Entender las emociones: 15 formas de identificar tus sentimientos

Las emociones humanas evolucionaron para que podamos responder rápidamente a situaciones de vida o muerte.

Después de todo, mientras que el miedo puede evitar que nos comportemos de una manera que ‘limite la vida’, la ira puede llevarnos a protegernos a nosotros mismos oa quienes están más cerca de nosotros.

Si bien la evidencia sugiere que algunas emociones son universales, no existe un equilibrio emocional único que se adapte a todas las culturas o todos los individuos.

Debemos ser cautelosos y evitar ver a los clientes que pueden diferir emocionalmente de nosotros como que necesitan ser reparados. Sin embargo, todos nos beneficiamos de una mejor comprensión de nuestras emociones y cómo afectan nuestro comportamiento, especialmente cuando están en desacuerdo con nuestras metas diarias y de toda la vida.

Antes de continuar, pensamos que le gustaría descargar nuestros tres ejercicios de inteligencia emocional de forma gratuita. Estos ejercicios basados ​​en la ciencia mejorarán su capacidad para comprender y trabajar con sus emociones, y le brindarán las herramientas para fomentar la inteligencia emocional de sus clientes, estudiantes o empleados.

¿Qué son las emociones y cómo funcionan?

La mente humana desarrolló adaptaciones clave para facilitar la supervivencia y los desafíos reproductivos de nuestros antiguos ancestros. Si bien el entorno en el que vivimos ha cambiado drásticamente, aún compartimos su capacidad para resolver problemas, percepción, sistemas de creencias y pensamiento emocional (Workman & Reader, 2015).

Una definición de pensamiento emocional debe, por lo tanto, no solo (i) atender al rango de emociones que poseemos (incluyendo tanto positivas como negativas); también debe (ii) explicar cómo reaccionamos física, psicológica y cognitivamente a los eventos cotidianos (factores próximos); y (iii) explicar por qué el mecanismo evolucionó durante muchas generaciones (factores finales).

El psicólogo evolutivo Randolph Nesse (1990) describe las emociones como “modos especializados de operación moldeados por la selección natural” para influir en el comportamiento en respuesta a “amenazas y oportunidades.

Después de todo, las adaptaciones psicológicas de la evolución no son solo para resolver problemas, sino también para ayudar y motivar al individuo a mantener y mantener un comportamiento dirigido a un objetivo. Nuestros ancestros tuvieron que identificar fuentes confiables de alimentos, evitar ser comidos, proteger a sus crías y encontrar una pareja sexual adecuada (Workman & Reader, 2015).

Las emociones, como el interés, la tristeza y la ira, son factores cruciales en dicha motivación y nos impulsan tanto a actuar como a reaccionar. Sin embargo, si bien existen vínculos claros, vale la pena señalar que las emociones difieren de la motivación en cuanto a su expresión. Por ejemplo, la felicidad y la ira tienen respuestas fisiológicas, como aumento del ritmo cardíaco y sudoración, que no comparten la motivación.

De hecho, Nesse (1990) sugirió que las emociones tienen tres componentes: fisiológico, psicológico y conductual. Por ejemplo, el miedo a las alturas puede provocar un aumento de la frecuencia cardíaca y la producción de cortisol, estrategias psicológicas de afrontamiento y comportamientos específicos, como revisar y volver a revisar el equipo de seguridad (Diemer, Lohkamp, ​​Mühlberger y Zwanzger, 2016).

Recientemente, la investigación ha comenzado a proporcionar información sobre lo que sucede en el cerebro cuando experimentamos una emoción.

El escaneo cerebral avanzado usando tomografía por emisión de positrones y resonancia magnética funcional ha identificado dos áreas potenciales involucradas en la regulación y manejo de nuestras emociones (Workman & Reader, 2015).

  • los amígdalauna parte central del sistema límbico, ha sido reconocida en pacientes con lesiones cerebrales como fundamental para identificar emociones en los rostros de los demás, como el miedo, la tristeza y la ira.
  • los orbitofrontal corteza – vital en muchas funciones de orden superior como el razonamiento, el procesamiento del lenguaje e incluso la conciencia – si se daña, cambia drásticamente la personalidad y la respuesta emocional (Eysenck & Keane, 2015).

Finalmente, antes de dejar atrás la fisiología, vale la pena señalar que el cerebro también se sustenta en una actividad química compleja. Nuestras respuestas emocionales están totalmente impulsadas por hormonas como la adrenalina (epinefrina), la testosterona y el cortisol.

