¿Siempre con prisa? Es posible que tenga la enfermedad de la prisa. Afortunadamente, hay formas en las que puedes aprender a dar un paso atrás y reducir la velocidad.
Si pasa la mayor parte del día compitiendo para marcar los elementos de su lista de tareas pendientes y se siente agitado cuando algo intenta frenarlo, entonces es posible que esté lidiando con la enfermedad de la prisa.
Puede caminar rápido, hablar rápido y probablemente pensar que no hay suficiente tiempo en el día para hacer las cosas.
Con las exigencias de la vida moderna, la mayoría de las personas tienen prisa la mayor parte del tiempo. Pero cuando comienza a hacer demasiados malabares a la vez, puede tener repercusiones y puede indicar que es hora de reducir la velocidad.
Si siempre está en movimiento, podría estar experimentando lo que los cardiólogos Meyer Friedman y RH Rosenman llaman “enfermedad de las prisas”.
La enfermedad de la prisa, acuñada en su libro de 1985 «Comportamiento tipo A y su corazón», no es una afección médica real, pero se conoce como una sensación de urgencia de tiempo excesiva.
Puede sentirse constantemente apurado o ansioso y tener un sentimiento de urgencia para hacer las cosas cuando no hay necesidad.
Cuando tienes prisa crónica, puede afectarte mental y físicamente. De hecho, Friedman y Rosenman descubrieron que la enfermedad de las prisas era un componente de las personalidades tipo A y podría provocar problemas cardíacos relacionados con el estrés.
Un estudio de 2010 que consistió en 442 personas en Basora, Irak, encontró evidencia de que las personas asociadas con la personalidad tipo A tenían una probabilidad significativamente mayor de hipertensión.
El primer paso para reducir la velocidad es aprender a reconocer cuándo se está moviendo demasiado rápido.
Así es como puede verse la enfermedad de la prisa:
- corriendo a través de las tareas
- sentirse irritable cuando hay un retraso
- interrumpir o hablar por encima de la gente
- repasando tu «cosa por hacer» en tu cabeza
- tratando todo como una carrera
- siempre sintiéndose atrasado
- multitarea continua
- siempre teniendo un sentido de urgencia
La ansiedad y el estrés abrumadores que siente por asumir demasiado pueden desempeñar un papel en cómo se siente mental y físicamente.
Cuando esto sucede, puede notar efectos en la salud física, como:
- fatiga
- dolores de cabeza
- sistema inmunológico bajo
Cuando siempre tiene prisa, es más probable que descuide sus prácticas de cuidado personal, lo que puede contribuir a los síntomas físicos y mentales que puede sentir.
Cuando su cerebro está programado para estar constantemente en movimiento, la mera idea de reducir la velocidad puede parecer imposible. Considere estas estrategias para ayudarlo a salir del hábito de apresurarse para hacer las cosas.
Abraza la atención plena
Esforzarse constantemente para cumplir con una fecha límite o hacer las cosas incluso cuando no es necesario puede estresar su mente y su cuerpo. La atención plena puede ayudarte a centrar tu atención en el aquí y el ahora.
Cuando estás acostumbrado a realizar múltiples tareas, estás acostumbrado a completar varias tareas a la vez, lo que podría significar que tu mente va en un millón de direcciones diferentes. La atención plena te ayudará a concentrarte en el momento presente, una tarea a la vez.
Si experimenta una sensación abrumadora mientras realiza múltiples tareas, considere dirigir su atención a su respiración y sus pensamientos. Los pensamientos pueden ir y venir y eso está bien, si te sientes seguro puedes observar tus sentimientos sin juzgar.
Esta estrategia de atención plena siempre está disponible para usted y puede ayudarlo a concentrarse en el momento presente. La atención plena requiere práctica, pero con el tiempo lo lograrás.
Practica el autocuidado
Pasar el día siempre apurado también puede significar que estás descuidando tu cuidado personal.
Puede ser útil incluir el cuidado personal en su rutina diaria. Si bien su nuevo objetivo puede ser no tener tantas tareas en su plato, considere tratar el cuidado personal como lo haría con una cita con el médico y anótelo en su agenda.
Puede usar este tiempo para hacer cosas que disfrute, ya sea recibir un masaje o estar con amigos. Hacer lo que te brinda comodidad y descanso depende completamente de ti.
Prioriza tus tareas
Pregúntese, «¿qué es sensible al tiempo y qué puede esperar?» Priorizar tus tareas puede ser difícil al principio, especialmente cuando estás lidiando con la enfermedad de las prisas y sientes que todo es igualmente importante. Pero con el tiempo, será más fácil.
Intente concentrarse en las cosas esenciales y deje de lado o delegue las otras cosas que son triviales o que no necesitan su atención de inmediato. Te sorprendería la cantidad de cosas que puedes pasar a otras personas o que no son tan necesarias.
Establecer límites
Si tiene dificultades para decir que no cuando alguien le pide que asuma algo, entonces debería considerar establecer límites claros para usted mismo.
Aceptar más responsabilidades de las que puede manejar podría ser lo que lo llevó a experimentar la enfermedad de las prisas. Para manejar esto y adoptar un estilo de vida más lento, puede ser útil ser persistente con el establecimiento de límites para usted mismo.
Considere los siguientes consejos para ayudarlo a establecer límites claros:
- aprendiendo a decir no
- Siendo asertivo
- asumiendo solo una tarea a la vez
Piensa en decir sí a las cosas que quieres hacer y no a las que no.
Cuando trata todo como si fuera una emergencia, incluso cuando no lo es, se está estresando, lo que puede generar sentimientos de agotamiento mental y físico.
Considere practicar las siguientes estrategias para ayudarlo a reducir la velocidad.
- consciencia
- cuidados personales
- priorizando
- estableciendo límites
Si sientes que es demasiado difícil liberarte de tus patrones por tu cuenta, debes saber que no estás solo y que las personas están ahí para ayudarte y apoyarte.
Considere hablar con un terapeuta para que lo ayude a elaborar un plan para hacer frente a la enfermedad de la prisa y crear un cambio duradero en su vida.