Cómo verse a sí mismo a través de los ojos de los demás

Tú y yo podemos hablar, podemos estirarnos y tocarnos el brazo y podemos vernos, pero nunca podemos saber exactamente lo que está pasando en la cabeza del otro.

Es por eso que la ciencia psicológica es tan difícil y es por eso que comprender a los demás a veces puede ser tan difícil. También es por eso que entender cómo nos ven los demás es tan difícil.

Incluso el menos narcisista de nosotros dedica algún tiempo a tratar de averiguar cómo nos ven los demás: ¿nos encuentran atractivos, inteligentes, dignos de confianza, divertidos?

Puede que las noticias no siempre sean buenas, pero aun así sería fascinante saberlas.

La investigación muestra que normalmente tratamos de averiguar cómo nos ven los demás al pensar en cómo nos vemos a nosotros mismos y luego extrapolar a partir de eso. El problema con este enfoque es que, en diversos grados, todos sufrimos de un ‘sesgo egocéntrico’: pensamos que estamos en el centro del mundo y que todo se trata de nosotros. No deberíamos ser culpados por esto, es una consecuencia natural del hecho de que estamos encerrados dentro de nuestras propias cabezas.

El problema es que otras personas no comparten nuestra propia visión egocéntrica de nosotros mismos. No nos ven filtrados a través de nuestras creencias, actitudes e intenciones personales. En cambio, nos ven filtrados a través de sus propio percepciones Por eso nos resulta difícil vernos a nosotros mismos a través de los ojos de los demás.

pensar de forma abstracta

Parte de la razón por la que nos equivocamos tanto es que seguimos el consejo estándar de ponernos en el lugar de los demás para comprender su perspectiva. Sin embargo, como un nuevo estudio publicado en ciencia psicológica muestra, esta no siempre es una técnica efectiva.

En cambio, basándose en algunos experimentos realizados recientemente, Eyal y Epley (2010) recomiendan utilizar el pensamiento abstracto para tener una mejor visión de cómo te ven los demás.

En un experimento crucial, los investigadores dividieron a los participantes en dos grupos para comparar su capacidad de verse a sí mismos desde el exterior. Los participantes intentaban juzgar qué tan atractivos eran para otra persona. El primer grupo adoptó la táctica estándar de ponerse en el lugar de la otra persona, mientras que al segundo grupo se le pidió que imaginara que la otra persona los calificaría dentro de varios meses.

Las personas que intentaban ponerse en el lugar de la otra persona eran terribles en la tarea. De hecho, no hubo asociación entre cómo pensaban que los demás los calificarían y cómo realmente los calificaron. Parece que cuando tratamos de juzgar cuán atractivos somos para los demás, ponernos en sus zapatos no funciona.

Pero cuando los participantes pensaron en su yo futuro, una técnica que fomenta el pensamiento abstracto, su precisión aumentó considerablemente. No dieron en el clavo, pero lo hicieron mucho mejor.

Este experimento sugiere que la forma detallada y de bajo nivel en que tendemos a pensar sobre nosotros mismos nos impide comprender cómo nos ven los demás. Uno pensaría que seríamos capaces de juzgar cuán atractivos somos para los demás, después de todo, todos tenemos acceso a los espejos, pero en realidad nos resulta difícil. De alguna manera estamos cegados por lo mucho que sabemos. Sin embargo, pensar en nosotros mismos en el futuro mueve nuestra mente a un nivel más abstracto, lo que nos permite vernos mejor a nosotros mismos a través de los ojos de los demás.

Vergüenza diaria

Aunque no se examina en esta investigación, nuestra relación con otra persona afecta la precisión con la que nos vemos a nosotros mismos a través de sus ojos. Es mucho más probable que tengamos una visión precisa de cómo nos ve nuestra familia. Es probable que la técnica de pensar de manera abstracta funcione mejor para las personas que no conocemos tan bien.

Aún así, el pensamiento abstracto puede ser útil en muchas situaciones cotidianas, particularmente en las vergonzosas (p. ej., derramar una bebida). Podemos imaginar que otros nos juzgarán torpes e imprudentes, pero en general los observadores adoptarán una perspectiva más amplia: saben que es fácil de hacer y que, a la larga, no supone ninguna diferencia.

La enorme brecha entre nuestra experiencia de nosotros mismos y la forma en que los demás nos ven contribuye a nuestro problema para determinar cómo nos evalúan los demás. Cuando nos miramos a nosotros mismos no podemos ver el bosque por todos los árboles. Pensar de manera abstracta nos permite alejarnos y enfocar todo el bosque.

Referencia

Eyal, T. y Epley, N. (2010). Cómo parecer telepático: permitir la lectura de la mente mediante la combinación de Construal. Ciencia psicológica. DOI: 10.1177/0956797610367754.

Foto de Flickr de Sunny Ladback LA