto proporciona ese poderoso «apretón» que tan bien se siente en el cuerpo de su hijo. Esta presión profunda libera dopamina. La dopamina es una sustancia química del cerebro que hace que una persona se sienta feliz y elimina la adrenalina. Una cosa a tener en cuenta es que contener la respiración en aguas poco profundas puede ser peligroso, por lo que debe limitar el número de actividades subacuáticas de su hijo si descubre que no exhala ni “hace burbujas” bajo el agua.
La respuesta temerosa
Algunos niños consideran que el agua les produce miedo, miedo y ansiedad, lo que puede perturbar el ocio familiar. Sin duda, puede arruinar las vacaciones familiares o las actividades de fin de semana si un miembro de la familia tiene que dedicarse a un niño que no quiere meterse en el agua. A continuación se ofrecen algunos consejos que le ayudarán:
1. Intenta usar calcetines y zapatos de lona.
La flotabilidad del agua elimina prácticamente toda la gravedad, lo que puede resultar muy aterrador para algunos niños y puede desencadenar una respuesta de sobresalto. Muchos niños dependen de esa gravedad para entender dónde se encuentran en el espacio. Una estrategia que recomendamos probar es ponerse un par de calcetines de algodón y zapatos de lona. Los calcetines y los zapatos ayudarán a hundir los pies hasta el fondo, lo que le dará a su hijo una mayor conciencia de dónde están sus pies. Esta sensación de pesadez a menudo elimina el miedo a flotar. Explícale a tu hijo que vas a ayudar a eso. sentimiento de miedo desaparece.
2. Caminar con el niño en el agua.
Intente caminar en el agua y hable sobre cómo estarán sus pies en el fondo y cómo estará seguro. Incluso puedes inventar una canción sobre el agua que te sostiene, como esta que usamos:
El agua me sostiene,
El agua me sostiene,
estoy bien en la piscina
El agua me sostiene
3. Creen historias sociales y miren videos de natación juntos.
Otra gran técnica para ayudar a su niño ansioso a acostumbrarse a la idea de nadar es ver videos de niños nadando, flotando y sonriendo antes de ir a la piscina. Puede convertir esto en una historia social durante los próximos días para preparar a su hijo para la nueva actividad.
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Historias sociales para niños autistas
El agua está a nuestro alrededor: lagos, piscinas, océanos, estanques, arroyos e incluso fuentes. Dado que el ahogamiento es la principal causa de muerte de niños con autismo en los EE. UU., es imperativo ayudar a nuestros niños a estar lo más seguros e independientes posible dentro y alrededor del agua. Siguiendo estos consejos, cualquiera puede ayudar a convertir el tiempo en el agua en una experiencia divertida y placentera.
La Asociación Nacional de Autismo informa que el ahogamiento accidental representó aproximadamente el 90 por ciento del total de muertes en Estados Unidos en niños con autismo de 14 años o menos. Como terapeuta ocupacional y recreativa pediátrica y cofundadora de Swim Angelfish, Cindy ha dedicado su vida a reducir esta alarmante estadística. Con 23 ubicaciones en MA, NH, CT y NY, Swim Angelfish ha ayudado a miles de niños a aprender a nadar. Para llegar a más niños a nivel internacional y nacional, Cindy y Swim Angelfish desarrollaron un programa de capacitación en línea para ofrecer estrategias que los profesionales acuáticos puedan integrar sin problemas en sus programas de natación existentes. Estas estrategias ayudan a abordar los obstáculos subyacentes para aprender a nadar y ayudan a los niños con dificultades sensoriales a aprender más rápido y con menos molestias que los métodos tradicionales.
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Este artículo apareció en Número 64: Enseñar las habilidades que su niño con TEA necesita
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