El secreto antiguo de la joyeria prehispanica

El secreto antiguo de la joyeria prehispanica

Este artículo ha sido escrito especialmente para Mexicolore por Raúl Ybarra, M.Sc., con especialidad en técnicas prehispánicas de fundición de joyería. Investigador independiente y orfebre.

Foto 1: Colgante de oro mixteco que representa a un gobernante con ajuar ritual, Museo Británico (Presione sobre la imagen para ampliarla)

Introducción

La técnica de fundición de joyería a la cera perdida se inició en la zona del norte de Sudamérica, en la región de Colombia, Perú y Costa Rica, posteriormente este conocimiento llegó a Mesoamérica entre los años 600 a 800 dC (Aguilar 1989; Caso 1969 ; Hosler 2002).
De las distintas técnicas de elaboración de joyería, la fundición a la cera perdida es el más complejo ya que involucra una serie de etapas cruciales que de no llevarse de manera correcta pueden afectar la calidad del diseño resultante. Con este método de trabajo, las joyas elaboradas tienen mayor volumen, diseño y textura, que los obtenidos mediante otros métodos de fabricación de joyería.
En las sociedades prehispánicas, el metal usado en joyería tuvo un significado místico de transformación, continuidad y regeneración de acuerdo a un esquema cosmogónico. De esta manera, los diseños se relacionaron con poderes mágicos que fueron transferidos a sus portadores durante los rituales y ceremonias (Falchetti 2003). El cascabel fue la pieza de joyería más ampliamente producida en Mesoamérica y en este estilo se diseñó una gran variedad de animales, plantas, deidades y seres fantásticos (Carmona 2003; Reichel-Dolmatoff 2005).

Foto 2: Campanas ensartadas como parte del tributo en forma de joyas exigidas por los españoles después de la Conquista; detalle del Códice Tepetlaoztoc, Museo Británico (Presione sobre la imagen para ampliarla)

Si bien en la actualidad existen muchas interpretaciones antropológicas sobre las formas, texturas, líneas, grecas, etc., que se usaron para decorar la joyería, también se debe tomar en consideración la funcionalidad de estos elementos desde el punto de vista técnico orfebre, los que van a permitir y garantizar un mejor resultado después de la fundición. Lo anterior se puede ver con claridad en los cascabeles de hilo de la región tarasca del centro de México, en donde un cordón de cera es colocado en forma descendente, desde la base del aro de suspensión de la pieza, hasta el borde en donde se inicia la abertura del cascabel. Desde el punto de vista técnico, este hilo funciona de la siguiente manera: 1) como elemento integrador de los hilos de cera, impidiendo que estos se separen; 2) como canal de fundición secundaria, garantizando que el metal líquido avance con mayor rapidez en el interior del molde, y 3) como elemento decorativo, dando equilibrio y armonía a toda la pieza.

Foto 3: Capítulo 16, Libro IX del Códice Florentino, que da una descripción detallada de los procesos implicados en la orfebrería azteca (Presione sobre la imagen para ampliarla)

Es por ello que en el proceso de elaboración de una joya, es muy probable que en la mente del orfebre prehispánico interactuaran de manera simultánea la creatividad y el proceso técnico, ya que debería conjugar al mismo tiempo tanto los elementos religiosos culturales, como los detalles físicos importantes que permitan que la pieza sea transformada en metal (grosor y tamaño de la pieza, temperaturas de fundición del metal y del molde, etc).
La fuente de información más importante que se conoce en la actualidad sobre la forma en cómo se hacía la joyería en la época prehispánica, es la que se encuentra descrita en el Códice Florentino, escrita entre 1548 a 1561 por artesanos indígenas para Fray Bernardino de Sahagún . (Sahagún, 1926, 1959, 1980, 1981).
Al ver en este documento histórico la simplicidad de los materiales que se requerían para la elaboración de una joya (barro, carbón, cera de abeja, copal, cañutos, etc.), se podría uno preguntar si aquellos orfebres tenían algún “secreto de fundición” antiguo” para elaborar tan finos y delicados diseños de joyería, que hoy en día solo son posibles reproducir con el auxilio de la tecnología moderna. Además, de que si en la actualidad ya se conoce o no este método de fabricación, ¿cuál se podría considerar como “el Santo Grial de la orfebrería prehispánica”?

