No es frecuente que otra persona nos dé el cierre que deseamos.
Esto significa que debemos descubrirlo por nuestra cuenta. El perdón es la forma en que encontramos la paz, sin importar si nos la quieren dar o no.
En la vida, tenemos que darnos cuenta de cómo liberarnos. No le corresponde a otro (jamás) hacernos felices o sentirnos en paz. Es maravilloso que las personas puedan ayudarnos a crear un espacio de bienestar con nosotros, pero si dependemos de ellos para hacerlo, sin duda nos sentiremos decepcionados.
Otras personas tienen sus propios planes. Se llama «su vida». Esto significa que nunca debemos dejar de vivir lo que llamamos “nuestra vida”.
Nuestra experiencia humana está llena de relaciones. Esto es lo que hacemos como humanos. Tenemos una necesidad innata de conectarnos. A veces, estas relaciones durarán años, toda una vida, un segundo, y otras pueden durar unos meses o días.
Nunca sabemos realmente cuánto tiempo deben estar las personas a nuestro lado. Es uno de esos fantásticos misterios de la vida que siempre nos mantiene adivinando. Tampoco sabemos cuándo ocurrirá el conflicto, cómo se resolverá o si se podrá resolver.
El Dalai Lama, un hombre considerado por muchos como la cara pública del budismo, sabe un poco sobre esta incertidumbre en la vida y en las relaciones. Siendo el líder espiritual y político del pueblo tibetano, el Dalai Lama ha enfrentado el conflicto toda su vida.
El Tíbet fue invadido por el nuevo régimen comunista de China en 1959 y, desde entonces, ha ejercido soberanía sobre el pueblo tibetano y sus prácticas espirituales y culturales.
Esta invasión no se hizo con gentileza, y el renombrado historiador y luchador por la libertad, Alexander Solzhenitsyn, ha descrito el gobierno de China en el Tíbet como “más brutal e inhumano que cualquier otro régimen comunista en el mundo”. Los chinos desmantelaron sistemáticamente todos los grandes monasterios del Tíbet y también destruyeron la mayoría de los textos sagrados y documentos históricos.
A pesar de esto, el Dalai Lama se mantuvo tan positivo en sus relaciones con los chinos –incluso después de tener que huir de su propio país debido a dicha ocupación– que obtuvo el profundo honor del Premio Nobel de la Paz a finales de los años 80.
Hasta el día de hoy, los chinos mantienen el control del Tíbet y el Dalai Lama no ha regresado a vivir a su tierra natal. Las condiciones de los derechos humanos se describen actualmente como “pésimas” en el Tíbet.
El líder del pueblo tibetano ha dedicado su vida a intentar establecer comunicaciones pacíficas con los chinos y recuperar la soberanía de su país de origen. Sin embargo, la resolución para él aún no se ha producido.
Sin embargo, enseña que a pesar de cómo la gente nos responda (o no responda), debemos tratarlos con amabilidad. El Dalai Lama todavía considera a los chinos sus hermanos y hermanas y continuamente los perdona sin reservas.
“Sé amable siempre que sea posible. Siempre es posible”. ~ el Dalái Lama
La bondad es uno de los principios fundamentales del perdón. El Dalai Lama enseña que perdonamos porque ya no queremos aferrarnos al veneno de la ira. En cambio, debemos promover la ecuanimidad en nuestras vidas y en las vidas de los demás.
En el libro, La sabiduría del perdóndice el Dalái Lama, “Tan pronto como me despierto… mis primeros pensamientos: Buda y su enseñanza de la compasión, su enseñanza de la interdependencia”.
¿Y si todos pudiéramos despertarnos de esta manera? No importa cómo nos haya tratado (o no) otra persona, ¿qué pasaría si pudiéramos tener nuestros primeros pensamientos sobre tratar de mantener el amor en lugar de la ira? El hecho de que algo no haya salido como queríamos no significa que ahora debamos ser agresivos unos con otros para afirmar de algún modo nuestra “justicia” al sentirnos heridos.
Al describir sus tratos con los chinos, el Dalai Lama dice: “Pero si miras el mundo actual, ¿cuál es la solución al conflicto? ¿Será la violencia… la solución al conflicto? No… el camino de la paz es realista”.
La paz se encuentra a través de nuestra propia capacidad de cultivar el perdón. ¿No preferiríamos que la compasión impregnara nuestras vidas?
“Si desarrollo malos sentimientos hacia aquellos que me hacen sufrir, esto sólo destruirá mi propia tranquilidad. Pero si perdono, mi mente se calma”. dice el Dalái Lama.
Este es el camino para nosotros también. Para sentir ecuanimidad y amor, perdonamos. Sé que casi suena demasiado simple. Pero las cosas simples suelen tener los resultados más efectivos.
Cerrar el conflicto o el sufrimiento con otro no significa que nos involucremos en lo que crearía más dolor. No, al igual que el Dalai Lama, elegimos el perdón.
~
Autor: Sarah Norrad
Imagen: Flickr/Christopher Michel
Montaje: Yoli Ramazzina