Desde una mayor satisfacción en las relaciones hasta una mayor empatía, las investigaciones muestran que la escucha activa es una habilidad para la vida que vale la pena dominar. Aquí le mostramos cómo entrenarse para ser un mejor oyente.
Reafirmar
Cuando le repites hechos o detalles importantes a alguien, envías un mensaje claro de que estás recogiendo lo que está dejando.
Por ejemplo, «Entonces, ¿qué sucedió después de que John te devolvió la llamada?»
Resumir
Después de que su compañero de conversación termine de contar una historia, encuentre una manera de unir los detalles, luego pregunte para asegurarse de que lo que escuchó sea exacto.
Puede sonar algo así como: «Parece que estás frustrado porque tu jefe descartó tu idea, ¿estoy escuchando eso correctamente?»
Animadores mínimos
Según un estudio de 2016, los estímulos mínimos pueden ayudar a señalar su interés.
Los incentivos mínimos incluyen acciones como:
- hacer contacto visual directo
- tener un lenguaje corporal abierto
- llevando una expresión facial comprometida
- asintiendo con la cabeza
Los animadores mínimos también incluyen el empleo de algunas reacciones verbales, como:
- «Guau.»
- “Mmmmmm.”
- «¿En realidad?»
- «Veo.»
- «¿Y que?»
Reflejar
Para ayudar a alguien a sentirse escuchado, puedes pensar en ti mismo como un espejo. Reflexiona sobre ellos que estás tomando sus palabras tan en serio como ellos.
Por ejemplo, “Puedo ver que lo que pasó hoy en tu reunión de trabajo fue muy importante para ti”.
Dar opinion
Es una buena práctica pedir permiso para dar orientación, como, “Tengo una sugerencia sobre cómo hacer esto. ¿Estás abierto a recibir comentarios?
Si obtiene luz verde, podría compartir sus observaciones sobre la situación y cómo ha manejado algo similar en el pasado.
Si la otra persona dice que no quiere tus comentarios, puedes responder agradeciéndole su honestidad y seguir adelante.
Nombra la emoción central
Es posible que pueda descubrir una emoción subyacente para comprender mejor lo que podría estar pasando con la persona con la que está hablando.
El psicólogo Robert Putchick diseñó una rueda de ocho puntas de emociones fundamentales y los sentimientos que se ramifican de cada una. Todavía se está estudiando y actualizando hoy.
Identificar la emoción de alguien cuando se está comunicando podría verse así:
Si un amigo te dice que una cita no se presentó, puedes intentar: “Pareces pensativo, amigo. Te escucho expresando algo de molestia. Si eso me pasara a mí, estaría un poco enojado y triste”.
Si se le da la oportunidad, investigue
Si corresponde, puede resultarle útil profundizar un poco más haciendo preguntas abiertas o hipotéticas. Por ejemplo, “¿Qué dirás si mañana te ofrecen el trabajo?”
Validar
Para demostrar que están en la misma longitud de onda, puede expresar cuánto significa para usted que alguien se haya abierto.
Podría sonar como: “Sé que no fue fácil hablar de esto. Significa mucho para mí que te sientas lo suficientemente cómodo para compartir esto”.
Emplear la pausa embarazada
En lugar de saltar a una respuesta después de que alguien termine de hablar, sumérjase en lo que acaba de escuchar. Trate de tomar una respiración consciente antes de comenzar una oración.
Silencio
Una boca, dos oídos: este antiguo adagio existe por una buena razón.
En lugar de preocuparte por cómo vas a responder, concéntrate en lo que dice la otra persona.
declaraciones ‘yo’
¿Alguna vez has tenido a alguien que «debería» contigo? No se siente exactamente cálido y difuso. Puede alejarse sintiéndose criticado, juzgado o culpado, ninguno de los cuales implica una buena comunicación.
Para evitar caer en una trampa de expectativas y juicios de «deberías hacer esto» o «deberías probar eso», puedes apoyarte en las declaraciones de «yo».
redirigir
Si las cosas comienzan a ir por la tangente, puede redirigir suavemente a la persona con la que está hablando. Podría intentar esto: «Antes de continuar, ¿podemos retroceder y hablar sobre esa otra cosa?»
Repita los patrones anteriores, pero déjelos sacar una conclusión.
A veces, la escucha activa implica notar patrones o paralelos. Puede que le resulte útil señalar suavemente un escenario pasado, si es relevante. Sin embargo, asegúrese de mantenerlo abierto, para que la persona con la que está hablando pueda hacer el trabajo pesado.
Por ejemplo: “Recuerdo que dijiste algo similar la última vez que volvieron a estar juntos. ¿Qué pasó después de que volviste a vivir con él?
En la era de las distracciones, la escucha activa es tanto una forma de arte como una habilidad vital para aprender.
Como regla cardinal, podrías pensar en ti mismo como un espejo. Puedes hacer todo lo posible para concentrarte en lo que la persona está diciendo y luego reflejarle detalles y emociones importantes, en lugar de concentrarte en tu respuesta.
Las cualidades de un buen oyente incluyen compasión, empatía y paciencia. Puede intentar hacer preguntas abiertas y evitar dar consejos no solicitados. Si debe ofrecer orientación, puede hacerlo suavemente.
Al practicar estas tácticas, puede aprender a ser un mejor oyente en muy poco tiempo.