Sin embargo, mientras que la importancia de la fisiología en la determinación de nuestras emociones es evidente, cómo estas emociones se muestran se modifica por factores culturales conocidos como reglas de visualización (De Gelder & Huis in ‘t Veld, 2016). La cultura de un individuo afecta dramáticamente la forma en que expresamos emociones positivas, como la felicidad, y emociones negativas, como la ira.

En resumen, las respuestas emocionales son muy complejas y están dictadas por predisposiciones genéticas desde el nacimiento en adelante, así como por la experiencia personal.

El papel importante de las emociones negativas

Si la psicología o las normas sociales consideran que las emociones son positivas o negativas, a veces puede parecer arbitrario.

Después de todo, si bien el reconocido Dr. Ekman, psicólogo estadounidense y profesor emérito de la Universidad de California (1972), identificó que las expresiones faciales de felicidad, ira, miedo y disfrute son reconocidas en todo el mundo, su aceptación cultural varía considerablemente.

Por ejemplo, mientras que muchos de nosotros consideramos que la ira es inapropiada en la crianza de los hijos, cuando una tribu hostil se enfrentó a nuestros antepasados ​​cazadores-recolectores, no solo fue adecuado, sino que potencialmente salvó vidas.

De hecho, las emociones, ya sean juzgadas como positivas o negativas, son todas impulsos para actuar. Por lo tanto, cada uno de los siguientes prepara el cuerpo para respuestas muy diferentes (Goleman, 2006).

Las emociones negativas incluyen:

  • Ira: indignación, resentimiento, irritabilidad y animosidad.
  • Tristeza: dolor, tristeza, melancolía y desesperación.
  • Miedo: ansiedad, nerviosismo, pavor y preocupación.
  • Asco: desprecio, repugnancia, desdén y desprecio.

Las emociones positivas incluyen:

  • Disfrute: felicidad, alegría, deleite, euforia.
  • Amor: confianza, aceptación, adoración y amabilidad.
  • Sorpresa positiva: emoción, asombro y asombro.

Entonces, ¿qué nos dice la investigación sobre las emociones negativas?

  • Los recuerdos relacionados con estar feliz, enamorado, tranquilo y experimentar sorpresas positivas se recuerdan más fácilmente que las emociones negativas, como estar triste, asustado, enojado o experimentar sorpresas no deseadas (Talarico, Berntsen y Rubin, 2009).
  • Hay algunas reacciones físicas y conductuales claras a las emociones negativas. El asco se asocia con el estrechamiento de los ojos y el campo de visión, la reducción de la agudeza visual y el reconocimiento de algo dañino (por ejemplo, comida podrida). El miedo, por otro lado, da como resultado el ensanchamiento de los ojos, una mayor capacidad para detectar estímulos visuales y detectar y rastrear amenazas (Lee, Mirza, Flanagan y Anderson, 2014).
  • Un estudio que incluyó a participantes de 46 países concluyó que, si bien estaba influenciado por valores culturales (individualismo y supervivencia/autoexpresión), experimentar emociones positivas era más crítico para aumentar la satisfacción con la vida que reducir las emociones negativas (Kuppens, Realo y Diener, 2008).
  • La investigación encontró que los empresarios son más propensos a evaluar negativamente una oportunidad de negocio cuando experimentan emociones negativas como el miedo (Grichnik, Smeja y Welpe, 2010).
  • Los estudiantes con tendencia a emociones negativas como el aburrimiento se desempeñan peor en las actividades de aprendizaje (Wortha, Azevedo, Taub y Narciss, 2019).

Es evidente que las emociones negativas tienen un papel esencial en nuestro pasado evolutivo y en condiciones específicas en el mundo moderno. Por ejemplo, el miedo puede impedirnos cruzar por un lugar peligroso de la carretera o escalar una pared rocosa sin la protección adecuada.

Sin embargo, cuando emociones como la ira, la tristeza y el miedo toman el control y afectan negativamente la calidad de nuestras vidas, puede ser el momento de buscar ayuda.

4 formas de entender mejor tus emociones

El pensamiento emocional puede conducir a decisiones a corto plazo que ignoran la felicidad a largo plazo y el logro de los objetivos de la vida (Gray, 1999).

Sin embargo, hay muchas maneras de ayudar a sus clientes a comprender mejor sus emociones, la mayoría de las cuales comienzan identificándolas y reconociéndolas, antes de continuar explorando cómo las hacen sentir, pensar y comportarse:

Reconocer el pensamiento emocional.

