Filosofía Azteca

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Tejiendo el Cosmos Azteca: La Metafísica de la 5ª Era

Este artículo ha sido generosamente escrito especialmente para nosotros por James Maffie, Profesor Asociado Visitante, Afiliado al Departamento de Filosofía, Centro de Estudios Latinoamericanos, Universidad de Maryland (EE.UU.). El artículo contiene muchas palabras y términos que los estudiantes más jóvenes no entenderán. Lo dejamos como está para el beneficio de aquellos que pueden captar y aprender de los profundos conceptos e ideas que describe. Estaremos publicando más adelante una versión muy simplificada para niños…

Foto 1: Reyes Magos Aztecas, Códice Florentino Libro 10 (Click en la imagen para agrandar)

Las sociedades precolombinas incluían individuos que reflexionaron sistemáticamente sobre la naturaleza de la realidad, la existencia humana, el conocimiento, la conducta adecuada y la bondad. Los pueblos de habla náhuatl o nahuas del centro de México, incluidos los que residen en México-Tenochtitlán, conocidos hoy como los “aztecas”, no fueron la excepción. azteca tlamatinime (literalmente, «conocedores de las cosas»), es decir, sabios o filósofos, buscaban respuestas a preguntas tales como «¿Cuál es la naturaleza de las cosas?», «¿Qué es real?», «¿Qué es bueno?» “¿Cómo viviremos?”, y “¿Qué pueden saber los humanos?”.

Foto 2: El mundo azteca: vista parcial de Tenochtitlán y la región lacustre circundante con dique; detalle de cuadro de Miguel Covarrubias (Click en la imagen para ampliar)

Me concentro en la metafísica azteca. ¿Qué es la metafísica? La metafísica busca comprender la naturaleza, la estructura y la constitución de la realidad en el nivel más amplio y completo. Las preguntas sobre la naturaleza de la existencia, la causalidad, el tiempo, el espacio, la conciencia, el cuerpo y la relación entre los humanos y el cosmos se encuentran entre las preguntas que tradicionalmente abordan los metafísicos. La metafísica azteca consiste, pues, en la comprensión de los aztecas de la naturaleza, estructura y constitución de la realidad. Sirvió como base de la práctica religiosa y ritual azteca, así como del pensamiento azteca sobre el conocimiento, la moral, la belleza, la política, la economía, la agricultura y la guerra.

Foto 3: El poder del agua – ‘teotl’ por excelencia (Haga clic en la imagen para ampliar)

La metafísica azteca se define por cuatro puntos de vista clave: monismo metafísico; monismo constitucional; metafísica del proceso; y metafísica horizontal. El monismo metafísico afirma que existe una sola cosa. (Monismo significa «uno».) La metafísica azteca afirma que, en última instancia, existe una sola cosa: poder, fuerza o energía en movimiento dinámica, vivificante, eternamente autogeneradora y autorregeneradora. Los aztecas se referían a esto como teotl. (Puedes pensar en teotl como algo parecido a la electricidad.) Todas las cosas existentes: el cosmos, el sol, las estrellas, la luna, el viento, el agua, la lluvia, la luz del sol, las tormentas eléctricas, las montañas, los lagos, los árboles, las plantas, los animales, los seres humanos, etc., son en el análisis final simplemente aspectos de teotl porque son uno con teotl. La aparente multiplicidad de cosas que existen distintamente es, pues, ilusoria, ya que existe una sola cosa: teotl. Por último, los aztecas consideraban sagrado a teotl.

Foto 4: Atardecer, norte de México (Click en la imagen para ampliar)

En segundo lugar, el monismo constitucional afirma que todo se compone de una tipo de cosas Para los aztecas, esto es teotl (energía sagrada). Debido a que teotl consiste completamente en energía en movimiento, se deduce que todas las cosas existentes consisten en un solo tipo de materia: energía sagrada. De ello se deduce que no hay una diferencia sustancial entre los humanos y las cosas no humanas, incluido lo que nosotros (pero no los aztecas) llamamos «naturaleza» y «el medio ambiente». Aunque los aztecas consideraban que ciertos aspectos de teotl eran invisibles para los humanos, no creían que estos aspectos estuvieran compuestos de un tipo diferente de materia de los humanos o de la «naturaleza».

