Culpa: definición, tipos y diferencias con la vergüenza

Culpa: definición, tipos y diferencias con la vergüenza

¿Qué es la culpa? Descubre qué significa la culpa, los diferentes tipos de culpa y en qué se diferencia de la vergüenza.

Pero, ¿qué es la culpa y en qué se diferencia de la vergüenza? ¿Se puede ser culpable por asociación y cuándo aprendemos a sentirnos culpables? Estas preguntas son importantes, ya que la culpa tiene el potencial de distraernos del momento presente y dañar nuestra salud mental. De hecho, el exceso de culpa figura como síntoma en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (APA, 2013) de la depresión, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y los trastornos alimentarios. En este artículo, se definirá la culpa y se explorarán los conceptos relacionados. Luego, finalizaremos con sugerencias sobre cómo podemos lidiar con la culpa.

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¿Qué es la culpa?

La culpa es una emoción que nos hace pensar más en nosotros mismos al hacernos reflexionar sobre cómo hemos actuado en el pasado. Los psicólogos la llaman una emoción autoconsciente debido a que nos centramos en nosotros mismos. Sentimos culpa “como respuesta a una amplia gama de sentimientos, transgresiones y errores sociales” (Kazdin, 2000, pág. 40). En otras palabras, la culpa no se limita a una acción o un acontecimiento determinados. Lo que hace que una persona se sienta culpable puede no hacer que otra se sienta mal en absoluto. Sin embargo, cuando nos sentimos culpables, nos vemos obligados a actuar. La culpa se caracteriza por la voluntad o disposición a intentar de nuevo reparar el mal que se ha hecho.

¿Qué es la culpa en psicología?

La culpa ha sido objeto de muchos estudios en psicología. Sigmond Freud (1856-1939) creía que nos sentimos culpables cuando existe una desconexión entre nuestra conciencia moral (el superyó) y nuestros deseos e impulsos innatos (el ello). Creía que la culpa era un factor subyacente en todos los problemas psicológicos. En su opinión, la culpa también era siempre negativa.

Sin embargo, a medida que la investigación avanzaba, la gente empezó a definir la culpa de otras maneras. Helen Block Lewis escribió un influyente libro (Shame and Guilt in Neurosis, 1971) en el que sostenía que la culpa puede tener implicaciones positivas, a diferencia del sentimiento relacionado de vergüenza (esta distinción es algo que analizaremos más adelante en este artículo). Su investigación promovía la idea de que “en lugar de motivar un deseo de ocultarse, la culpa suele motivar un comportamiento reparador: confesar, disculparse o, de algún modo, reparar el daño causado” (Kazdin, 2000, p. 41).

Debido a la forma en que nos impulsa a reconectarnos, la culpa puede considerarse una emoción social. Nos empuja a actuar y reparar lo que sentimos que hemos roto. Esto es lo que hace que la ausencia total de culpa sea potencialmente problemática. Es bueno tener una idea de las cosas que hemos hecho mal para poder cuidar bien a los demás. De hecho, la ausencia total de culpa se considera un síntoma tanto de los trastornos de conducta como de la personalidad, y puede indicar una falta de empatía.

Si bien la culpa puede tener efectos positivos, se ha relacionado el exceso de culpa con varios problemas de salud mental. Este sentimiento se ha relacionado a menudo con la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y es un síntoma de todos ellos en el DSM-IV. En un estudio, Saraiya et al. (2022) midieron los niveles de culpa entre pacientes con TEPT a intervalos regulares durante su tratamiento. Los resultados mostraron que los niveles más bajos de culpa estaban relacionados con menos síntomas de TEPT en los pacientes. En otras palabras, los pacientes que se sentían menos culpables estaban mejor en general. Este estudio también mostró que el tratamiento ayudó a reducir los niveles de culpa. Esto sugiere que si a menudo te sientes abrumado por la culpa, existen formas de obtener ayuda.

