Control Freak: Definición, Psicología y Características
El término “control freak” se utiliza para describir a alguien que tiene una poderosa necesidad de orden y control sobre su vida. ¿Cuál es la ciencia detrás de esta tendencia?
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Vivir en una cooperativa con otras doce personas, como he hecho yo durante varios años, significa renunciar a una gran parte del control. El baño puede estar ocupado durante largos períodos de tiempo, la mesa del comedor puede estar desordenada y lo que otras personas cocinen para nuestras comidas grupales depende totalmente de ellas. Cuando hablo con gente sobre la vida en cooperativa, algunas de ellas comentan que tener tan poco control sobre su espacio les resultaría muy difícil.
Creo que el término “obsesionado con el control” no hace más que aumentar el estigma en torno a la salud mental. Aplicar etiquetas estigmatizadoras a las personas que tienen un control excesivo (hay un término clínico para eso) no les ayudará a controlar sus tendencias excesivas. Pero podemos hablar del control excesivo como una tendencia humana, echando un vistazo a la literatura psicológica para ver cómo funciona y cómo las personas gestionan este aspecto de sus personalidades.
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¿Qué es un maniático del control? (Una definición)
Para algunas personas, el exceso de control está relacionado con un impulso hacia el perfeccionismo (Lynch et al., 2016). El miedo al fracaso o a la imperfección puede hacer que las personas eviten situaciones que pueden no salir bien y que controlen su entorno tanto como sea posible. El exceso de control también puede ser una respuesta a la depresión (Lafrance y Stoppard, 2006); en un estudio de mujeres que habían estado deprimidas, describieron que tenían expectativas poco realistas de sí mismas y esperaban que si tan solo pudieran perfeccionar sus espacios domésticos o a sí mismas como esposas y amas de casa, su depresión se aliviaría.
En algunas personas, la tendencia al control excesivo es tan intensa y rígida que se las puede diagnosticar con el llamado trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva (TOCP) (Koutoufa y Furnham, 2014). Se trata de un diagnóstico psiquiátrico poco comprendido que, aunque suena similar al trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), en realidad es bastante diferente. La característica distintiva del TOC es la preocupación obsesiva por las consecuencias negativas de la vida, que se controla mediante la participación en conductas compulsivas que parecen reducir la preocupación (Asociación Estadounidense de Psiquiatría, 2013). Las personas con TOCP no se involucran en rituales ni compulsiones; en cambio, intentan gestionar toda su vida con el mayor control posible.
En realidad, la superposición entre el TOC y el TOCP es bastante pequeña (Albert et al., 2004). Las personas con TOC pueden ejercer control en algunas áreas específicas de sus vidas, ya que tienen miedos muy específicos del contexto, como dejar el horno encendido. En el resto de sus vidas, pueden moverse libremente y sin necesidad de controlar sus circunstancias. Por otro lado, las personas con TOCP evitarán muchas situaciones o intentarán controlar rígidamente casi cualquier situación en la que se encuentren.
Lo opuesto a ser un maniático del control
Características y personalidad de un fanático del control
El exceso de control es un rasgo más común en las mujeres que en los hombres y parece estar presente en entre el 2% y el 8% de la población (APA, 2013). Un rasgo definitorio de estas personas (y, lo que es más importante, algo que las diferencia de las personas con TOC) es que, por lo general, no consideran que su comportamiento sea perjudicial o indeseable. Muy por el contrario, las personas excesivamente controladoras suelen considerar que sus comportamientos reflejan valores fundamentales y objetivos personales muy importantes que poseen (Taylor et al., 2011). En otras palabras, una persona con TOC puede sentirse muy frustrada por sus comportamientos compulsivos y no querer que otras personas sepan de ellos. Pero cuando se trata de personas a las que podríamos llamar fanáticos del control, su nivel excesivo de control parece esencial para quienes son y tal vez incluso lo perciban como una de sus mejores cualidades.
Psicología de los fanáticos del control
Este fenómeno de intentar controlar el mundo exterior puede ser especialmente común en personas que crecieron en entornos muy inestables o peligrosos. Por ejemplo, la mayoría de las personas con TOCP informan haber sufrido abusos en la infancia, generalmente negligencia (Battle et al., 2004), por lo que tiene sentido que, como adultos, intenten organizar sus vidas para minimizar la probabilidad de experiencias inesperadas y dolorosas.
Otro aspecto es el de los rasgos de personalidad. Las personas con un alto nivel de control excesivo tienden a tener un nivel muy alto de escrupulosidad y un nivel bajo de extroversión y apertura a la experiencia (Reynolds y Clark, 2001). Tal vez puedas ver cómo esta combinación de rasgos predispone naturalmente a alguien a ser muy controlador: tienen una preferencia natural por el orden y una baja tolerancia a las interacciones sociales y las situaciones novedosas.
Un buen número de personas con un alto nivel de control excesivo también son muy indecisas e incluso pueden llegar a convertirse en acaparadoras con el tiempo (Riddle et al., 2016). Pueden llegar a estar tan preocupadas por averiguar la forma correcta de hacer algo que no logran ponerse en acción, y pueden llegar a estar tan preocupadas por necesitar un objeto en algún momento en el futuro que simplemente no pueden soportar separarse de él.
El controlador en una relación
El enfoque de los hipercontroladores en ser analíticos y seguir reglas también puede dificultarles prestar atención y sentir empatía por los sentimientos de su pareja (Cain et al., 2015). Esto puede suceder especialmente en el caso de los hombres hipercontroladores.
Síntomas de la obsesión por el control
Otro síntoma del exceso de control es que resulta muy difícil disponer de tiempo sin estructura (Villemarette-Pittman et al., 2004). Una persona con exceso de control planificará sus días con el mayor detalle y organización posible. Cuando se enfrente a una oportunidad de relajarse, probablemente rechazará la posibilidad y buscará en cambio más formas de ser productiva o de crear más orden en su vida.
Además, las personas con un alto nivel de control excesivo se dedican a construir y mantener sistemas en sus vidas (Baron-Cohen, 2006). Si bien esto puede convertirlas en excelentes gerentes de empresas, familias o grupos sociales, está impulsado por un deseo de comprender y tener el mayor control posible sobre estos sistemas, lo que significa que es probable que estas personas se resistan firmemente a los cambios que puedan ocurrir en dichos sistemas. La capacidad de predecir con gran precisión lo que sucederá en un sistema determinado suele ser más importante para ellas que lo bien que se sientan los demás acerca de cómo funciona el sistema. Por ejemplo, una persona con un nivel de control excesivo podría resistirse a la sugerencia de que su club de lectura se reúna treinta minutos más tarde de lo habitual o de que la familia cambie de aerolínea para aprovechar tarifas muy reducidas.