Foto 5: Arriba y abajo, un mismo nivel; detalle de mural de R. Anguiano (1964), Museo Nacional de Antropología, Ciudad de México (Click en la imagen para ampliar)

En tercer lugar, la metafísica horizontal niega la existencia de una distinción jerárquica (vertical) entre lo trascendente y lo inmanente, lo superior y lo inferior, lo sagrado y lo profano, o los reinos, realidades o tipos de cosas sobrenaturales y naturales. Todas las cosas (por ejemplo, el cosmos, el viento, la lluvia, las montañas, los árboles, los humanos y los muertos) existen en el mismo nivel. Todos son igualmente reales. (Por el contrario, la metafísica vertical del cristianismo afirma que la realidad está ordenada por una jerarquía de reinos, realidades, seres trascendentes frente a inmanentes, superiores frente a inferiores, sagrados frente a profanos, o sobrenaturales frente a naturales). Aunque ciertos aspectos de los teotl son invisibles para los humanos, no significa que sean superiores o superiores a los humanos.

Pic 6: Pareja humana en piedra; Escultura mexica, Museo Nacional de Antropología, Ciudad de México (Click en la imagen para ampliar)

En cuarto lugar, la metafísica de procesos sostiene que los procesos (p. ej., el cambio de las estaciones, los huracanes, los ríos que fluyen, las olas del océano y el envejecimiento de los seres humanos) en lugar de los objetos sustantivos perdurables (p. ej., libros, mesas, árboles y montañas) son los componentes básicos de la realidad. . Lo que ordinariamente consideramos como objetos perdurables son en realidad procesos. Esto tiene sentido ya que todo es idéntico a teotl, y teotl es energía en movimiento sin fin. Proceso, devenir, movimiento, cambio y transformación definen teotl y, por lo tanto, toda la realidad. Los humanos, los árboles, el sol, los ríos, las montañas, etc. siempre están cambiando, siempre deviniendo, siempre en un proceso de transformación.

Foto 7: El nacimiento de la cuenta de los veinte días, Códice Borgia, folio 30 (detalle) (Click en la imagen para ampliar)

La filosofía azteca concibe el tiempo y el espacio como una unidad única e inconsútil: lo que yo llamo tiempo-lugar. El tiempo-lugar es un patrón en el modus operandi del continuo desdoblamiento y devenir de teotl. tiempo-lugar es cómo teotl se mueve; no es una cosa Los tres calendarios aztecas sagrados – el tonalpohualli, xiuhpohualliy xiuhmolpilli – son patrones en el desdoblamiento de teotl.

La metafísica azteca es panteísta, no politeísta. El politeísmo afirma que existen muchos dioses. Los diversos supuestos “dioses” del llamado “panteón azteca” como Quetzalcóatl, Tlaloc y Huitzilopochtli, no son más que aspectos caleidoscópicos o facetas de teotl. Para los aztecas todo lo que existe constituye una unidad única, totalizadora e interrelacionada.

Foto 8: ‘El cosmos emerge y brota del teotl’; detalle de mural de R. Anguiano (1964), Museo Nacional de Antropología, Ciudad de México (Click en la imagen para ampliar)

Esta unidad que todo lo abarca está constituida por teotl y es idéntica a teotl. La unidad está genealógicamente unificada por teotl ya que se despliega a partir de teotl. El cosmos emerge y brota de teotl. Teotl no es el “creador” ex nihilo del cosmos en un sentido teísta sino el engendrador inmanente del cosmos. Además, teotl no es un dios o deidad. Entonces, si definimos «teísmo» como la creencia en la existencia de un dios con forma de persona que en cierto sentido está separado del mundo, la metafísica azteca (y la religión) son no-teísta. La historia del cosmos es simplemente el autodesarrollo y la autopresentación de teotl. Por último, esta unidad única y todo-inclusiva es sagrada porque el teotl mismo es sagrado.

Foto 9: Cráneo de piedra, Museo Dolores Olmedo, Ciudad de México (Click en la imagen para ampliar)

El cambio incesante y la autotransformación de Teotl se caracterizan por lo que yo llamo unidad inámica agonista. “inámico” es el término náhuatl para polaridades emparejadas como masculino~femenino, vida~muerte, seco~húmedo, ser~no ser y orden~desorden. (¡Sin embargo, los aztecas no incluyeron el bien y el mal entre estos!) Los inámicos agonísticos representan aspectos duales de teotl, no dos sustancias o tipos de cosas metafísicamente distintas. Los inámicos surgen mutuamente, son interdependientes y complementarios, así como mutuamente competitivos.