Lo que no es la culpa: culpa versus vergüenza

Ahora que sabemos qué es la culpa, es importante entender qué no es. La culpa suele confundirse con la emoción relacionada, la vergüenza, pero son dos emociones muy diferentes. Ambas emociones están centradas en uno mismo, lo que significa que nos hacen pensar cada vez más en nosotros mismos. Sin embargo, la culpa se centra en la acción, mientras que la vergüenza tiene que ver con nuestra identidad. Cuando nos sentimos avergonzados, sentimos que nuestros fracasos nos convierten en malas personas. Cuando nos sentimos culpables, sentimos que lo que hicimos estuvo mal. En otras palabras, «la culpa no amenaza [our] identidad central”, pero la vergüenza sí (Kazdin, 2000, p. 40).

Estos dos sentimientos también suelen dar lugar a conductas muy diferentes. Como se trata únicamente de nuestra conducta, la culpa puede llevarnos a buscar a los demás para disculparnos o reparar el daño causado. De esta manera, la culpa puede hacer que nos apartemos de nosotros mismos. La vergüenza, por otro lado, tiende a encerrarnos en nosotros mismos y a alejarnos de los demás. Como la vergüenza nos hace sentir inseguros sobre quiénes somos en el fondo, nos volvemos inseguros en nuestras relaciones. June Tangey, una investigadora que estudia estas emociones, dice que la vergüenza también está vinculada a la ira, mientras que la culpa está vinculada a la empatía (Tangney y Dearing, 2002).

Vídeo: Diferencia entre vergüenza y culpa

Mire el video a continuación para escuchar a la psicóloga Brene Brown describir la diferencia entre vergüenza y culpa y a dónde pueden llevarnos esos sentimientos.

¿Puede la culpa ser buena alguna vez?

Debido a que es un sentimiento tan desagradable, la culpa a menudo tiene mala reputación. Pero los estudios en psicología muestran que el sentimiento de culpa puede impulsarnos a adoptar conductas positivas. La culpa se ha relacionado con la conducta de ayuda. Eso significa que cuando nos sentimos culpables es más probable que ayudemos a otra persona (Miller, 2010). La culpa también puede hacernos más honestos. En un estudio, Ma et al. (2022) descubrieron que los niños en edad preescolar eran más propensos a ser honestos acerca de hacer trampa cuando se sentían culpables que cuando se sentían tristes.

Además, la culpa puede hacernos más propensos a la empatía. La empatía es la capacidad de comprender los sentimientos y el punto de vista de otra persona. Cuando sentimos empatía, es más probable que ayudemos a alguien y nos enojemos menos con él. Las investigaciones han demostrado que cuando nos sentimos culpables (en lugar de avergonzados) sentimos más empatía por la persona a la que hemos hecho daño (Kazdin, 2000).

Ejemplos de culpa

Podemos acabar sintiéndonos culpables cuando hacemos algo que va en contra de nuestros valores. A continuación, se ofrecen algunos ejemplos de situaciones en las que podríamos sentir este tipo de culpa:

  • Olvidando el cumpleaños de tu mamá
  • gritarle a un amigo durante una discusión
  • Comer pastel de chocolate cuando estamos a dieta
  • apresurándonos a realizar un trabajo en el que se esperaba que trabajáramos duro.

Aunque es menos común, algunos de nosotros (por ejemplo, quienes padecen codependencia) también podemos sentir culpa cuando hacemos lo que es mejor para nosotros, como ponernos a nosotros mismos en primer lugar, defendernos o tomar decisiones que son mejores para nosotros. Podemos sentirnos culpables si elegimos un restaurante que preferimos en lugar de uno que prefieren otros. O podemos sentirnos culpables por tomarnos el tiempo y el espacio que necesitamos para estar solos y dedicarnos al autocuidado. Este tipo de culpa a menudo puede ser tóxica, ya que puede impedirnos hacer lo que es mejor para nosotros y cuidarnos a nosotros mismos.

