No fue porque todavía vivía con sus padres. No fue porque solo tuviera un trabajo a tiempo parcial. No fue porque coqueteara con otras chicas o hiciera berrinches después de perder juegos de mesa.
Fue todo lo anterior.
Una relación nunca es sólo la suma de sus partes.
Esto es lo que intenté explicar durante la conversación de ruptura. Y, sin embargo, seguía preguntando: «¿Por qué?» Seguía diciendo cosas como: «No voy a dejar que hagas esto, no hasta que me des una buena razón».
Finalmente, le dije que estaba interesado en alguien más. Eso era lo único que tenía sentido para él. Mirando hacia atrás, puedo ver por qué. Es un poco más fácil aceptar el gusto caprichoso de una mujer (y juzgarla un poco) que mirarse detenidamente a uno mismo.
Es difícil imaginar una experiencia más universal. Sientes que has muerto un poco. El color desaparece de tu mundo.
Te sientes blanqueado.
Tu cerebro quiere una explicación.
Si hay algo más universal que ser abandonado es tratar de entender por qué la gente hace las cosas.
Creemos que las peores rupturas son las que se producen sin motivos ni explicaciones. Pero es todo lo contrario.
Que no te digan por qué es liberador.
Pero primero hay que hacer algo radical.
Que te abandonen duele, pero no siempre es malo, incluso si estás cegado por su rechazo, incluso si pasaron años juntos.
Creemos que las razones ayudan con el dolor.
Pero en realidad, las razones pueden empeorar las cosas.
Creemos que si tenemos suficientes razones, nos prepararán para la próxima relación. Creemos que las razones de una ruptura pueden ayudarnos a predecir y prevenir la siguiente.