Foto 10: Máscara de vida-muerte de Tlatilco (Click en la imagen para ampliar)

Toma la vida ~ la muerte. La vida y la muerte son aspectos que surgen mutuamente, interdependientes, complementarios y competitivos de un mismo proceso. Están inextricablemente unidos el uno al otro, ya que ninguno puede existir sin el otro. La vida sin la muerte es imposible, como lo es la muerte sin la vida. La vida contiene la semilla de la muerte; muerte, la semilla fértil y energizante de la vida. La vida se alimenta de la muerte de otras cosas, por lo que tiene un aspecto negativo. La muerte alimenta la vida, por lo que tiene un aspecto positivo. En resumen, la vida y la muerte son ambiguas: tanto positivas como negativas. Los artistas precolombinos de Tlatilco y Soyaltepec expresaron esta relación creando una máscara de rostro partido: mitad viva, mitad calavera. Las máscaras son intencionalmente ambiguas. Las calaveras simbolizan simultáneamente la muerte y la vida, ya que la vida brota de los huesos de los muertos. La carne simboliza simultáneamente la vida y la muerte, ya que la muerte surge de la carne viva.

Foto 11: Máscara de vida-muerte de Soyaltepec (Click en la imagen para ampliar)

Los rostros son, por lo tanto, ni-vivos-ni-muertos y, al mismo tiempo, ambos-vivos-y-muertos.
El cambio incesante de todas las cosas existentes se caracteriza por la lucha cíclica de ida y vuelta entre pares inámicos, así como el dominio alterno de cada inámico sobre su polaridad coincidente. Todas las cosas existentes están constituidas por la unidad agonística de polaridades inámicas y por lo tanto inestables e irreductiblemente ambiguas (como las máscaras de vida~muerte). De hecho, toda realidad es en el fondo irreductiblemente ambigua (como las máscaras de vida~muerte). La alternancia cíclica y la lucha entre los inámicos no tiene fin, no es teleológica (no está orientada a un objetivo) y no es moral (no es una lucha entre las fuerzas del bien y del mal).

Foto 12: El glifo del signo del día para ‘Ollin’ (movimiento); ilustración de Felipe Dávalos (Click en la imagen para ampliar)

Los inamics se complementan, unen y compiten entre sí de tres formas principales: olin, malinalliy Nepantla. Ollin, malinalli y nepantla representan tres patrones fundamentales diferentes de lo que llamo cambio de movimiento. La metafísica azteca ve el cambio cualitativo como nacer, envejecer y morir como una especie de movimiento. Juntos, estos tres definen la dinámica del cosmos de la 5ª Era y explican el ordenamiento, el devenir y la diversidad de la 5ª Era. Comprender estos tres tipos de cambio de movimiento nos da una idea de por qué los cambios de Teotl son regulares, ordenados, predecibles y transformadores en lugar de caóticos y aleatorios.

Foto 13: Disco solar de piedra que contiene doble quincunce, Museo Nacional de Antropología, Ciudad de México (Haga clic en la imagen para ampliar)

El cambio de movimiento de Nepantla entrelaza, combina, mezcla y teje dinámicas de una manera que es intermedia, entrecruzada y intermedia, y abundante en reciprocidad y reciprocidad. El cambio de movimiento de Nepantla unifica lo inámico en una tensión agonística equilibrada y, por lo tanto, es destructivamente creativo, creativamente destructivo y transformador. El tejido y la mezcla sexual son procesos nepantla paradigmáticos. El cambio de movimiento de Nepantla está simbolizado por ideogramas tales como el cruciforme en forma de X (cruz de San Andrés), el cruciforme en forma de + (cruz de Malta) y el tresbolillo. Todos estos sirven como símbolos por excelencia de la 5ª Era.

Foto 14: Página 1, Códice Fejérváry-Mayer (Haga clic en la imagen para ampliar)

Nepantla es el patrón de interacción generativa y transformadora más primordial desde el punto de vista cosmogónico y metafísico en el cosmos. El cambio de movimiento recíproco definido por Nepantla genera y define la estructura última del cosmos. Es anterior tanto a Ollin como a Malinalli en la historia del cosmos. El cambio de movimiento definido por Nepantla, la unidad inámica agonística y la reciprocidad siempre han existido ya que los tres definen a teotl y teotl siempre ha existido. El cambio de movimiento de Ollin y Malinalli, por el contrario, no emerge hasta que Teotl se autodespliega y se autodiferencia. Nepantla subsume e incorpora a ollin y malinalli en una euritmia cósmica más grande, al igual que el ritmo musical principal de una canción incorpora el…