Complejo de culpa
El complejo de culpa se produce cuando una persona tiene la creencia constante de que ha hecho algo malo o que va a hacer algo malo. El complejo de culpa puede surgir de una culpa imaginada o percibida. Esta visión del mundo puede surgir de una crianza en la que se hizo que el niño se sintiera culpable por experiencias normales, como estar triste, enojado o tener deseos y necesidades de desarrollo normales. O puede surgir de ser el chivo expiatorio de los demás, de ser culpado por cosas que están fuera de su control o que son responsabilidad de otros.

¿De dónde surge la culpa? La etapa de iniciativa frente a la etapa de culpa

Ahora que sabemos qué es (y qué no es) la culpa, ¿de dónde surge y cuándo empezamos a sentirnos culpables por las cosas que hemos hecho mal? A medida que crecemos, aprendemos nuestro sentido del bien y del mal de nuestros padres. Los investigadores sostienen que esto empieza a suceder a los 3 años de edad (Tilghamn-Osborne et al., 2010).

Una teoría que puede ayudar a explicar el origen de la culpa es la de las etapas del desarrollo de Erik Erikson. Erickson fue un psicólogo que desarrolló una teoría según la cual hay una serie de ocho etapas por las que pasamos a medida que nos desarrollamos socialmente. Su tercera etapa explica el origen de nuestros sentimientos de culpa. Esta etapa, “iniciativa versus culpa”, se da en nuestros años preescolares, entre los 4 y los 5 años. En esta etapa, tomamos la iniciativa y aprendemos cosas nuevas. Empezamos a tener más control sobre nosotros mismos y a interactuar con más personas en nuevos entornos sociales. A medida que aprendemos de estas interacciones sociales, nos sentimos animados a tomar más iniciativa o sentimos que hemos fracasado. Si percibimos el fracaso, nos sentimos mal y podemos desarrollar la culpa.

Causas de la culpa

Un modelo de culpa sugiere que la culpa surge de las siguientes condiciones (Kubany, 2003).

  1. Un sentido de responsabilidad por lo sucedido
  2. Una sensación de violación de sus propios estándares o valores personales.
  3. Falta de justificación para hacer lo que hiciste

Diferentes tipos de culpa

A estas alturas, es posible que sepas mucho más sobre la culpa, qué es y de dónde viene. Sin embargo, existen muchos tipos diferentes de culpa que experimentamos. Exploremos algunos de ellos juntos.

Culpa del sobreviviente
La culpa del superviviente es un tipo específico de culpa que surge de una experiencia traumática. El trauma es cualquier cosa que supere tu capacidad de afrontar la situación o de permanecer en el momento presente. Hay muchos tipos de acontecimientos traumáticos, desde desastres naturales hasta abusos. A menudo, la culpa del superviviente la experimentan “personas que han estado expuestas a la muerte o la han presenciado y han sobrevivido” (Murray, 2021, pág. 1).

La rumia es un componente clave de la culpa del superviviente. La rumia consiste en pensar en el acontecimiento una y otra vez de una forma que se vuelve persistente y distrae del momento presente. La rumia también es un factor en otros problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad.

En muchos sentidos, la culpa del superviviente es una carga excesiva porque, a menudo, no había forma de cambiar el resultado del acontecimiento traumático. Aunque reflexionar sobre el acontecimiento y sentirse culpable puede parecer la respuesta adecuada en el momento, nos mantiene atrapados y nos impide vivir con atención plena. Afortunadamente, las investigaciones demuestran que, al hablar de las experiencias traumáticas con un profesional capacitado, la culpa del superviviente puede desaparecer.

Culpa por asociación
Se ha considerado que la culpa es una emoción social porque cumple la función social de reparar las relaciones. Sin embargo, este aspecto social de la culpa puede tener otra cara. La culpa por asociación es cuando la “responsabilidad por una mala acción” se “atribuye a una persona inocente…