En la literatura sobre metalurgia precolombina, son pocos los autores que han experimentado con las técnicas antiguas de fundición de joyería a la cera perdida (Hawley, 1953; Long, 1964; Maldonado, 2005; Neumann, 1997; Schulze, 2008; Ybarra , 2009b; Ybarra, 2011). Desafortunadamente, algunos de ellos han empleado en sus protocolos de estudio, equipos, materiales y/o métodos modernos de trabajo, lo cual hace difícil la extrapolación de sus resultados a lo que se pudo haber llevado a cabo en la época antigua.

Foto 4: El taller experimental de joyería prehispánica establecido por Raúl Ybarra (Presione sobre la imagen para ampliarla)

“… cabe afirmar los muchos errores de interpretación en que se incurre al estudiar el arte de trabajar los metales. Aun en la literatura arqueológica se encuentran a veces infundadas observaciones sobre los grandes orfebres del pasado.” Fácil (Caso, 1969)
Tomando en consideración lo anterior, llevó a cabo trabajos experimentales con el objeto de reproducir lo más posible las condiciones de un taller de orfebrería prehispánico, extensa para ello en las imágenes y escritos contenidos en el Códice Florentino (Sahagún, 1926, 1959, 1980 ) y en la morfología de cascabeles originales, para posteriormente realizar la fundición de diversos estilos de diseños (dijes y cascabeles) usando como metal el cobre y el bronce.
Además del establecimiento de un taller indígena de experimentación (Foto 1), se estudiará la morfología de la joyería prehispánica expuesta en diversos museos de arqueología en México (ciudades de: Distrito Federal, Michoacán, Oaxaca, Colima, Nayarit y Veracruz) con el objeto de integrar esta información al diseño de las piezas y determinar algunos de los factores importantes de fundición, como por ejemplo, el tamaño y grosor de los modelos, proporciones de los canales de fundición, etc. (Ybarra 2009a).

Foto 5: Raúl Ybarra experimentando con Jesús García Zavala, Michoacán (Presione sobre la imagen para ampliarla)

La técnica de la cera perdida es uno de los procesos más antiguos de elaboración de joyería y consiste en modelar un diseño en cera, para luego ser transformado en metal mediante el proceso conocido como fundición.
Los pasos experimentales que se siguieron para la elaboración de los diseños fueron:
a) Preparación de la cera de abeja con copal.
b) Formación del núcleo en barro y carbón.
c) Elaboración del diseño en cera.
d) Elaboración del molde de barro.
e) Colocación del canal de Fundición.
f) Elaboración del embudo de fundición.
g) Bajado de la cera y horneado de los moldes.
h) Fundición y vacío del metal.

Foto 6: Fusión, laminado y aplicación de cera (de abejas), Códice Florentino Libro IX (Presione sobre la imagen para ampliarla)

a) Preparación de la cera de abeja con copal.
Según el Códice Florentino, la materia prima para el diseño de joyería en la época prehispánica fue la cera de abeja y el copal blanco. En estudios realizados previamente en taller, se demostró que la reducción de 1% de copal blanco a la cera de abeja era suficiente para brindarle las propiedades de maleabilidad, estiramiento y compresión necesarias para ser utilizadas en los diseños de joyería. Concentraciones superiores al 5 % de copal, hacen que la suavidad de la cera se incremente de manera significativa haciendo difícil su modelado en hilos de cera. (Ybarra 2006). Tomando en cuenta lo anterior, se decidió usar el 1% de copal para la elaboración de los diseños experimentales en el presente estudio.

