Durante años (y me refiero a muchos, muchos años), me concentré en ser lo que pensaba que el mundo quería que fuera: delgada, bonita, encantadora y “agradable”. Y esto era especialmente cierto en las relaciones.
Si a un amante potencial le gustaba el fútbol, investigaba como un académico que trabaja para obtener su doctorado. Podría contarte todo sobre las caídas y las yardas, las salidas en falso y otras sanciones. ¿Y nombres? Me aseguré de conocerlos. Al menos los del equipo favorito de mi actual pareja.
Si estaba saliendo con un amante de la música, asistía con él a conciertos donde pretendía gritar con entusiasmo las letras de las canciones que amaba, aunque en secreto las despreciaba.
Si un compañero decía que prefería el look “sin maquillaje”, me encogía de miedo y le mostraba un rostro desnudo, sin el rubor ni el lápiz labial que me hacían sentir segura y sexy.
Les di a todos lo que “querían”, sin atreverme nunca a expresar mis opiniones o necesidades. Sin decir nunca que prefiero ver un romance histórico que un partido de la NFL. Sin admitir nunca que me gustaba la música clásica y no la última banda de grunge que él prefería.
Pero en el fondo de mi corazón sabía que era un fraude. Un mentiroso. ¿Y qué más sabía yo? Que amaba mi yo “falso”, no mi verdadero yo. Y lo que llegué a comprender fue que el problema subyacente era que yo realmente no quería el amor verdadero, quería validación. Necesitaba saber que la persona especial con la que estaba me consideraba digna o especial para poder sentir lo mismo conmigo mismo.
Virginia Woolf dice: “Los ojos de los demás, nuestras prisiones; sus pensamientos nuestras jaulas”. Y me di cuenta de que me había encarcelado voluntariamente, entrando en esas jaulas con una sonrisa, un dedo de fútbol agitando y un teléfono lleno de música que me hacía doler la cabeza.
La verdad es que si actualmente descubres que has entrado en la misma “jaula” que yo, lo más probable es que estés pasando tiempo en una relación que nunca te hará realmente feliz. Así que aquí le mostramos cómo saber si su necesidad de validación le impide encontrar el amor real que desea.