Cruce de pelícanos: ¡no se lo puede perder!

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¿Cuántos peces capturaban los aztecas cada año en los lagos de la cuenca de México?

Cruce de pelícanos: ¡no se lo puede perder!

El Códice Florentino contiene una gran cantidad de folclore azteca; los ejemplos que contiene revelan aspectos de la vida cotidiana azteca en diferentes niveles: trabajo diario, supersticiones y números y formas sagrados/rituales… (Escrito/compilado por Ian Mursell/Mexicolore)

La imagen proviene del Libro 11 del Códice Florentino, titulado ‘Cosas terrenales’. Describe la vida cotidiana de, entre otros, la ‘gente del agua’ que se ganaba la vida pescando, pájaros y otras criaturas del lago de Texcoco. En este ejemplo, la gente local habla de los peligros de cazar el ‘atotolín’ (literalmente ‘pavo de agua’) o pelícano blanco americano.

Según el texto:-

‘Es el soberano, el líder de todas las aves… Este pelícano no anida en ningún lugar entre los juncos; siempre vive ahí en medio del agua, y se dice que es el corazón de la laguna porque vive en medio.

‘También hunde a la gente. Para hundirlos sólo convoca al viento; canta, grita. Los hunde solo cuando intentan atraparlo. Para atraparlo lo acechan dos, tres o cuatro días. Pero si no la alcanzan al tercer día, al cuatro día, la gente del agua se prepara y luego se reúne y se arma de valor para salir a morir. Porque esta es la costumbre de la gente del agua.

‘Para este pelícano, después cuatro días, se sienta a esperar a la gente del agua; descansa sobre la superficie del agua; se sienta mirándolos. Porque si no logran atraparlo cuatro días, al atardecer, cuando suena el quinto, la gente del agua sabe que es una señal de que van a morir; porque los que no la han captado han sido probados.

‘Y este pelícano cuando han fallado en dispararle por la puesta del sol del cuatro día, luego grita, grita como una grulla; convoca al viento para hundir a la gente. Entonces el agua hace espuma; entonces las aves acuáticas gritan sobremanera; se disponen como en filas sobre la superficie del agua: golpean [their wings]. Todo el pescado bien arriba. Y la gente del agua ya no puede ayudarse a sí misma, aunque se esfuerzan [their boats]. Sus brazos están simplemente entumecidos; es como si alguien los tirara hacia abajo. Entonces allí muere la gente del agua; ahí se hunde el barco…

‘Y cuando se puede atrapar al pelícano… agarran rápidamente y con firmeza su pico; luego lo echaron en la barca. Allí rápidamente lo destripan [while] todavía vive Lo destripan con un dardo [with] tres puntas en su cabeza, llamadas ‘minacachalli’.

‘Luego lo toman, después de lo cual le abren la molleja. Dentro hay una piedra verde preciosa [jade]; y si no una piedra verde, varias plumas preciosas hay dentro, en su molleja. Y si no encuentran una piedra preciosa o una pluma, [but] allí solo aparece un trozo de carbón, esto se convierte en una señal de que el cazador morirá. Pero para quien encuentra, quien toma de ella, una piedra preciosa o una pluma, se convierte en señal de que siempre podrá tomar, capturar, las diversas aves o peces; él prosperará…

¿Qué revelará el pecho del pelícano? (Click en la imagen para agrandar)

Esta gente del agua lo considera su espejo. Porque allí ven lo que cada uno debe merecer en su profesión como gente del agua.

Fuentes de imágenes e información.

Códice Florentino, Libro XI – imágenes escaneadas de nuestra propia copia de la edición facsímil de 3 volúmenes del Club Internacional del Libro, Madrid, 1994

Códice florentino, traducido/editado por Charles E Dibble y Arthur JO Anderson, School of American Research & University of Utah, 1974