Foto de Engin Akyurt @ Pexels
Lo que aprendí de ser víctima y cómo logré la libertad.
18 de febrero de 2019
“Los hombres narcisistas utilizan a mujeres que tienen un gran corazón y se aprovechan de ellas en todo lo que pueden. Los hacen pasar por un infierno, incluso ponen a sus hijos en su contra y les arrancan el corazón”.
Vi esto publicado en Facebook y me hizo pensar en mi propia experiencia.
Yo mismo he pasado por esto, menos los niños. Permanecí en una relación abusiva con un narcisista durante cinco años y puedo decirles que surgió de mi necesidad de sentirme amado, aunque solo fueran migajas de pan, y mi deseo de arreglar a mi pareja. Cuando la persona a la que realmente necesitaba arreglar era a mí.
Ahora me doy cuenta de que estaba en modo víctima y que no era ni un mártir ni un santo para soportarlo todo.
Fui una víctima voluntaria. Elegí a mi pareja. Lo elegí personalmente. Me puse en último lugar. Sin siquiera tener la excusa de los niños. Yo estaba sosteniendo mi propia cuerda alrededor de mi cuello. Fui yo. Todo eso. Cien por ciento mi responsabilidad.
Al final de nuestro primer año juntos, supe que algo no estaba bien. Aunque, para ser honesto, tuve una corazonada desde el primer mes. Pero mi no-suficiente unido a mi terquedad y mis ganas de hacerlo funcionar contra viento y marea. ¡Estaba decidido a demostrar mi indignidad, una vez más! Sí, claramente tenía algunos problemas con papá y mamá que abordar.
Entonces, me embarqué en un viaje de doloroso crecimiento. Soporté el abuso verbal, la vergüenza y la culpa, muchos gritos, invalidaciones, abuso psicológico, castigos de trato silencioso, portazos, porcelana rota: todo funciona.
Mi pareja se enojaría por mi incapacidad para leer su mente y saber lo que quería cuando lo demandara, como si yo fuera una extensión de él mismo. También creía que podía leer mi mente, pero siempre me malinterpretaba. No me entendió. No entendió mis intenciones. Constantemente me justificaba, me defendía y le decía quién era realmente.
Lo intenté todo. Le di explicaciones cariñosas. Incluso le presenté un PowerPoint, gráficos circulares y todo. Las infografías tampoco funcionaron. También intenté leer…