Foto 7: Aplicación de pasta de carbón y agua, Códice Florentino Libro IX (Presione sobre la imagen para ampliarla)

b) Formación del núcleo en barro y carbón.
Para que los diseños tengan volumen y no sean sólidos después de la fundición, se debe elaborar un núcleo con carbón y barro, del tamaño y forma de la pieza que se desea fabricar. La composición de los núcleos usados ​​en el presente trabajo fue de 40% de polvo de carbón y 60% de barro.
c) Elaboración del diseño en cera.
Una vez preparada la mezcla de cera con copal, se elaboraron los diseños los cuales se inspiraron en los estilos presentes en las distintas zonas prehispánicas de México, para lo cual se enrolló el hilo de cera alrededor del núcleo de carbón y barro.

Foto 8: Trabajo de núcleo de carbón y arcilla, Libro IX del Códice Florentino (Presione sobre la imagen para ampliarla)

d) Elaboración del molde de barro.
El método usado para la elaboración de los moldes de barro, fue: 1) Una vez terminados los diseños en cera, se les aplicó en su superficie una mezcla semilíquida de carbón en polvo (50%) y barro (50%). 2) Posteriormente, se cubrió cada diseño con una capa semisólida de la misma composición de carbón/barro para formar el molde, y 3) Los moldes se dejaron secar por un lapso de dos a cuatro días. En la elaboración de los moldes, se procuró seguir la forma tipo “copa” de los moldes originales encontrados en una tumba del municipio de Monte Negro, Quindío, en el centro de Colombia y que fueron descritos en 1972 por la Dra. Olsen. (Olsen 1972).
e) Colocación del canal de fundición.
Una vez los moldes secos, se modelaron con cera en forma cilíndrica el canal de fundición y posteriormente se adhirió este a cada uno de los diseños. No se usaron canales de ventilación.

Foto 9: Moldes de barro experimentales realizados por Raúl Ybarra (Presione sobre la imagen para ampliarla)

f) Elaboración del embudo de fundición.
A continuación, se modeló con carbón y barro el embudo del molde y se dispuso alrededor del canal de fundición de cada uno, con el objeto de que el metal fuera conducido al interior de este. (Foto 9)
g) Bajado de la cera y horneado de los moldes.
Una vez que los moldes se encontraron secos, se colocaron en un brasero durante dos horas para que se fundiera la cera de su interior y se cociera el barro.
h) Fundición y vacío del metal.
El metal usado para elaborar los diseños fue cobre puro y bronce (cobre con 5% de estaño). El metal se fundió en un crisol en forma de cuchara y elaborado con los mismos ingredientes que el molde. El crisol junto con el metal, se colocó en un brasero de barro al cual se le sopló aire de los pulmones a través de varios cañutos (carrizos) que poseían una tobera en su extremo, esto permitió la conducción del aire al interior de los carbones , incrementando de esta manera la temperatura del brasero. Una vez fundido el metal, se procedió a verterlo al interior del molde, para posteriormente abrirse y determinar la calidad de la pieza resultante.

Foto 10: Fundición y vaciado del oro, Libro IX del Códice Florentino (Presione sobre la imagen para ampliarla)

Resultados

De 45 fundiciones realizadas (19 en cobre y 26 en bronce) se adquirieron 32 diseños completos (12 en cobre y 20 en bronce) y 13 incompletos (Foto 11). Dentro de las causas que algunos diseños salieron incompletos fueron las temperaturas inadecuadas del molde de barro y/o del metal al momento de su vaciado. Así mismo, se demostró que algunos de los diseños aparecieron adherencias de metal en su superficie, la cual se originó cuando el metal llenó un espacio accidentalmente creado en el interior del molde durante su elaboración.

Observaciones y Conclusiones

En el proceso de modelado de los diseños en cera, se demostró que el método de enrollado de hilos de cera sobre el núcleo de barro fue el más adecuado y eficiente para la obtención de piezas de grosor y aspecto uniforme. En caso de que se desee crear un diseño con superficie lisa, solo…