Las emociones pueden ser reconocidas por su impacto en nuestra cognición (Peters, 2016):

  • Saltar a una opinión – llegar a una conclusión sin toda la información
  • Pensamiento en blanco y negro – a veces, podemos ser inflexibles e implacables; ignoramos los tonos de gris
  • pensamiento paranoico – cuando nos sentimos vulnerables, a menudo nos volvemos paranoicos
  • catastrofismo – reacción exagerada alimentada por una emoción intensa
  • Irracional – ignorar la razón y tomar decisiones sin la debida consideración
  • juicio emotivo – juicios hechos demasiado rápido, basados ​​en sentimientos más que en hechos

Autocompasión

A menudo nos juzgamos a nosotros mismos y a los demás con dureza. Y, sin embargo, gran parte de lo que atravesamos, las emociones positivas y negativas, es natural y lo experimentan todos.

Practicar conscientemente la autocompasión puede ayudar a su cliente a explorar y comprometerse con emociones, recuerdos y experiencias profundamente arraigados mientras se trata a sí mismo con amabilidad (Shapiro, 2020).

Sugiera a sus clientes que realicen los siguientes pasos (ya sea dentro de una sesión o en casa):

  • Piense en un desafío en el que le gustaría concentrarse, tal vez en el trabajo o en casa.
  • Escriba la situación tan objetivamente como pueda.
  • Atentamente (con curiosidad y apertura) observe cualquier emoción o sensación corporal que surja sin comprometerse con ellas.
  • Junto a cada una, escribe declaraciones de apoyo y compasión que podrías decirte a ti mismo o a un amigo, por ejemplo:

está bien to sentir de esta manera.
Estoy aqui para ti.
Todos cometemos errores.

  • Reflexione que es natural sentirse molesto, solo, frustrado y temeroso a veces.
  • Considere a otras personas en todo el mundo que pueden estar pasando por lo mismo.
  • Muestre compasión hacia usted mismo y hacia los demás en esta situación o en situaciones similares.

Habla sobre tus sentimientos

Explíquele al cliente que hablar sobre sus sentimientos y emociones es muy beneficioso, restaura una sensación de control, brinda perspectiva y reduce el impacto de los factores estresantes (Lepore, Ragan y Jones, 2000).

Hablar de los problemas en voz alta con un amigo, un familiar, un terapeuta o incluso cuando estamos solos no solo nos ayuda a ver las cosas de manera diferente, sino que también nos da tiempo y enfoque para usar la lógica y la perspectiva, lo que lleva a:

  • Reducción de los sentimientos de amenaza y ansiedad.
  • Eventos racionalizados
  • Emociones normalizadas. Reconocemos que nuestros sentimientos son normales y enfrentados por los demás.

Esas conversaciones pueden ser difíciles y pueden ayudar si se concentran en otra tarea o actividad simultáneamente (por ejemplo, salir a caminar, preparar una comida, etc.).

Reflexión y reevaluación

Si bien cada uno de nosotros tiene muchas emociones a lo largo del día, a menudo pasando sin mucha consideración, puede ser útil revisarlas.

Después de todo, si los clientes desean implementar cambios en sus vidas, es vital comprender sus emociones y si sus respuestas a los eventos fueron lógicas o emocionales. Pídales que:

  • Repase algunas de las situaciones que se enfrentaron durante el día.
  • Considere cómo los manejaron:
    • ¿Tu comportamiento, o tu respuesta, se basó en un pensamiento emocional o lógico?
    • ¿Podrías haber manejado mejor la situación?
  • Ahora trata de ponerte en el lugar de otra persona. ¿Cómo pensarían que reaccionaste?

El tiempo dedicado a reflexionar puede ayudarlo a reconocer las emociones, su efecto y las mejoras futuras.

2 Hojas de Trabajo para Desentrañar Emociones

Según Klaus Scherer, director del Centro Suizo de Ciencias Afectivas en Ginebra, para reconocer y dar sentido a las señales emocionales, necesitamos tres habilidades: percepción, comprensión y regulación de las emociones (Geddes, 2015).

Cada una de las siguientes hojas de trabajo lo ayudará a usted o a su cliente con una o más de las habilidades:

  • Las emociones extremas pueden llevarte a sentirte abrumado por una situación o un entorno. El Decatastrofismo…